01 julio 2007

La incondicional del jefe

Mientras tanto, una de mis principales actividades consistía en buscar información sobre el cierre de la empresa y la indemnización que nos correspondía por tal causa. Me negaba a creer que todo fuera tan fácil, y que después de tanto sacrificio aquello acabara de esa forma. Tenía que haber algo mal. Teníamos que tener algún derecho más. No podía ser que repentinamente un día llegue un tipo, diga que la empresa se cierra y ya está, ¡todos tan contentos! Los demás compañeros no se sentían demasiado bien. Prácticamente habían estado allí la mayor parte de su vida laboral. Lo que más les preocupaba era saber cuanto podían obtener de ingresos y cuando. Buscamos mucha información e hicimos muchas consultas. La primera idea que teníamos era que el 40% de 45 días era lo que pagaba el FOGASA, que era la única garantía en aquella situación, es decir, 20 días; mientras que los 25 días restantes era lo que pagaba la empresa. Los cálculos no salían, así que fue desesperanzador descubrir que íbamos a conseguir mucho menos de lo que hubiéramos pensado. Ellos acabaron aceptándolo; yo no. No podía y no quería creer. Ya me habían engañado demasiadas veces. Un día, mientras buscaba información en internet, y con la clara intención de encontrar la manera de exigir mis 45 días por año trabajado, se me acercó una de las compañeras y se puso a hablar conmigo. Aunque siempre había tenido buena relación con ella, era una persona que siempre había tirado más por lo suyo que por el colectivo. No es que me parezca mal. Cada uno tiene que defender sus lentejas. Pero cuando las cosas se empezaron a poner feas y quedó aislada del resto, no dudó en acercarse a nosotros porque ahora sí le convenía. Comentado temas laborales y de legislación se percató de que yo no me había rendido y estaba buscando alguna pista que me permitiera reclamar toda la indemnización. Eso no le gustó en absoluto. Conocedora de que yo estaba afiliado a un sindicato, pensaría que yo sabía algo que no había transmitido a los demás, cuando lo cierto es que andaba tan ciego como el resto. Tal vez no le gustara la idea de que uno de nosotros iba a seguir luchando cuando los demás habían aceptado las condiciones impuestas por la empresa. En cualquier caso me dijo: "¿No estarás tratando de reclamar los 45 días, verdad? Ya le diste tu palabra al jefe y firmaste y él confía en ti como para que estés tratando de reclamar nada más." Me quedé mirándola sorprendido, alucinado y flipado. ¡Increíble!, estaba metido dentro de una secta y todo el mundo tenía lavado el cerebro. Le dije: "yo no he dado mi palabra a nadie y eso te lo puede decir el asesor que cuando vino el otro día le mostré claramente mi disconformidad con todo este asunto. Por otro lado, me han sucedido muchas cosas en este negocio y tengo que mirar por mí y tratar de saber si lo que me dicen es cierto o no, que ya bastante se ha burlado la empresa de un servidor todos estos años". "Bueno," - titubeó ella - "conmigo no se ha portado mal. Yo no sé contigo". Le respondí: "conmigo sí se ha portado muy mal y ya fue advertido de que no lo hiciera de nuevo. De todas formas no trato de decir que haya algo malintencionado en lo que nos dijo, sino que yo tengo que comprobarlo porque, ¿tú has visto la indemnización tan ridícula que me van a dar y la situación en que voy a estar en el paro habiendo trabajado tanto? Hay y ha habido personas en esta empresa que cobran más al mes que lo que yo voy a obtener de indemnización después de 8 años, y no he trabajado menos que nadie. Cuando todos se iban a las 3 de la tarde a casa, yo seguía 5, 6 ó 7 horas más de trabajo y por ello no me dieron ni las gracias, así que..." Preferí no rectificarla en cuanto a que el jefe confiaba en mí, pues en lo que realmente él confiaba era en que yo me dejaría engañar de nuevo, pero no valía la pena seguir discutiendo.
Lamentablemente algunos miembros de la empresa seguían vinculados al jefe de una forma u otra. Estando jodidos, preferían ser pisados que ser libres, y estaban dispuestos a luchar por seguir atados a su esclavitud porque era lo único que conocían. Por otro lado, me entristeció que después de tantos años como compañeros, no hubiera prestado atención a las injusticias que se comentían sobre los pringadillos, suponiendo ella que los demás habíamos estado muy bien y dedicados a la buena vida en vez de al trabajo, y por esa razón no merecíamos luchar por nuestros derechos. La capacidad de absorción mental de mi jefe era demasiado poderosa. Seguía siendo una víctima a los ojos de algunos, que no cuestionaban sus actos por el simple hecho de que a ellos no les habían afectado.



8 comentarios:

Kt. dijo...

Es una arrastrada!!!!!

No tengo otra palabra para ella.

Un beso Erke.

Erkemao dijo...

jajaja, no creo que sea para tanto. habría que ver que se le pasó por la cabeza en ese momento, pero vamos, fue bastante molesto. Puestos a pedir, estábamos todos en el mismo barco y el capitán trataba de quitar todo el peso posible de la balsa salvavidas, para salvarse, es decir, tirar a los demás tripulantes. No creo que ella lo entendiera así y confiaba desesperadamente en que le echaría un cabo quien trataba de librase de ella, pero claro, ¿lo haría y cuando lo haría? Yo no podía seguir con incertidumbres porque siempre había un sólo ganador. Además cosas que pasaron luego, me hacen creer que tomé la mejor decisión, por mucho que le indignara a esa compañera.

Kt. dijo...

Erke, que es una arrastrada! lo es...

Besos!

Guillo dijo...

Hola Erkemao, la lucha continua con sus bolsillos gastados de tanto que le afanaron (robaron). La compañera protege los intereses del jefe cuando los suyos fueron saciados, conveniencia además de recibir un trato mejor que el tuyo. ¿Por qué eras el pringadillo más abusado?
Si no entendí mal aceptaste en convenio con el jefe firmando pero no lo hiciste internamente.

Saludos

PD: Cuando los empleados forman parte de la empresa a modo de socios se llama cooperativa, creo que eso fue lo que planteo luego el jefe aunque no quería perder el "poder" de decisión ni el monetario.¿Tienes alguna foto de tu jefe?

Erkemao dijo...

kt :P
Besitos

Erkemao dijo...

guillo, desde luego que la lucha continuaba. Unos meses antes había dejado las cosas claras: que no me iba a aguantar si la empresa actuaba de mala fe conmigo.
Lo de mi compañera no lo entiendo. no sé lo que se le pasó por la cabeza para decirme eso, pero es que encima no sólo la noté sorprendida sino contrariada. Si un día lee este diario se dará cuenta de como fueron las cosas desde el principio, que creo que desconoce demasiadas cosas por ignorancia u omisión.
Lo de ser uno de los más castigados, era una cuestión, a mi entender, de respeto. El jefe me lo perdió desde el principio, cuando vio que me aguantaba las cosas y no protestaba. Si te pierden el respeto ya no lo recuperas excepto tomando una posición radical. Como no me respetaba, al igual que no respetaba mi trabajo, se creyó (consciente o inconscientemente) legitimado para usarme como a un trapo. Esa es la denuncia y la morajela principal de este blog:"NUNCA PERMITAS QUE NADIE TE PIERDA EL RESPETO". En este caso, en el ámbito laboral. Podrás ser mejor o peor, pero eso no legitima a nadie para creerse superior.
En cuanto a lo de la firma, es un poco difícil de explicar. El jefe cerró la empresa basándose en una mentira. Su asesor dijo: "esto es lo que hay y esto se hace así". Con prisas y victimismos nos "conminaron" a firmar, pero claro, yo no tenía acceso a las cuentas y durante mucho tiempo la empresa me había tomado el pelo. Ahora que se jugaba mucho dinero, por el tema de las indemnizaciones, tenía más motivos para hacer trampa. Como iba diciendo, ya no podía creer nada que la empresa me dijera. Tenía que asegurarme. La firma no me comprometía en el sentido de que tenía un tiempo para desdecirme, mediante la oportuna reclamación. En ese tiempo yo podría investigar y enterarme si las cosas eran ciertas o no, y resultó que todo era una farsa, con cierta base, pero a fin de cuentas un "engañabobos". Si mi jefe hubiera sido más sincero, tal vez las cosas hubieran sido diferentes, pero ya le había advertido que no me intentara tomar el pelo,porque si le salía mal y me daba cuenta, respondería. Y es aquí donde volvemos al tema del respeto. A pesar de que yo me había puesto firme meses atrás, como nunca me había respetado ya era una costumbre, si eso lo juntamos a un situación de la que quiere salir como sea y caiga quien caiga... pues prefirió arriesgar a ver si lo conseguía otra vez. En fin, eso es lo que yo pienso, después de haberlo meditado mucho. Tal vez me equivoque, tal vez no.

PD: En España hay varios tipos de sociedades. La que planteaba mi jefe estaba entre la Sociedad Limitada y la Sociedad Limitada Laboral (que es parecida a una cooperativa). Ciertamente en el fondo de toda maquinación estaba no perder el poder bajo ninguna circunstancia y hacer y desahacer a su antojo. Con el cierre de la empresa se habían truncado ciertas ambiciones (y no digo que ser ambicioso sea negativo) que no podría cumplir si fuera uno más en una sociedad. A mí eso de que el gerente tuviera poder absoluto a excepción de un par de reuniones al año para dejar opinar al resto, y más siendo pocos y con mi dinero de por medio, no me hacía demasiada gracia, viendo como había acabado Acme s.a.
Creo que no tengo ninguna foto, pero seguro que internet hay alguna . Cuando entré en la empresa mi jefe predicaba el no a la publicidad en los medios, pero luego con el tiempo, no había otra cosa que más le gustara que salir en la foto y más si esta se publicaba en periodicos o en internet. Lo que antes no valía ahora era lo único válido. Ese tipo de contradicciones no me da ninguna confianza.

Bueno Guillo, hoy me pillaste algo "rabioso" ;) Mira que "testamento" tan largo te acabo de soltar ;)

Saludos y gracias por comentar.

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