10 enero 2007

El trabajo sucio (el acercamiento)

Hoy les hablaré, estimados lectores, de un tema, que es general para muchos muchos muchos currantes y que para mí deja en entredicho todo el sistema jerárquico y de responsabilidades en muchas empresas. Para no pocas de ellas es un paradigma que cuanto más alto estás, más vales y más has hecho por la empresa. Pero, ¿hasta que punto es cierto en muchas de ellas? ¿qué pasa con los trepas, los lameculos y toda una serie de fauna cada cual más carroñera que la anterior? A pesar de que ocurra esto, ¿no es más triste y penoso que los propios gerentes se dejen seducir por sus artes, que valoren sus palabras vacías y halagos nada disimulados, por el solo hecho de saciar su acomplejado ego o camuflar su ineptitud y su absurdo sistema de valores, basado en "vales más por lo que aparentas que por lo que haces"?
No voy a hablar de ninguno de estos estamentos, sino lo voy a enfocar desde el punto de vista de los que hemos estado abajo (el mío en este caso). El tema en cuestión es: el trabajo sucio.
¿Qué es el trabajo sucio? Para mí, son una serie de tareas y responsabilidades desarrolladas y ejecutadas fielmente, con actitud y aptitud, que son fundamentales para el funcionamiento de una empresa, pero que son ignoradas, vejadas y humilladas por parte de las categorías dirigentes, aún sabiendo lo valiosas que son. Aún sabiendo que el reemplazo de las personas de confianza que las realizan, es extremadamente difícil, pero manteniendo a toda costa el yo estoy arriba y tú estás abajo y te jodo lo que quiero y cuando quiero, porque sé que vas a seguir ahí aguantando y sacándome las castañas del fuego.
Unos años antes de trabajar en esa empresa de informática cuyo nombre me irrita pronunciar, estuve trabajando (mientras estudiaba) un año y medio en el pub de moda de la capital de mi provincia. Por aquel entonces iba lo más pijo y lo más "cool" de toda la ciudad, provincia, región, estado y más lejos. Tenía mucho renombre, aunque la calidad del servicio, no era proporcional a sus precios y a su supuesta categoría. No porque los empleados no lo quisiéramos, sino porque los dueños iban a sacar la máxima tajada, antes de fundir el negocio. Yo trabajaba como "office" es decir, el pringadillo que recogía y lavaba los vasos, ponía hielo, llenaba las neveras de refrescos, reponía botellas, etc... Eramos dos y muchas veces sólo yo, para cubrir hasta tres barras. Nuestro trabajo era fundamental para que todo funcionara. Si hubiesemos fallado, todo el sistema se hubiera ido abajo. Podía subsistir, aunque a las camareras no les gustaba ensuciarse las manos y el servicio estaría seriamente mermado. Empezábamos a trabajar antes que nadie y terminábamos mucho despues que los demás. Me di cuenta de que si tienes unas buenas tetas, el trabajo es menos sufrido. Lamentablemente yo era tío y de apariencia corriente X-D. Recuerdo pasarme 10 horas seguidas literalemente corriendo, corriendo y corriendo, para atender a todo, y cuando tenía un momento libre , me tenía que poner a servir copas, o atender pedidos e incluso llegúe a ser encargado un par de veces. Pero por mi condición de ser pringadillo y "estar plano" ;-) mis jefes no consideraban mi trabajo igual al de las camareras, aún cuando hacíamos el doble que ellas y su propio trabajo cuando no tenían ganas de trabajar, es decir, cuando decían que les había dado una lipotimia. Cobrábamos mucho menos y nos trataban mucho peor, a pesar de ser las personas de confianza: las únicas a las que nos daban las llaves de todo y nos permitían el control del almacén, las cajas registradoras, etc... Es así. La versión es que las camareras atraen a los clientes... pero eso no quita que nosotros desempeñáramos nuestro trabajo de una forma más profesional, abnegada y diligente. Aún conscientes de eso, nuestros jefes nos pisaban. En una borrachera de uno de ellos (cuando todo hombre dice la verdad), el tipo nos comentó: "al único que yo contrataría de todos, para cualquier trabajo, es a Erkemao". Y yo: "¡Qué bien!" y pensaba: "¡Pero págame más y jódeme menos!"
La conclusión de todo esto, es que tus jefes saben la valía del trabajo sucio y de quienes tienen que realizarlo, pero a pesar de ello, remunerarán más a otros, que saben que son unos pelotas. Paradójicamente, lo que no se atreven a decirles a ellos, lo pagan contigo.
Para no aburrirles demasiado, les explicaré en el próximo post, como era el trabajo sucio en la empresa de informática, y realmente veremos, que da igual la rama laboral en la que te muevas. Ocurre lo mismo en todos lados. Muchos jefes son unos cobardes que tratan de olvidar tu valía mediante indirectas, broncas y cualquier cosa que les pueda apagar por un momento el remordimiento de sus acciones y sus complejos de inferioridad ante otros trabajadores, a los que en secreto admiran o desean, aunque estos últimos no hagan nada o su labor pueda ser "cuestionada" (por los demás empleados, no por los jefes).

2 comentarios:

Isaac Morán dijo...

Este post nos prepara el cuerpo para el siguiente.

Erkemao dijo...

jajaja, serán muy suaves las entradas. Espero que puedan añadir cosas.