25 enero 2007

Tres jornadas llegando de madrugada

Hace unas pocas entradas en "La moto", les comenté subrepticiamente* que había regresado a la empresa a la 1 ó las 2 de la madrugada, durante tres días seguidos. El gran honor de este logro se lo debemos a mi estimado jefe. Como gerente que se precie, desconoce los límites de la física, los límites de tráfico, los límites biológicos y cualquier otro límite que no le convenga. Esto me recuerda a una viñeta de Mafalda, en la cual, Manolito dice: "lo único que te pueden hinchar sin que te duela, es el bolsillo". En uno de esos primeros meses del 2003, si mi memoria no falla, al llegar al trabajo, mi jefe me comenta: "deja todo lo que tengas que hacer, porque tienes que ir al sitio X (a unos 80 kilómetros) para que tires unos cables y configures una red y no se cuantas cosas más. Eso sí, trátalos muy bien, tómate el tiempo que te haga falta para enseñarles a usar el ordenador e Internet y que se queden contentos". Ya esto me olía mal, cuando tienes que enseñar... el tiempo pasa volando O_o. Además esta era la empresa de motos cuyo comercial puso a caldo a mi jefe en varias ocasiones. "Y ya que** vas para allá, y para no tener que ir dos veces (apréciese el sarcasmo: no dos, sino tres), pásate por la asesoría de Y, luego vete a ver a mi amigo Z que tiene un problema con no se qué, y después vete al cliente W para que le lleves un ordenador, impresora, escáner, ponerle el Internet, etc, etc, etc..." Bien, mi horario teórico era de 3 de la tarde a 9 de la noche. El sitio al que tenía que ir estaba a una hora de viaje ida y otra vuelta, si no había complicaciones por el tráfico. No conocía el primer lugar al que iba, así que ya iba a tardar más tiempo. El resto de lugares estaban entre 5 y 10 kilómetros, si iba del primero al siguiente más cercano, si no... pues más distancia. Cada uno quería ser atendido a una buena hora, ni pronto ni tarde. Ni recurriendo al milagro de los panes y los peces, podría hacer eso que me decía mi jefe. El primer día estuve a tiempo completo en el primer cliente, y aún así me faltaron cosas que hacer. Tuve que hacer esperar a los otros hasta el día siguiente y a uno empezarle algo a la 11 de la noche. El día siguiente me pasó lo mismo con otro y otra vez llamar, disculparme y quedar para más tarde o el día posterior con los demás. Nuevamente llegué a uno de los clientes a las 12 de la noche. El tipo me dijo (mosqueado): "mira, si no te importa, mañana vienes a mi primero que estoy harto de acostarme a las tantas y tengo que madrugar todos los días". La tercera jornada, tres cuartos de lo mismo, y como de costumbre vuelta a la empresa cuando los vampiros ya se habían echado a dormir. Esos días fueron correr para un lado y para el otro como un loco. Los "pequeños problemas" y "fáciles trabajos" que suponía el gerente, eran todo lo contrario. A pesar de ello, resolví todo lo que tenía que resolver, e hice todo lo que se me había ordenado hacer. Como pueden suponer, después de todos estos post, esas noches no descansaba, sino que mal dormía esperando el día siguiente. Mi jefe, por supuesto, ajeno a todo dolor. Me lo imagino mirando el reloj a las 9 de la noche y pensando: "éste no ha llegado todavía, seguro que está holgazaneando por ahí".

* Según La Real Academia Española:

subrepticiamente.



1. adv. m. De manera subrepticia.

subrepticio, cia.

(Del lat. subreptitĭus).

1. adj. Que se pretende u obtiene con subrepción.

2. adj. Que se hace o toma ocultamente y a escondidas.

subrepción.

(Del lat. subreptĭo, -ōnis).

1. f. Acción oculta y a escondidas.

2. f. Der. Ocultación de un hecho para obtener lo que de otro modo no se conseguiría.

** Según Erkemao

ya que

(Del morrónico. aprovechando que estás aquĭ, -no te vas a escapar sin hacerme un trabajōnis).

1. v. intransigente Acción zalamera y coercitiva por la cual se obliga a un técnico a quedarse en un sitio donde ya había terminado su trabajo y tenía firmado el parte de horas.

2. ni f. ni m. Tomadura de pelo por la cual tu jefe te envía a hacer más trabajo del que es posible en un tiempo determinado, aún sabiéndolo.

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