29 enero 2007

El juego del escondite, o como espiar tontamente

Hoy no les haré leer mucho. Por fin un post pequeño. En esta ocasión les contaré como mi jefe nos espiaba en el trabajo. Hay formas sutiles, formas evidentes y formas estúpidas de hacerlo. El gerente utilizaba la manera evidente y la estúpida, aunque él creía que era la sutil. En el nuevo local, el taller ocupaba la mitad trasera de uno de los dos salones. Un armario de cajones de 1,60m de alto aproximadamente nos separaba de los mostradores de atención a los clientes, y sobre ese armario siempre había material para exposición o cartones con publicidad de marcas. Prácticamente quedábamos invisibles, excepto por el hueco de entrada al taller, que no tenía puerta. Nosotros tampoco veíamos lo que pasaba al otro lado. Mi jefe se dedicaba a espiarnos detrás de ese armario, para saber lo que hablábamos, saber si lo criticábamos, si decíamos algo de él o de su política de empresa... Naturalmente sobre trabajar no, porque siempre estábamos con las manos en los equipos, pero le molestaba mucho las risas, porque suponía que nos reíamos de él. Si alguno metía la pata diciendo algo, aparecía por el hueco, para dejar claro que él era el que mandaba. Otras veces, fingía que iba al garaje donde estaba la furgoneta. Desde nuestro espacio, se accedía rápidamente por unas escaleras. Lo curioso es que desde su "despacho" al otro lado de la empresa, también podía hacerlo. Infantilmente suponía que si le veíamos pasar, creeríamos que se iba. Nosotros sabíamos que muchas veces se quedaba debajo escuchando. Luego, al rato aparecía por la puerta principal, después de salir calladamente por el garaje subterráneo. Un poco absurdo, puesto que si salía y volvía con la furgoneta tenía que regresar por donde se había marchado y no volver por otro lado. Creo que si yo fuera empresario, no me andaría por las ramas para saber lo que los empleados piensan de mí. Otra forma de espiarnos, que estuvo funcionando un tiempo, fue una webcam en pruebas, que a veces se movía sin que el técnico que la estaba estudiando estuviera por allí cerca. Uno de mis compañeros era muy paranoico y suponía que había micrófonos escondidos y MP3 grabando. Si veía una loseta del falso techo algo movida, "imaginaba" que nos estaban espiando. Incluso creía que esos artilugios de grabación se encontraban en todos lados incluido el coche de la empresa. Y a lo mejor no se equivocaba.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No se si los demás lectores pensarán igual, pero cuanto más largos los post mas entretenidos nos tienes leyendo las peripecias en esa "empresa".

Un saludo!

admin dijo...

jaja, ¡qué ridículo!

Anónimo dijo...

y cuando no espiaba por él mismo, siempre había algún sicofante de los no-pringadillos dispuesto a ofrecer al gerente sus servicios con el fin de obtener reconocimiento, un lugar destacado a los pies del trono del "maestro" y puede que algún número de más en su nómina... nunca hubo más grabadora que las orejas y ojos de alguna lamia desalmada...

Erkemao dijo...

De más, ¡qué paciencia!, y yo pensando que aburría con tanta letra! ;)
Por fin lunes... la realidad supera la ficción... y vamos, a veces lo veías y te recordaba a los niños cuando se esconden detrás de la cortina y dejan los pies a la vista. XDD
Nasghoul, jejeje, ¡se me olvidó poner eso! Cuando no lo hacía él tenía detectores humanos escaneando constantemente la empresa, en busca de chismes que contar. Hay quien realizaba su trabajo, y para algunos su trabajo consistía en ver y oir el trabajo de los demás, y mira por donde, que pareciendo más fácil cobras más...¿nos equivocamos de actividad?