Le he estado dando vueltas a la cabeza estos últimos días tratando de buscarle una moraleja a todo este cuento. Alguna frase o palabra que pueda resumir la esencia de lo que he querido transmitir con este blog. Creo que la he encontrado. La he repetido inconscientemente en varios de los últimos post. Pero antes de desvelarla, intentaré hacer otro ejercicio: expresar algunas conclusiones que se puede extraer de esta experiencia.
Una de las primeras podría ser la consciencia de valor del trabajo personal. Independientemente de las capacidades profesionales de cada uno, ya que estas mejoran y ganan calidad con el tiempo y el esfuerzo, todos tenemos que tener presente que, en la mayoría de los casos, no se nos contrata por amor al arte, sino por desempeñar una labor que produzca un beneficio. No debemos dejarnos embaucar por elocuciones victimistas o despreciativas de superiores que intentan rebajar el valor de lo que hacemos. Una prueba de ello, es seguir contratados, aunque eso no signifique que a empleados de valía demostrada se les liquide sin más. Ese ha sido uno de los principales errores que he cometido en un par de trabajos, negarme a mí mismo mi esfuerzo y eficiencia en las actividades que realizaba. Fruto de ello conseguí que mi jefe me explotara poniendo constantemente en duda mi capacidad.
Otro punto interesante es la marcha de la empresa. Si aplicamos el primer punto y desde la dirección hay una queja continua achacada a problemas económicos, falla algo y no es el trabajador. Tal vez no sea de nadie, pero no es oportuno adquirir una culpa que no se tiene. En mi caso, mis esfuerzos no se tradujeron en beneficio, porque quien tenía la responsabilidad de convertir la eficacia de nuestro trabajo en dinero, no lo hizo, pero sin embargo no dudó en atribuir a los técnicos la culpa de algo para lo cual no habían sido contratados, es decir, administrar una empresa.
Tu tiempo vale dinero. Vale dinero porque este es el referente de intercambio universal, es decir, a tu bienestar, que no se puede valorar, se le ofrece una retribución que intenta ser justa dentro de lo posible. Cuando haces horas de más, pierdes horas de sueño o renuncias a cualquier otro tiempo de tu vida por la empresa, eso tiene que tener una compensación: metálico, especie, tiempo, etc... El mismo hecho de esa renuncia merece un "GRACIAS". No es una rutina, no es un deber, es un hecho excepcional que demuestra la buena disposición de los empleados hacia sus empleadores. El no hacerlo tampoco constituye un delito, porque frente a las prioridades de un sujeto jurídico existen las prioridades de una persona física; y ¿quién puede decidir cuales son las más importantes? Yo ahora tengo muy clara la respuesta.
El error existe y lo comenten tanto empleados como jefes. Influyen tanto a unos como a otros. Hay que buscar la manera de solucionarlo y minimizar sus consecuencias. En cualquier caso, no es atribución de un responsable renegar de sus responsabilidades sobre todo cuando se le paga para ello.
El empleado no es un ser inferior supeditado a los complejos de inferioridad o superioridad de los responsables que les siguen en el orden jerárquico. La relación laboral es una relación de iguales en la que ambas partes intercambian lo que tienen: factor trabajo o factor capital. Esta relación se rige por unas normas que hay que cumplir, pero en ningún caso se trata de una relación de vasallaje o sometimiento, por mucho que algunos empresarios, jefes o gerentes aún no lo entiendan.
Son pocas pero suficientes, con el tiempo añadiré alguna más. Animo a cualquiera que haya leído el blog y haya extraído sus propias conclusiones a que las comente.
Finalmente, la gota en la que se recoge toda la esencia de lo que cuenta este diario se llama RESPETO*. Esa es la clave de todo lo que me sucedió durante esos largos y penosos años de servidumbre. Primeramente RESPETO hacia uno mismo, a no menospreciarse. Se puede ser más o menos diligente, pero eso lo corrige la voluntad, el esfuerzo y la experiencia. Uno debe valorar su trabajo y no permitir que nadie ( y menos un irresponsable e incompetente) lo ponga en duda. En segundo lugar, RESPETO por parte de tus compañeros, clientes y superiores. Esta es la moraleja de la "fábula" de Erkemao. Incluso aquellos que deciden obviar este derecho tan elemental acaban encontrando la horma de su zapato.
Una de las primeras podría ser la consciencia de valor del trabajo personal. Independientemente de las capacidades profesionales de cada uno, ya que estas mejoran y ganan calidad con el tiempo y el esfuerzo, todos tenemos que tener presente que, en la mayoría de los casos, no se nos contrata por amor al arte, sino por desempeñar una labor que produzca un beneficio. No debemos dejarnos embaucar por elocuciones victimistas o despreciativas de superiores que intentan rebajar el valor de lo que hacemos. Una prueba de ello, es seguir contratados, aunque eso no signifique que a empleados de valía demostrada se les liquide sin más. Ese ha sido uno de los principales errores que he cometido en un par de trabajos, negarme a mí mismo mi esfuerzo y eficiencia en las actividades que realizaba. Fruto de ello conseguí que mi jefe me explotara poniendo constantemente en duda mi capacidad.
Otro punto interesante es la marcha de la empresa. Si aplicamos el primer punto y desde la dirección hay una queja continua achacada a problemas económicos, falla algo y no es el trabajador. Tal vez no sea de nadie, pero no es oportuno adquirir una culpa que no se tiene. En mi caso, mis esfuerzos no se tradujeron en beneficio, porque quien tenía la responsabilidad de convertir la eficacia de nuestro trabajo en dinero, no lo hizo, pero sin embargo no dudó en atribuir a los técnicos la culpa de algo para lo cual no habían sido contratados, es decir, administrar una empresa.
Tu tiempo vale dinero. Vale dinero porque este es el referente de intercambio universal, es decir, a tu bienestar, que no se puede valorar, se le ofrece una retribución que intenta ser justa dentro de lo posible. Cuando haces horas de más, pierdes horas de sueño o renuncias a cualquier otro tiempo de tu vida por la empresa, eso tiene que tener una compensación: metálico, especie, tiempo, etc... El mismo hecho de esa renuncia merece un "GRACIAS". No es una rutina, no es un deber, es un hecho excepcional que demuestra la buena disposición de los empleados hacia sus empleadores. El no hacerlo tampoco constituye un delito, porque frente a las prioridades de un sujeto jurídico existen las prioridades de una persona física; y ¿quién puede decidir cuales son las más importantes? Yo ahora tengo muy clara la respuesta.
El error existe y lo comenten tanto empleados como jefes. Influyen tanto a unos como a otros. Hay que buscar la manera de solucionarlo y minimizar sus consecuencias. En cualquier caso, no es atribución de un responsable renegar de sus responsabilidades sobre todo cuando se le paga para ello.
El empleado no es un ser inferior supeditado a los complejos de inferioridad o superioridad de los responsables que les siguen en el orden jerárquico. La relación laboral es una relación de iguales en la que ambas partes intercambian lo que tienen: factor trabajo o factor capital. Esta relación se rige por unas normas que hay que cumplir, pero en ningún caso se trata de una relación de vasallaje o sometimiento, por mucho que algunos empresarios, jefes o gerentes aún no lo entiendan.
Son pocas pero suficientes, con el tiempo añadiré alguna más. Animo a cualquiera que haya leído el blog y haya extraído sus propias conclusiones a que las comente.
Finalmente, la gota en la que se recoge toda la esencia de lo que cuenta este diario se llama RESPETO*. Esa es la clave de todo lo que me sucedió durante esos largos y penosos años de servidumbre. Primeramente RESPETO hacia uno mismo, a no menospreciarse. Se puede ser más o menos diligente, pero eso lo corrige la voluntad, el esfuerzo y la experiencia. Uno debe valorar su trabajo y no permitir que nadie ( y menos un irresponsable e incompetente) lo ponga en duda. En segundo lugar, RESPETO por parte de tus compañeros, clientes y superiores. Esta es la moraleja de la "fábula" de Erkemao. Incluso aquellos que deciden obviar este derecho tan elemental acaban encontrando la horma de su zapato.
* Según la Real Academia Española
respeto.
(Del lat. respectus, atención, consideración).
1. m. Veneración, acatamiento que se hace a alguien.
2. m. Miramiento, consideración, deferencia.
3. m. Cosa que se tiene de prevención o repuesto. Coche de respeto.
6. m. germ. espada (‖ arma blanca).
7. m. germ. Persona que tiene relaciones amorosas con otra.
8. m. pl. Manifestaciones de acatamiento que se hacen por cortesía.
9 comentarios:
Suscribo totalmente tus conclusiones. Yo añadiría también la palabra DIGNIDAD.
Por supuesto que el respeto y la dignadad (como lo menciona Nasghoul) son la clave en la jerarquía de valores, aunque luego se pierdan estos en cualquier momento, bien sea por nosotros mismo o por terceros, la cosa está en rectificar, pués somos humanos y nos equivocamos, lo importante es no quedarnos estancados en nuestros errores.
No me gusta hablar de mi jefa porque nunca se sabe quien te lee, pero hoy me animo.
En su caso, ella es una persona apegada a un sentimentalismo absurdo y esto la hace ser parcial al momento de tomar decisiones importantes, he visto como fuera de una mala intención (como persona) ha perjudicado a algunos compañeros y ha beneficiado poniendo en ventaja a otros.
Yo aplico la de la supervivencia, asi que mientras no me afecte, no actuo, pero las veces que su negligencia a tenido efecto sobre mi trabajo, me le planto de frente y con todo RESPETO (por ser mi jefa) le hago saber mis motivos y le exijo RESPETO, tal cual como se lo doy yo.
Siempre he creido que podemos dejar pasar una, dos ya es mucho. Claro! yo trabajo en un organismo público, donde de alguna manera los jefes tienen otros jefes (siempre) y sus atropellos al final tienen su efecto boomerang si quieren pasarse de listo.
Tengo un historial de malas experiencias en otros trabajos, nunca las menciono porque además de no tener ninguna importacia para mi (a estas alturas de mi vida), TU ERES EL PROTAGONISTA, así que para que robarte el show jejeje
Besos ERKE...
nasghoul, cierto. Dignidad.
kt, pues mira, una de las utilidades de este blog es comentar otras experiencias laborales, o por lo menos animar a hacerlo ;)
Me encanta tu actitud en el trabajo, es la que tenía que haber tomado yo desde el principio. Me hubiera ahorrado muchos problemas.
Besos kt.
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Acabo de leer tus ultimas entradas al blog, que por cierto, son de hace mucho... por si aun lees esto. Enhorabuena por este fantastico documento, que ilustra (desde unas circunstancias un poco extremas) la situacion laboral en muchas empresas espanyolas.. aun asi tu experiencia es muy muy mala.. espero que todo vaya mejor.
Saludos, y respeto.
Manolo.
Hola Manolo,
gracias por pasarte y comentar. Los post son un poco antiguos, pero el blog no está cerrado. Digamos que hay más informaciones que tengo que publicar. De momento, esperando que se cierren un par de temas. Luego ya se verá.
Aunque parezca un poco extrema mi experiencia, la verdad es que es el día a día en muchas empresas. Lamentable.
La situación actual no le ha podido venir mejor a algunos sinvergüenzas... y como dice la gente: "¿dónde están los sindicatos?"
enhorabuena, erkemao, esperamos que no te aburras y sigas contándonos tu vida. Ánimo. Espero que ahora sea para mejor.
Gracias anónimo. Ya casi no le echo un vistazo a los comentarios porque casi todo es spam, así que me alegra ver que todavía hay comentarios serios. Quedaban algunas cosas por contar, pero todavía tengo la documentación en manos del abogado y quería escanear un par de cosas para añadir al blog. A ver si un poco más adelante puedo disponer de ella y revisar algún post que se quedó como borrador, pero que nunca se llegó a publicar.
Gracias y saludos.
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