17 enero 2007

La mudanza: ¿qué había detrás?

En la entrada de ayer, hablé de la mudanza que hicimos. Cambiamos a un local mucho mejor en el que todo parecía más bonito y maravilloso. Y como siempre repito, sólo apariencias. Las realidades eran muy diferentes, por lo menos en mi caso. En el de algunos no sé... Pues bien, todo el palique de ayer tenía una intención, que no es más ni menos que el post retórico de hoy. En el pasado día pude contar cosas que me sucedieron, pero que realmente no eran tan trascendentes como para marcar un cambio significativo. Pero, me pregunto yo a estas alturas de la vida... si había tantos problemas en la empresa, si los empleados éramos tan vagos e ineptos que costaba tanto subir el sueldo (sobre todo a los que gozábamos de los salarios más bajos y éramos pringadillos (y con diferencia)), si todo eran quejas de que no producíamos lo suficiente o que éramos incompetentes, si todo eran gastos y más gastos... ¿de dónde salió tanto dinero para comprar dos locales, que podían sumar cerca de 1.000 metros cuadros , casi en pleno centro de la ciudad (ciudad que tiene un galardón muy importarte a nivel mundial)? ¿de donde salió el dinero para comprar todo el mobiliario nuevo y para comprar y alquilar plazas de garaje? ¿y más aún, si significábamos tanta carga, como es que seguíamos contratados y nos habían hecho fijos a un par de empleados? Según algún rumor que oí una vez, el valor de compra de los locales vacíos pudo estar en torno a los 180.000 euros. Aunque barato, era una nada despreciable cantidad. Muchas preguntas y pocas respuestas. Se me ocurren 2 hipótesis: la primera es que había dinero suficiente o casi suficiente y el resto se pagaría poco a poco. La segunda es que no había dinero, y se pidieron importantes préstamos, pero con la certeza de que en poco tiempo ( 1 a 3 años) , se obtendrían importantes partidas que ayudarían a zanjar las cantidades adeudas. Un poco antes de aquel año 2001, el compañero con mucha labia que había trepado rápidamente, estaba consolidando su proyecto de software. Para ello habían entrado en prácticas alumnos de la rama de aplicaciones, lo cual es raro teniendo en cuenta que nosotros no nos dedicábamos a eso y nadie controlaba ese tema. Por otro lado, mi jefe se había juntado con ciertas personas que tenían en mente proyectos muy importantes con subvención pública. Creo que mi jefe descubrió la gallina de los huevos de oro. En esa situación y con vista a afianzarse en los "politiqueos", decidió que la parte del taller y los cacharros no eran una buena imagen y no eran una buena fuente de ingresos, comparado con lo que le podía ofrecer el software unido al dinero público. A parte de la triste teoría del que el mercado era demasiado competitivo y no podríamos sobrevivir en él (y eso que teníamos una cartera de varios miles de clientes). Esto son conjeturas mías. Al año siguiente, otro alumno de programación en prácticas se incorporó como nuevo compañero de trabajo. Corríjeme si me equivoco ;) y los que se incorporaron más adelante como miembros de mi departamento, lo hicieron por motivos muy concretos, como es la titulación, la coyuntura política interna de la empresa, que intentaba introducirse en el mercado de la telefonía (centralitas) y los cambios en la balanza de poder interno. De todas formas, sigo pensando que muchas de nuestras contrataciones se basaban en ventajas o beneficios económicos o fiscales para la empresa, y por otros beneficios que podrían derivarse por la cantidad de empleados totales, de esta manera nos cambiaban de empresa y nos hacían contratos de más o menos tiempo. Como pensamiento personal que es, debe quedarse ahí, puesto que no puedo demostrarlo.


16 enero 2007

La mudanza

Otro hecho significativo de ese año 2001, concretamente en el mes de septiembre, fue la mudanza de local. Cambiamos de nuestro oscuro y pérfido garaje, lleno de suciedad, polvo y fauna endémica, a un nuevo recinto, no demasiado lejos ( en la esquina) que era una "gozada". ¡Vamos a ver! Era como salir de una mazmorra, para acabar en un palacio. Grandes vidrieras a cada lado de los dos salones. Suelo de parket (o como se escriba, estos días no estoy muy ducho en estas lides). Amplio, luminoso, con mobiliario nuevo. Limpio, ventilado. Con baños para chicos y para chicas, y para el jefe, por supuesto. Con dos sótanos: uno para la mercancía y otro para las cosas viejas y la furgoneta. Además contábamos con dos plazas de aparcamiento para el coche del jefe y de la empresa, y varios sótanos más abajo (en un parking privado) plazas de garaje para todos los miembros de la empresa que poseyeran vehículo. Todo, con acceso al garaje, mediante puerta cerrada que se abría con un mando electrónico (pero con cierta inseguridad, porque se produjeron robos y altercados en ese garaje). A nivel de los técnicos, cada uno tenía su mesa propia, con muchas gavetas para poner las cosas, y no como antes que tenías que dejar los útiles donde pudieras y cupieran. Teníamos un armario modular con mucho sitio para poner los productos de venta al público, tales como cables, tintas, adaptadores y otros elementos. Teníamos mucho espacio y nos habían obsequiado con unas sillas nuevas, rotatorias (aunque no recuerdo si eso fue más tarde). Teníamos enchufes, regletas, tomas de teléfono y de datos para cada uno. Hasta mi compañero pringadillo que llevaba el tema electrónico, tenía dos mesas para él (y eso que a este compañero lo tenían más puteado que a mí). Ahora además, nos habían puesto unas vitrinas para exposición de productos, que servían como separadores entre nosotros y los clientes, y no como poco tiempo atrás que tratábamos con los clientes saliendo de las ratoneras en las que realizábamos nuestras labores. Era un poco más frío para el trato, pero nos daba una cierta seriedad como negocio y no perdíamos totalmente la "camaradería" que teníamos con los interesados.
Por esa época, estaba de vacaciones, así que "me perdí" la mudanza. Creo que es de lo poco bueno que me sucedió en esa empresa. Lamentablemente, donde unos disfrutan, otros lo sufren; así que fueron mis compañeros los que tuvieron que hacer el traslado de toda la mercancía, objetos de la oficina y mierda en general. Bueno, no todos. Sólo los pringadillos. Los empleados de rancio abolengo, alcurnia y cierto egocentrismo se salvaron de tales menesteres, como es obvio pensar. Espero que mis compañeros de esa época, me puedan socorrer y decirme como les fue en esas tareas.
Para mí lo más importante, aparte de irme a un sitio "mejor", fue que me perdieron todo el software que había tardado años en recopilar. Me habían extraviado los utensilios y materiales que usaba, las notas, los útiles... todo. Cuando regresé cogí un mosqueo de padre y señor nuestro. Se lo comenté a uno de mis compañeros y me contestó: " el jefe nos dijo que cogiéramos todo y lo reuniéramos y que además de aquí en adelante nos tenemos que encargar de todo el material (software) de modo que si quieres algo, lo tienes que pedir". No me lo podía creer, con lo que me había costado reunir todo aquello, sin que me lo quitaran cada dos por tres... y ahora era como empezar de nuevo, con la salvedad de que tenía que pedir permiso para utilizar el material (drivers, programas...) que necesitaba para hacer el trabajo. Además no podíamos usar Internet, tal y como nos pasaba en el otro local de forma que si quería conseguir algún driver*, también lo tenía que pedir. Era la absurdidad llevada a lo absurdo. En un intento por organizar todo, la empresa estaba haciendo justo lo contrario... poner controles a lo que no se tenía que controlar, porque entorpecía el trabajo. En la empresa nadie se iba a dedicar a navegar por la red todo el día, o a chatear, o a jugar (bueno... alguno). Y bien, si alguien lo hacía un día.. ¡qué más da! Se tiene a los empleados currando más horas de lo estipulado, no se pagan horas extras, no se tiene un sueldo mínimamente apropiado... Demasiadas restricciones favorables para el negocio y pocas para los empleados. Ciertamente, la balanza no estaba compensada. Con tanto control y burocracia luego se podría quejar, el jefe, con razón de que no hacíamos las cosas con rapidez.

* Un driver es un software que sirve para comunicar un dispositivo o periférico con un sistema operativo. Así en plan bueno, bonito y barato. Para el que no esté muy relacionado con la informática, se podría explicar con el siguiente ejemplo: cuando enchufamos una impresora nueva al ordenador, suele salir un aviso de que se ha encontrado un dispositivo y se necesita el controlador (inserte el CD y bla bla bla). Pués en el CD viene el "programita" que sirve para decirle al ordenador: "¡Eh mira! ¡Soy la impresora Acme XYZ y funciono de esta manera!, porque claro, cuando has enchufado el aparato por primera vez, el ordenador se queda mosqueado diciendo..."¿Qué o Quién eres tú?", y se necesita un relaciones públicas que haga las debidas presentaciones. Además tiene que ser un relaciones públicas válido, que conozca a las dos partes. No vale el primero que pase por allí, que seguramente no sepa quien es el ordenador y quien la impresora.

PS: La imagen de las cristaleras está muy chula, pero no se parece en nada a mi empresa :D, sólo pretendía ilustrar la sensación de estar dentro de una cueva a tener luminosidad ;).

15 enero 2007

El contrato fijo

Con tantas prisas y corriendo, y embargado por cierto pesimismo en este comienzo de año, me había olvidado de comentar algo importante que ocurrió en el 2001. No importa que saltemos cuales "pequeños saltamontes" en el tiempo. Lo interesante contar cosas. ¿Y qué sucedió que era tan importante en ese año? Que me hicieron fijo. ¡Sí , por fin! ¡Qué alegría! ¡Qué gozo! ¡Qué júbilo! jajaja Me parece que ya la ley no les permitía hacerme muchos más contratos chapuceros, así que: o me echaban o me hacían fijo. Eso o la buena voluntad y la buena fe que conmovieron el corazón del gerente ;) En fin, estamos en abril y yo con mi flamante nuevo contrato... Unos cuatro años después de haber empezado las prácticas y casi a trabajar en aquel negocio, y después de mucho esfuerzo y sacrificio, me había convertido en un empleado real, pero mire usted por donde... yo firme una cosa, pero luego... ¡¡Corrigieron los detalles con Type (o como se escriba)!! ¿? Fue así, ¿acaso se van a sorprender ahora después de 80 entradas? Como siempre comento, en mi empresa todo lo que era bonito... tenía alguna pega (sobre todo para los pringadillos). Ahora no tengo a mano dicho contrato, porque lo tiene mi abogado, pero si no recuerdo mal (para nada, que lo tengo muy claro) firmé unas cláusulas más favorables para mí que para la empresa (de esas que tienes varias a elegir y marcas sobre la casilla que te conviene) y cuando recibí mi copia sellada (tiempo más tarde, por supuesto) las condiciones habían sido retocadas. Borradas las que había rubricado y marcadas las otras que eran más favorables para la empresa. Por lo que tengo entendido eso no es ilegal. O_o Que me lo expliquen que no lo entiendo. Seamos positivos, en cualquier caso, ya era fijo. Todavía cobraba un sueldo minimalista para el trabajo y las horas que realizaba, pero menos da una piedra.

14 enero 2007

Los primeros efectos visibles de la pesadilla

Después de haberme pegado más de un año y medio en esas condiciones (Las consecuencias de un año y medio sin dormir) pedí unas vacaciones de una semana a finales de julio de ese año de 2002 . Mi intención era irme a un macroconcierto y en el cual quedaría con muchísima gente que frecuentábamos un canal de chat. Nos reuniríamos gente de todo el país. Sería magnífico. Y así fue. Cogí un avión y visité primero a unas amigas. Después, nos fuimos para el macroconcierto donde habíamos quedado con mucha más gente. El primer y segundo día fueron bien, aunque la noche del segundo ya empezaba a acusar los primeros síntomas de un cansancio enorme. Dormí literalmente sobre piedras mal puestas y ni me enteré. Como caí , ahí me quedé. Esos días aunque divertidos, no dejaban de ser estresantes, aunque yo estaba en una nube; era mi primer macroconcierto con grupos de primer nivel y estaba flipando con tantas cosas nuevas. El último día se presentaron problemas de verdad. Al caer la noche, simplemente no podía mantenerme, literalmente me dormía de pie y me caía, era incapaz de abrir los ojos. Más de un año y medio sin dormir, tiene que explotar de alguna forma. Mis colegas cuando me vieron por fin se extrañaron porque había desaparecido varias horas, y yo allí a unas decenas de metros tirado en el césped, incapaz de moverme. Eran una sensación más allá del sueño. Esa noche de madrugada me fui a la playa a ver si con un baño me despejaba. Lamentablemente tenía llagas por todos los pies por el calor y por usar zapatillas nuevas. Al entrar al agua me desgarre todas las llagas y me hice varios cortes adicionales. Ahora, además, no podía andar.
Poco antes de irme, ya había decidido con otra amiga irnos a otro macroconcierto, después de terminado el anterior. Eso supondría otra semana fuera, pero yo no lo había comentado con la empresa, porque sabía que me pondrían pegas, y después de todo lo que había hecho aquellos años, me parecía muy injusto. Una vez terminó esa semana, llamé a la empresa y les dije que me retrasaba otros 7 días, al fin y al cabo, estaba a 2000 kilómetros; podían blasfemar lo que quisieran. No fue así y no hubo problemas por ello (al menos en apariencia), pero yo sabía que mi empresa no olvidaba... y tarde o temprano tendría que pagar esa osadía. Bien, para el nuevo concierto, primero tenía que ir a casa de mi amiga, que vivía a cientos de kilómetros y después atravesar media Europa. Otros 2.000 kilómetros, pero en bus. Eso ya no lo pude resistir, desde que subí me quedé dormido y creo que casi no desperté hasta llegar a Alemania. Mi compañera de viaje, que era una chica superactiva, acabó realmente harta y mosqueada conmigo. No podía hablar, no podía hacer nada, simplemente dormir. A partir de eso se distanció mucho de mí , puesto que yo era una compañía aburrida y pésima. Aún a la vuelta y después de tres días absolutamente formidables de conciertos, yo seguía sin apenas poderme mantenerme en pie. Así que fue un retorno en el que estaba durmiendo casi todo el tiempo. Ya desde la ida nos habíamos separado completamente y el concierto, la vuelta y la despedida, fueron muy frías; con un "hasta la vista", o más bien, "mejor si no nos vemos más". Había fallado estrepitosamente con una persona como no había conocido hasta entonces: generosa, amable, divertida, inteligente, atenta, entregada a sus amigos, que anteponía cualquier ayuda a sus colegas antes que así misma, que lo daba todo por los demás... Después de volver a casa, seguía horriblemente cansado, y creo que esa sensación no me ha abandonado hasta el día de hoy. No se trata de un cansancio físico sino psíquico. En esas fechas el trabajo ya me estaba provocando un descalabro personal notable, que resumiré en próximos post, y todavía estaba a mitad de mi periplo en esa empresa... Poco contacto volví a tener con la chica. Sólo un año después, en otro macroconcierto... pero ya la brecha se había abierto para siempre. Si alguna vez lees estas palabras, sólo decirte que te aprecio mucho. Un beso.

13 enero 2007

Las consecuencias de un año y medio sin dormir

¿Qué le ocurre a una persona, cuando lleva más de un año y medio durmiendo de 2 a 3 horas al día (en las cuales no duerme sino da vueltas), acostándose a las 4 ó las 5 de la mañana (los días que consigue dormir), levantándose a las 7 para coger carreteras, colas y nervios, trabajando 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16 ... horas al día, bajo un tremendo estrés, corriendo como un loco por la carretera para ir de un sitio a otro, aguantando 1 ó 2 broncas cada jornada de gente que ni conoce ni con la que ha hablado en su vida o que le recriminan no hacer un trabajo que ignora que tenía que realizar, y 3 ó 4 broncas de los clientes con los que ha quedado y a los que no ha podido atender, aguantando indirectas de su jefe que le tacha de vago y ladrón, y de algunos compañeros que rumorean que se va a dar paseos con el coche y no hace nada, aguantando a clientes que no tienen el menor atisbo de moral, o que han sido engañados por una empresa cuyo gerente no pone la cara, sino que intenta que su subordinado reciba las quejas y los insultos; sin desayunar, ni comer, ni merendar, cenando a las 10 de la noche como única comida del día, con acidez de estómago, nervios en la barriga, temblándole el pulso cada vez que coge un cubierto, tragando la comida porque está tan destrozado que ni tiene sensación de hambre ni fuerzas para probar bocado... sin beber siquiera agua en más de 12 horas ( a pesar de estar mucho tiempo conduciendo bajo el sol o arrastrándose por el polvo) y cuando alguna vez tiene la oportunidad de acercarse a la máquina del agua de la organización, le dicen que se vaya a hacer otra cosa o vaya a determinado cliente, o se le insinúa que está haciendo argollas por el simple hecho de pararse delante de la máquina e intentar tomar un poco de líquido elemento, que para colmo tiene que usar su propio vehículo en numerosas ocasiones porque el de la empresa es utilizado por el gerente o miembros de su familia, que es mal visto si intenta poner gasolina a costa de la empresa, que cada vez que llega a casa, no puede descansar sino intentar preparar trabajo para el día siguiente, porque gracias a su jefe y algunos de sus compañeros no puede atender a los clientes en su horario, sino que tiene que hacerlo fuera de horas de trabajo, puesto que aquellos que están en un rango superior (en una supuesta empresa de relaciones matriciales (todos al mismo nivel)) le están fastidiando la agenda cada día, yendo a trabajar enfermo y todo ello por un sueldo ridículo de unos 700€ y sin que se pagara una sola hora extra ni se diera días libres o de descanso? O se vuelve loco o acaba deprimido. Gracias a Dios, sólo pasó lo segundo (aunque yo no lo sabía en aquellas fechas, me enteré mucho más tarde cuando fui al psicólogo y leí un tríptico con los síntomas de la depresión, que encajaban uno por uno con lo que me sucedía). Lo primero estuvo muy cerca de ocurrir. Pero eso ya lo contaré en otro momento. A nivel personal, esta situación extrema, mantenida durante más de un año y medio, que venía precedida por otro año y medio muy turbulento y estresante, tuvo consecuencias catastróficas para mí, para mi familia, para mis amigos... Aún así pasarían otros 4 años más, con experiencias y resultados aún más sobrecogedores. Mañana les contaré una anécdota de ese verano del 2002. Y en otra entrada los efectos en mi entorno más directo: la alineación personal, los enfados sin sentido con tu familia, el aislamiento...

12 enero 2007

El trabajo sucio intangible

En el capítulo anterior (música de teleserie) les contaba alguno de los trabajos físicos y sucios que tenía que desempeñar. Algunos de ellos vinculados a la profesión, otros vinculados al despotismo lego de mi jefe. Tengo algunos más que contar y más terribles y humillantes, pero lo dejaré para cuando toque. Esta vez hablaré sobre el trabajo sucio intangible, el que haces y sirve como base de funcionamiento de una empresa, pero que no se ve, no se valora y se desprecia por parte de los rangos "superiores" de las organizaciones (los que anteponen las imágenes a los hechos).
Durante la primera parte de mis 8 años en aquella empresa, mis obligaciones consistían en reparar equipos de clientes con los que directamente no trataba, sino que lo hacían otros. Si todo iba bien, las palmaditas y los elogios eran para éstos últimos, que se apropiaban del trabajo. Si las cosas iban mal, te señalaban directamente a ti como culpable, y para satisfacción del cliente debías ser escarmentado como descargo por tu "ineptitud". Más de una vez, y delante de clientes, esos "compañeros" o el propio gerente te llamaban idiota o afirmaban que no sabías hacer las cosas. Aguantabas, mientras los otros reían con los clientes, los chistes estúpidos de tu jefe.
Otra forma de trabajo encubierto era el montaje de equipos en masa. Los ensamblabas hasta altas horas de la mañana por la avaricia de tu jefe (Las incomprensibles palizas de última hora) y era otra tarea importante que desarrollabas en el anonimato, tanto en pedidos grandes como en simples equipos para clientes individuales. Nuevamente trabajo olvidado y desprestigiado.
Otro ejemplo de este trabajo sucio era cuando mi jefe hacía que me disculpara con clientes por errores cometidos por él o la empresa, pero claro, su imagen quedaba muy mal si los reconocía, así que ya que no se podía tapar la mala gestión, lo adecuado era poner como culpable a otro (el que les escribe). Esa es otra forma de funcionamiento de las empresas, puesto que los clientes están más dispuestos a seguir fieles cuando el error es cometido por un inferior, a cuando reincide un superior. Si usted que lee esto, se ha encontrado en alguna situación similar, piense mal, porque puede que al que le esté echando la bronca, no sea sino un peón que ni siquiera sepa que es lo que ocurre. Al respecto, recuerdo en uno de mis últimos meses como empleado, que la empresa había metido la pata con una cliente, y se me pasó a mí. No tenía ni idea de lo que ocurría, pero se me había dicho que me disculpara y que llegara a un acuerdo con la cliente. Situación embarazosa en la cual la interesada se despachó a gusto conmigo, mientras mi jefe estaba escondido. Evidentemente no volvió a ocurrir, porque desde ese día decidí devolver las llamadas al gerente. No me pagaban por tales labores y después de 8 años aguantando, ningún sueldo compensaba semejantes riesgos. En próximos post les comentaré como cada día de mi trabajo en aquella empresa era un constante sufrir, porque recibía broncas e insultos de clientes a los cuales muchas no conocía ni había hablado con ellos en mi vida, pero que me acusaban directamente de sus problemas a parte de afirmar que yo (mi jefe) les había engañado.
El hacer presupuestos y atender clientes es otra forma de trabajo sucio. No, si éstos son ricos y elegantes, pero sí si se trata de gente de la calle. Si yo me pasaba de tiempo convenciendo a un cliente normal para que comprara un ordenador nuevo y finalmente lo hacía, eso era una pérdida de tiempo. Si por el contrario mi jefe se pegaba toda la tarde de tertulia con un cliente acaudalado, que finalmente lo mandaba a freír espárragos, eso era tiempo invertido. Lamentablemente la escala de valores de mi gerente era: rico o aparentemente rico == gran persona y gran cliente; gente normal == populacho, me sirven para ganar dinero, pero tratar con ellos, lo justo. La realidad era que muchos de esos interesados de bajo nivel no regateaban precios, pagaban fielmente y daban pocos problemas y aquellos de los que le gustaba rodearse a mi jefe, regateaban hasta la última peseta, haciendo que perdiéramos dinero, pagaban tarde y mal y solían ser muy conflictivos.
El hacer facturas, papeleos y consultas es otra forma de trabajo sucio. No generaba ganancias directamente, pero permitía que no hubiera un descontrol y caos en la empresa y se pudiera seguir el rastro de los trabajos realizados. Cuando tuvimos que dedicar cada vez más tiempo a labores burocráticas, el gerente se sintió muy molesto, a pesar de que las órdenes eran suyas.
Atención telefónica o personal a los clientes. Otro trabajo sucio, que no se cobraba. Era un servicio que la empresa prestaba. Se tenía contentos a los interesados, pero luego, por la espalda, el jefe renegaba de ellos, a parte de soltarnos las típicas indirectas de que perdíamos el tiempo y no producíamos nada. Esta era otra de las contradicciones de mi empresa: si no quieres dar atención a los clientes (demostrado con palabras denostadoras y frases zahirientes), ¿porqué "coño" te quejas luego?.
No recuerdo nada más ahora, aunque sé que mucho más hubo. La conclusión es que al margen de si el trabajo era más o menos justificado o necesario, todo el trabajo sucio que se hacía era parte del funcionamiento de la empresa; y aunque directamente no se percibiera ingresos por él, indirectamente era fundamental para que otras acciones sí generaran beneficios. Como he repetido estos días: no era valorado, era difamado y era humillado, por los mismos que lo imponían, lo exigían y luego lo repudiaban, es decir, el gerente y acólitos.

11 enero 2007

El trabajo sucio físico

En la entrada de ayer El trabajo sucio (el acercamiento) , comentaba lo que significaba el trabajo sucio para mí y la importancia que tiene para la organización. Las personas que lo realizamos podemos ser más o menos prescindibles, pero en cualquier caso importantes, aunque poco visibles, debido que este quehacer te cubre de mierda, razón por la cual los gerentes te tratan de esa forma. En este caso, del físico, donde la escoria te llega hasta las cejas.
Desde que comencé mis prácticas, ya me dediqué a hacer este tipo de tareas. Primero limpiando la suciedad y la mierda, hablando literalmente. Era un trabajo que no nos correspondía hacer, pero cuan importante era para la empresa ahorrarse a trabajadores en activo haciendo esas tareas (que por otro lado no la hubieran hecho). Cuanto dinero ahorrado.
Otra de las situaciones que se presentaba muy a menudo era tener que limpiar los equipos de los clientes, que suelen estar llenos de mierda e inmundicia (principalmente empresas), y a veces de fauna. En ciertas empresas llegabamos a quitar kilos de polvo de dentro de los PCs. No consigo recordar la cantidad de veces que estuve limpiando equipos a fondo, para que quedaran impecables por dentro y por fuera. Era una tarea que se cobraba raramente y les aseguro que se acababa completamente pringado, con las uñas totalmente negras después de varios lavados y apestando. Trabajo sucio como su nombre indica. Si el cliente era observador y sensible felicitaba a mi jefe, porque los pringadillos siempre están en el anonimato. Era un quehacer que no se veía pero que era importante, como limpiar los ventiladores de los equipos para que no se atoraran. Es un ejemplo similar a lo que les pasa a los mecánicos en los talleres y a otras muchas y variadas profesiones. El cliente no es consciente de que el profesional que le ha realizado bien el trabajo no es el que sale en la foto, pero si por el contrario ha fallado, toda la galería se esconde y se le busca para que reciba la bronca del interesado.
Muchas veces tenía que llevar equipos a empresas o clientes, y arrastrarme bajo mesas llenas de tierra, llena de arañas y más cosas innombrables, o tirar cableado arrastrándome por el polvo y la suciedad. No en pocas ocasiones se nos hacía limpiar los almacenes, ordenar todas las cosas, cambiarlas de sitio, etc... Digo se nos hacía, porque no era una petición, era una orden. ¡Sólo apto para currantes de bajo nivel! Los demás decían: "me duele la espalda" , "estoy malo", "no puedo cargar"... Todo un ejemplo de solidaridad. Una de las últimas veces que me tocó hacer esto estuve tosiendo una semana. Como puede comprobar, ni las más mínimas normas de seguridad e higiene eran tenidas en cuenta por la empresa. Eso sí, después cuando por fin acabó con mi departamento, empezaron a tenerse en cuenta todas las normas habidas y por haber. Un claro ejemplo de que las cosas no se hacen porque no se pueda sino porque no se quiere.
Otro caso es el tener que llevar o traer cosas de la casa del jefe, tal y como nos ha comentado en alguna ocasión uno de los lectores. Tampoco me libre de eso, pero él te decía: "¿me puedes hacer un favor?", que se puede traducir por "que lo hagas". Al final como siempre, se quejaba de que no producíamos. Claro, si estoy atendiendo tus asuntos personales, no puedo generar ingresos para la empresa... ¿qué contar que muchos de ustedes no sepan o hayan vivido ;) ?
De momento eso es todo. Mañana hablaré del otro trabajo sucio, el que haces en el anonimato, sirve para que la empresa avance, pero que no tiene valoración o la que tiene es negativa por parte de tus superiores.

10 enero 2007

El trabajo sucio (el acercamiento)

Hoy les hablaré, estimados lectores, de un tema, que es general para muchos muchos muchos currantes y que para mí deja en entredicho todo el sistema jerárquico y de responsabilidades en muchas empresas. Para no pocas de ellas es un paradigma que cuanto más alto estás, más vales y más has hecho por la empresa. Pero, ¿hasta que punto es cierto en muchas de ellas? ¿qué pasa con los trepas, los lameculos y toda una serie de fauna cada cual más carroñera que la anterior? A pesar de que ocurra esto, ¿no es más triste y penoso que los propios gerentes se dejen seducir por sus artes, que valoren sus palabras vacías y halagos nada disimulados, por el solo hecho de saciar su acomplejado ego o camuflar su ineptitud y su absurdo sistema de valores, basado en "vales más por lo que aparentas que por lo que haces"?
No voy a hablar de ninguno de estos estamentos, sino lo voy a enfocar desde el punto de vista de los que hemos estado abajo (el mío en este caso). El tema en cuestión es: el trabajo sucio.
¿Qué es el trabajo sucio? Para mí, son una serie de tareas y responsabilidades desarrolladas y ejecutadas fielmente, con actitud y aptitud, que son fundamentales para el funcionamiento de una empresa, pero que son ignoradas, vejadas y humilladas por parte de las categorías dirigentes, aún sabiendo lo valiosas que son. Aún sabiendo que el reemplazo de las personas de confianza que las realizan, es extremadamente difícil, pero manteniendo a toda costa el yo estoy arriba y tú estás abajo y te jodo lo que quiero y cuando quiero, porque sé que vas a seguir ahí aguantando y sacándome las castañas del fuego.
Unos años antes de trabajar en esa empresa de informática cuyo nombre me irrita pronunciar, estuve trabajando (mientras estudiaba) un año y medio en el pub de moda de la capital de mi provincia. Por aquel entonces iba lo más pijo y lo más "cool" de toda la ciudad, provincia, región, estado y más lejos. Tenía mucho renombre, aunque la calidad del servicio, no era proporcional a sus precios y a su supuesta categoría. No porque los empleados no lo quisiéramos, sino porque los dueños iban a sacar la máxima tajada, antes de fundir el negocio. Yo trabajaba como "office" es decir, el pringadillo que recogía y lavaba los vasos, ponía hielo, llenaba las neveras de refrescos, reponía botellas, etc... Eramos dos y muchas veces sólo yo, para cubrir hasta tres barras. Nuestro trabajo era fundamental para que todo funcionara. Si hubiesemos fallado, todo el sistema se hubiera ido abajo. Podía subsistir, aunque a las camareras no les gustaba ensuciarse las manos y el servicio estaría seriamente mermado. Empezábamos a trabajar antes que nadie y terminábamos mucho despues que los demás. Me di cuenta de que si tienes unas buenas tetas, el trabajo es menos sufrido. Lamentablemente yo era tío y de apariencia corriente X-D. Recuerdo pasarme 10 horas seguidas literalemente corriendo, corriendo y corriendo, para atender a todo, y cuando tenía un momento libre , me tenía que poner a servir copas, o atender pedidos e incluso llegúe a ser encargado un par de veces. Pero por mi condición de ser pringadillo y "estar plano" ;-) mis jefes no consideraban mi trabajo igual al de las camareras, aún cuando hacíamos el doble que ellas y su propio trabajo cuando no tenían ganas de trabajar, es decir, cuando decían que les había dado una lipotimia. Cobrábamos mucho menos y nos trataban mucho peor, a pesar de ser las personas de confianza: las únicas a las que nos daban las llaves de todo y nos permitían el control del almacén, las cajas registradoras, etc... Es así. La versión es que las camareras atraen a los clientes... pero eso no quita que nosotros desempeñáramos nuestro trabajo de una forma más profesional, abnegada y diligente. Aún conscientes de eso, nuestros jefes nos pisaban. En una borrachera de uno de ellos (cuando todo hombre dice la verdad), el tipo nos comentó: "al único que yo contrataría de todos, para cualquier trabajo, es a Erkemao". Y yo: "¡Qué bien!" y pensaba: "¡Pero págame más y jódeme menos!"
La conclusión de todo esto, es que tus jefes saben la valía del trabajo sucio y de quienes tienen que realizarlo, pero a pesar de ello, remunerarán más a otros, que saben que son unos pelotas. Paradójicamente, lo que no se atreven a decirles a ellos, lo pagan contigo.
Para no aburrirles demasiado, les explicaré en el próximo post, como era el trabajo sucio en la empresa de informática, y realmente veremos, que da igual la rama laboral en la que te muevas. Ocurre lo mismo en todos lados. Muchos jefes son unos cobardes que tratan de olvidar tu valía mediante indirectas, broncas y cualquier cosa que les pueda apagar por un momento el remordimiento de sus acciones y sus complejos de inferioridad ante otros trabajadores, a los que en secreto admiran o desean, aunque estos últimos no hagan nada o su labor pueda ser "cuestionada" (por los demás empleados, no por los jefes).

09 enero 2007

Los clientes chantajistas

Al hilo de lo que he estado contado estos últimos días, voy a describirles una situación que me pasó con otro cliente. Lo podríamos englobar dentro del apartado de meteduras de pata, pero por su carácter excepcional y esperpéntico, le daremos un tratamiento a parte. Me refiero a lo chantajistas que pueden llegar a ser algunos clientes. Cronológicamente tendríamos que saltar hasta 2003 ó 2004 para hacernos eco de este suceso. Realmente no importa no llevar las fechas a rajatabla, lo que es importante es lo que ocurrió.
Teníamos cierto cliente (empresa) a la que le llevábamos el tema informático, tanto servicios como material. Había sido cliente nuestro por bastante tiempo, pero tampoco era uno demasiado antiguo.
Empecemos por el principio de esta historia. Yo, en mi condición de técnico de campo, tenía que visitar muchas empresas y clientes particulares para resolver problemas puntuales o hacer visitas para presupuestar redes, etc... Al cliente en cuestión me desplacé un día para sustituirle la fuente de alimentación de uno de los ordenadores de la oficina, que se había estropeado. El arreglo fue rápido y perfecto, pero nuestras fuentes de alimentación eran de mejor calidad y costaban su buen dinero. Poco tiempo después fui de nuevo para solucionar otro asunto, creo que era algo de configurar una red o una conexión a Internet. Esto no tenía nada que ver con lo anterior. El trabajo que realicé en primer lugar, todavía no se había satisfecho. En ese momento la gerente me comentó que la dueña (gerente principal) de esa empresa tenía un problema con una hoja en Excel que le habían creado uno o dos años atrás. Era una hoja que llevaba bastante bien temas del taller de esa empresa, pero que necesitaba modernizarla, para adaptarla a nuevos requerimientos. Lamentablemente la persona que había creado la hoja ya no se dedicaba a ello y no podía hacerlo, entonces me pidieron que si le podía echar un vistazo e intentar modificarla. Yo no tenía idea de Excel, pero bueno, era un reto interesante y además debido a los intentos de mi propia empresa por cargarse mi departamento, entendí que teníamos que prestar más servicios o buscar la manera de ganar más dinero, para que no nos estuvieran fastidiando todo el día. Durante un par de semanas y cuando tenía tiempo (mi tiempo personal), investigaba y probaba a adecuar la dichosa hojita de excel. Desde luego era un tema mucho más complicado que lo que yo había supuesto al principio. A trancas y barrancas conseguí implementar el cambio de una forma más o menos adecuada. También tuve que pasarme una noche en vela metiendo todos los nuevos datos que se habían introducido mientras yo buscaba la forma de arreglarla. Fue un trabajo duro, arduo y que me quitó mucho tiempo y sueño, pero al final estuvo listo. La entregué para que la probaran y trabajaran sobre esa nueva hoja modificada. Lamentablemente la persona que se encargaba de tales menesteres tenía muy poca simpatía por la tecnología y le costaba un sufrimiento extremo hasta la más simple de las acciones. Por alguna razón que desconozco, la hoja siempre bloqueaba la edición o inserción de contenidos al abrirla por primera vez. La solución más simple era ir a la opción del menú que había en el Excel y darle a desbloquear. Algo muy muy muy simple. Algo molesto, pero muy simple. Este hecho suponía una meta insuperable para aquella persona. Es así. Le era imposible de realizar. Por lo tanto se me comentó que si podía poner un botón que sirviera para desbloquear. Uno grande, que se viera bien, para evitarle tremendos sufrimientos a esa persona. Bien, yo estaba muy atareado en miles de cosas, y ya ese trabajo (que aún no se había cobrado, y del que yo esperaba una buena parte para mí, puesto que la mayor parte del esfuerzo lo había realizado en casa) estaba finalizado. El tema del botón podía esperar, según mi criterio. Pasó una semana o dos y aquello no gustó demasiado. Cuando se fue a cobrar los trabajos anteriores, esa empresa se negó en firme a satisfacer ninguna cantidad hasta que se solucionara el tema de la hoja Excel. ¿Qué tiene que ver el tocino con la velocidad? Había un trabajo de una fuente de alimentación y una configuración en red o conexión a Internet terminados desde mucho antes que la hoja Excel y se debían pagar. ¿A cuenta de qué se negaba esa empresa, basándose en otro trabajo particular que nada tenía que ver? Todo estaba hecho, y según las premisas iniciales. Pero no sólo se negaban, sino además de una forma bruta y grosera. A grito limpio, con insultos, etc... Esa gerente de esa empresa estaba acostumbrada a conseguir todo lo que quería gritando e insultando. Es una táctica que usan muchos clientes en muchas empresas. Para conseguir cosas, aunque sea ilegítimamente, arman un pollo tremendo para que les hagan más caso o poner a la empresa o los empleados en una situación embarazosa delante de otros clientes. Normalmente esta gente se sale con la suya, porque para evitar problemas, los empleados, acaban claudicando. Este tema me sucedió mucho más adelante con otro cliente desvergonzado y lo contaré en su momento. Bien, el caso es que yo no estaba dispuesto a hablar con semejante elemento que se creía que gritando e insultando lograría lo que quería. Estaba harto de chantajes de clientes. Los trabajos estaban hechos y tenía que cumplir su parte, que era pagar. Mi empresa, sin un dirigente con carisma, nunca llegó a cobrar esas deudas. Yo, por supuesto, me negué a tener relación o hablar con esa empresa, sobre todo después de haber intentado ponerme en contacto con ellos y darme largas. A ojos de ese negocio, sigo siendo una especie de villano. A mis ojos, estoy conforme con mi forma de actuar, por no transigir al chantaje. ¿Qué más cosas nos hubieran pedido y no hubieran pagado si les hubiésemos seguido el juego? Muchas, seguro. Podrían haber estado toda la vida exigiendo trabajos y negándose a pagarlos usando cualquier estúpida excusa. Ante clientes de este tipo, y si tu jefe no tiene los cojones de poner orden, lo mejor es tomar decisiones drásticas, antes de que se forme una bola de nieve imposible de controlar. Seguro que muchos de los que me leen se han visto involucrados en este tipo de tesituras, en las cuales sus empresas acabaron por doblegarse ante las ilegítimas exigencias de empresas y clientes sin escrúpulos.

08 enero 2007

Algunas meteduras de pata IV

Otro episodio que recuerdo fue un problema que tuve con una administrativa de una empresa. Este negocio era cliente nuestro y le llevábamos el mantenimiento desde hacía muchos años. La contrariedad desencadenó la ruptura de relaciones entre las dos empresas. Durante mucho tiempo creí ser culpable de lo sucedido. Lo que no sabía, y sí averigüé tiempo después, es que esa fractura llevaba tiempo abierta, y que mi proceder sólo fue la excusa para terminar la relación. Lamento este desenlace, puesto que dediqué mucho esfuerzo y tiempo personal en esa empresa y en muchos de sus directivos y trabajadores, y que la recompensa fuera utilizarme como pretexto para romper las relaciones, porque directamente no se atrevían, me dolió bastante. Esa empresa formaba parte de un grupo de empresas, que poco a poco estaban siendo llevadas informáticamente por un competidor de nuestra rama. Mi jefe, por la razón que sea, no conseguía atajar el proceso. Así fueron cayendo una, dos y tres empresas subsidiarias pero importantes y al final sólo manteníamos el sistema informático de la empresa principal. En esa época yo llevaba la mayoría de los mantenimientos, tal y como he venido contando estos días. Decidía el orden de prioridades y que se debía arreglar primero. Una de las administrativas de esa empresa venía arrastrando un problema con el ventilador del procesador. Hacía mucho ruido. En las ocasiones en que fui a mantenimientos a esa empresa, observé el problema, pero no le di importancia, puesto que el ventilador disipaba el calor adecuadamente y se trataba de una molestia, pero no un problema real. Como lo que tenía que hacer en esa organización era mucho y mucho más importante que esa nimiedad, fui dejando el asunto, hasta tener un poco más de tiempo para resolverlo. Advertí a la administrativa de que no había nada por lo que preocuparse, que su ordenador estaba bien y que esperara un poco. Pues parece que esta era la excusa que estaban buscando para terminar la relación contractual. La administrativa, seguramente presionada por sus superiores empezó a decir que el ordenador se iba a quemar y que no cumplíamos el mantenimiento. Su superior inmediato, aprovechó para incrementar aún más la bola de nieve y conseguir que los directivos principales (que ya habían hablado con nuestro competidor) rompieran los vínculos. Si eres un técnico informático y te ves en esta tesitura, asegúrate de arreglar este tipo de tonterías porque puede que se usen en tu contra. Este asunto me enfurece notablemente, por la falta de vergüenza e intrusión de la empresa en mantenimiento con mi trabajo. Es el equivalente a si voy a una administrativa y digo que todos los asientos contables están mal hechos, sin tener ni idea de contabilidad. Al final, como siempre, un cliente tuvo más poder y más decisión, aún siendo ignorante del tema, que un técnico dedicado a ese trabajo. No recibí ninguna bronca porque evidentemente todo el pescado estaba vendido desde hacía tiempo, pero pienso que mi empresa tenía que haber luchado más y exigir algún tipo de compensación y disculpa por esa forma de proceder. Como siempre, las relaciones de mi jefe eran oscuras y era difícil saber que más asuntos turbios había detrás, que desconocíamos, o que presentes o futuras relaciones intra/extra laborales se manejaban en la intimidad de los despachos.

07 enero 2007

Algunas meteduras de pata III

Una nueva metedura de pata que recuerdo, fue la venta de una tinta para impresora a un cliente, que por otro lado me caía bastante bien. El cliente, solicitó un cartucho que no se correspondía con su impresora, y claro, al día siguiente vino a devolverlo. Se lo cambié por otro, pero el primero ya había sido abierto. La política de la empresa era que no se cambiaba si había sido usado o abierto (cuestión, por otro lado, sensata), pero de eso me enteré cuando mi jefe me echó la "bronca". Suavemente, pero bronca. Supongo que a esas alturas el gerente sabía que me debía mucho y que no era apropiado darme caña por unas 5.000 pesetas (unos 30€), cuando seguramente el déficit de la empresa conmigo ya podía rondar un número de 7 cifras. En cualquier caso se sintió muy molesto y aunque quitándole hierro al asunto, se le notaba sus ganas de ser más contundente con el empleado inepto; éste que les habla. Como no podía hacerlo conmigo, empezó a insultar al cliente, diciendo que era un sinvergüenza y que no lo quería ver más por allí (cuando el cliente se había marchado, no antes... como les he contado, mi jefe, tenía cierto complejo para enfrentarse a la gente, pero por detrás y cuando no le oían, rajaba lo que hiciera falta). El caso es que ese cliente era un empleado de una institución, que años más tarde podría habernos dado trabajos importantes si hubiésemos llegado a un acuerdo, pero claro, ya en estos tiempos mi jefe estaba sentando las bases para que no fuese así.

Evidentemente, nunca más volví a recoger un cartucho de tinta abierto :)

06 enero 2007

Algunas meteduras de pata II

Otro suceso fatal, parecido al contado anteriormente fue la pérdida de toda la información de una cliente. Absoluta. En este caso, no pudo repararse el daño. Ese día me sentí realmente mal conmigo mismo al ver los llantos y la desesperación de la cliente.
Como siempre, se me dijo que tenía que hacer una copia de seguridad de unos datos de una cliente y formatear e instalar un sistema nuevo en su disco duro. Después de un par de malos sucesos como el mencionado ayer, me dediqué a hacer 2 copias de seguridad de los discos duros íntegros, antes de borrar nada. Gracias a que mi empresa era más bien tacaña y agarrada en medios, ese día no disponía ni de ordenadores ni de discos para poder hacer la copia. Sólo un disco duro de baja capacidad y un ordenador de algún cliente, como máquina para copias, si no recuerdo mal.
Mi rabia desde siempre fue provocada por no entender ciertas posturas de la empresa. Ofertaba a los clientes salvar sus datos, sin coste alguno, asumiendo la responsabilidad de las pérdidas de datos en muchas ocasiones; pero de cara a los trabajadores, decía que eso no era problema nuestro. Esto se traducía en que cuando había fallos, el jefe no ponía la cara y dejaba la tuya para los golpes. Si no disponíamos de los medios para garantizar esas copias, ¿por qué se ofertaban a los clientes? ¿por qué cada dos por tres, y cuando conseguíamos con piezas de segunda mano montar un ordenador para realizar copias de seguridad, se nos "insultaba" y se nos quitaba ese equipo para venderlo por poco dinero? ¿por qué no se respetaba nuestro trabajo y se nos ponía en situaciones comprometidas? Estas son muchas de las cuestiones que hacen que arda por dentro cada vez que las recuerdo. Esa forma tan miserable de dificultarnos el trabajo, de tirarse piedras a su propio tejado por parte del gerente, que se supone que es su empresa y su sustento.
Como iba diciendo, realicé la copia de datos (o al menos eso es lo que creo). Procedí al formateo e instalación de un nuevo sistema. Cuando fui a restaurar los datos otra vez, estos no estaban. Nueva sensación de ahogo. No podía ser. Yo los había guardado en un disco duro a parte, ¿o tal vez no?. Sea lo que sea que sucedió, los datos no estaban. Lo achaqué a una corrupción de ese disco, que había perdido la información. Si como yo quería, se hubiera hecho una segunda copia de seguridad, esto no habría sucedido, pero NO, mi empresa daba servicios a los clientes, pero no medios a los técnicos, y luego...¡ A joderse!
Tuve que ser yo el que le dijo a la cliente que había perdido la información y que esta no era recuperable. Era un tesis doctoral. Más de dos años de trabajo, perdidos. Pocas veces me sentí tan mal como en aquel momento. La cliente estaba totalmente destrozada, lloraba como si le fuera la vida en ello. Un espectáculo dantesco. Horrible. Me sentía el mayor villano del mundo, francamente miserable y mal. Con el tiempo he comprendido que no era culpa mía al 100%. ¿Cómo podía mi empresa lavarse la s manos? ¿por qué ofreció esa seguridad a un cliente, si no pretendía cumplir el servicio con garantías? ¿hasta que punto la responsabilidad de los datos es de los clientes, si no se les advierte de que al arreglar un ordenador se pueden perder? más aún, ¿cómo podemos evitar la responsabilidad de la pérdida si nos hemos comprometido a su protección?
El gerente era totalmente voluble en sus acciones y posturas. Un día te decía que los datos eran de los clientes y ellos eran sus custodios y otros te decía que había que salvar toda la información, pero sólo no te proporcionaba los medios, sino que además te los quitaba si los tenías. Lo lógico para mí sería: o rehusar a arreglar el ordenador en caso de pérdida de datos una vez advertido el cliente, o cobrar por rescatar esos datos, pero dando plenas garantías. El caso es que yo fui quien tuvo que pasar el mal trago, independientemente de mi responsabilidad. La empresa, como siempre, no estuvo allí para defenderme.

05 enero 2007

Algunas meteduras de pata I

En esta entrada, y en las próximas, voy a contar algunas anécdotas que me ocurrieron desempeñando mi trabajo. No soy perfecto y menos en este mundo de la tecnología, donde muchas cosas no son lo que parecen y donde las suposiciones a veces te llevan a desastres. Algunos errores fueron importantes y otros lo fueron menos. Unos totalmente míos y otros compartidos. En cualquier caso soy igual de abierto a la hora de contar mis sufrimientos como a la hora de contar mis fallos. También comentaré, desde la tranquilidad y reflexión que permite el paso del tiempo, que soluciones se debería haber tomado en aquel momento.
El primer gran error que tuve, afortunadamente sin consecuencias, fue la pérdida de todos los datos de una empresa. Algo parecido a lo que me ocurrió una vez cuando empecé a trabajar (y que narré en uno de los primeros post del blog) pero de una forma más imprevista. Un viernes un compañero que llevaba mantenimientos me entregó un disco duro para que salvara toda la información y para que formateara e instalara un sistema operativo con todos los programas básicos. De esta forma, él se encargaría de terminar el trabajo en la empresa cliente el lunes siguiente. Ese viernes no pude hacerlo, así que dejé el trabajo para el sábado que seguía. Realicé una copia de todo el disco duro a otro disco duro. Para ello, en un ordenador con un sistema Windows 95, coloqué los otros discos, para efectuar la copia. Una vez realizada, y como en aquel tiempo los formateos desde disquete llevaban demasiado tiempo, decidí ir más rápido formateando directamente el disco original, pero desde el propio sistema que tenía corriendo. Por algún problema desconocido que tenía ese sistema operativo, al ejecutar el formateo, no sólo se formateó el disco que yo quería, sino también el otro en el cual tenía la copia. Fue uno de los momentos más horribles que recuerdo. Me puse a buscar la información y no aparecía. Sentí un vacío en el estomago, un sudor frío, se me erizaron los pelos de la nuca y me quedé pálido. Mi compañero intentó ayudarme buscando un programa de recuperación de datos, que en aquella época no iban demasiado bien o nosotros no lo sabíamos utilizar apropiadamente. Ese sábado me marché a la una de la mañana, después de no haber obtenido sino datos corruptos. Esa tarde mi compañero y su mujer, me habían traído el almuerzo desde su casa, al ver la pinta de desgraciado que presentaba. Teniendo en cuenta que mi compañero y yo nos llevábamos muy mal y cada día teníamos roces, no puedo más que agradecerle su comportamiento y apoyo en aquel día tan desagradable. El siguiente domingo y lunes fueron malísimos. Cuando volví al trabajo el compañero que me había pedido la copia estaba algo mosqueado por el tema de los datos corruptos, pero me dijo que él había realizado otra copia antes de darme el original y gracias a eso, el problema no fue mayor. En ese disco que destruí sin querer contenía muchísima información y su pérdida hubiera sido irreparable, por no comentar las consecuencias económicas tan desastrosas.

04 enero 2007

De recibir "prácticas" a dar "prácticas"

Hola nuevamente. Ya estoy por aquí para contar nuevas y estimulantes aventuras en mi ex empresa. Tuve la suerte de estar unos días ausente de mi rutina cotidiana, lo que me supuso olvidar por completo a mi ex jefe, a mi ex empresa y a todo esto que me da vueltas en la cabeza. Aunque comenté con amig@s algo de mi vida en estos pasados años, lo sentí como alguien que cuenta una historia en tercera persona, totalmente fuera de lo ocurrido, y debo reconocer, que fue realmente tranquilizador. Al regresar de nuevo al hogar, retomé, para mi decepción, esa ansiedad que me produce enfrentarme a mis recuerdos, pero a pesar de ello, percibo que las cosas poco a poco siguen su camino hacia la tierra del olvido.
En esta ocasión les hablaré de como pasé de ser aprendiz a "profesor". Sí, la palabra está entrecomillada. Tengo cierta facilidad para enseñar a la gente. La suficiente paciencia, la suficiente constancia, la búsqueda de ejemplos equivalentes en la vida cotidiana que permitan entender más fácilmente la abstracción que puede suponer la informática y transmito la suficiente tranquilidad y seguridad como para estimular a los clientes que son reacios a aprender. Pero este no es el caso. Vale, dejo de tirarme flores y vamos al asunto en cuestión. Cuando volví al turno de mañana, mis responsabilidades se multiplicaron y muchos trabajos y clientes dependían directamente de mí, lo cual, como ya comenté, supusieron mi esclavitud en el trabajo, para poder llevar a cabo todo lo que había que hacer... (con el beneplácito de mi jefe, que en ningún momento se quejó de que estuviese trabajando al 200% todo el día). En abril de ese año, 2002 si la memoria no me falla, volvieron a traer alumnos a pesar de que mi jefe años atrás había decidido no dar más prácticas. Pero bueno, el local estaba hecho una pena, y se necesitaba a mano de obra gratis que lo limpiara. La mejor forma de conseguirla era dar unas "prácticas". Tal y como nos había sucedido a otras promociones, los nuevos miembros temporales de la empresa tuvieron que luchar contra la basura, el polvo y la mierda en sentido general. Una vez cumplieron su ritual de novicios, ya eran dignos de "aprender" algo. Como en ese momento yo era el técnico de calle principal de la empresa, se me asignó a uno de los chicos como "alumno". El problema residía en que yo estaba muy estresado y, como dije en algún post anterior, tenía mucha falta de práctica y conocimientos. De esta manera resultó que el propio alumno en prácticas era más apto para algunas labores que yo mismo. Cosa que no debe extrañar, porque durante los casi 4 años anteriores sólo me había dedicado a hacer trabajo sucio, en el sentido más literal de la palabra. No había tenido ningún curso, no había recibido ninguna formación por parte de la empresa y no había tenido tiempo ni medios para conseguirla por mi propia cuenta. El pobre alumno además tuvo que sufrir hambre y largas horas de carretera y estancia en empresas y clientes. Mucho más largas y agotadoras de lo que tenían que haber sido. Mi horario era muy "flexible", es decir, tenía que ser puntual para entrar a trabajar (siendo criticada la impuntualidad), pero la empresa veía con buenos ojos que tu jornada laboral no terminara nunca.
Recuerdo con cierto remordimiento las veces que volvíamos a las 5 ó las 6 de la tarde, porque las cosas se habían complicado en algún cliente. Creo que al final, el alumno acabo bastante defraudado con tan tremendo trajín y con el "profesor" que le había tocado, al cual superaba en conocimientos en algunos temas. Pero, ¿qué podía hacer yo? Nada, seguir tragando los desaciertos, malas prácticas y desatinos de mi jefe y esperar a que todo mejorara algún día. ¡Qué iluso!

29 diciembre 2006

¡Feliz 2007!

Hoy no me extenderé en agonías existenciales laborochungas. Seguramente no toque un ordenador en varios días, así que se salvarán, queridos lectores, de que les aburra el Fin de Año ;)

Desearles a todos una muy divertida Nochevieja y un muy buen comienzo de año y que dure por lo menos 12 meses.

¡¡¡ Feliz Año 2007!!!