Aunque el título de la entrada suene muy violento, no me refiero a confrontamientos físicos ni a ningún otro tipo de violencia gratuita por parte de la empresa... Creo que mejor corrijo mis palabras, porque lo de violencia gratuita tal vez pueda ser aceptado.
Todavía no he abandonado aquellos maravillosos primeros años de esfuerzo y servidumbre, donde el sol calentaba con sus rayos y los pajaritos cantaban alegres en las ramas de los arbolitos. Por aquel entonces, confome a nuestra condición de pringadillos, nos veíamos envueltos en argucias y sinsentidos de forma habitual. Una de las tétricos ejemplos que puedo recordar y que se repitieron varias veces, son los encargos demorados hasta última hora. Me explico. Por ejemplo, mi jefe había llegado a un acuerdo con un cliente para entregarle 20 equipos nuevos. Disponíamos de un mes o dos meses para hacerlo. Teniendo en cuenta el trabajo y el esfuerzo que se realizaba cada día, lo correcto y lógico sería ir ensamblándolos a partir de las últimas dos semanas, o incluso antes. De esta manera, cuando llegara la hora de la entrega todo estaría correcto y en condiciones. ¿Por qué hacer las cosas sencillas, cuando se pueden complicar hasta la saciedad? Eso debía pensar mi jefe. Así que hasta el día anterior a la entrega no había nada hecho, y no había llegado el material. ¡Me encanta la presión! Pues en pocas horas había que hacer el trabajo que se podía haber realizado con calma y perfección en días anteriores. Todo con prisas, montar un montón de equipos con hardware que no conocíamos, que además debían llevar todos su sistema y tener suerte de no fallar, porque el material que se traía era bastante justo. Claro, como no daba tiempo, teníamos que continuar fuera de horas de trabajo: con agobio, presión, indirectas y sin cobrar. Y que no se te ocurriera ni rechistar, porque entonces ofendías a la empresa. Resulta macabro. ¿Por qué se hacía esto así? Desde el punto de vista del que les escribe, no se debía a un problema económico de la empresa para conseguir el hardware, no se debía a errores en el transporte... se debía a que a mi jefe le interesaba sacar el mayor beneficio posible a esa mercancía. Si negociaba unos equipos de determinadas características con base a entregarlos meses después, lo más lucrativo es esperar hasta el último momento y comprar el material sensiblemente más barato que lo presupuestado. Habitualmente ocurría eso. Pasaba el tiempo y los componentes bajaban de precio. Como lo que se presupuestaba iba a misa, lo que se vendía ya estaba algo obsoleto en el momento de la entrega. Además, hacía trabajar a sus empleados fuera de hora y sin pagar ese tiempo. Más beneficio. Además, se "vengaba" de los que él consideraba vagos, es decir, nosotros. Más beneficio personal para él. Pero claro, no se encontraba allí a altas horas de la noche supervisando o echando una mano. Sin embargo sí exigía que todo estuviera bien costara lo que costara ( a los demás).
Todavía no he abandonado aquellos maravillosos primeros años de esfuerzo y servidumbre, donde el sol calentaba con sus rayos y los pajaritos cantaban alegres en las ramas de los arbolitos. Por aquel entonces, confome a nuestra condición de pringadillos, nos veíamos envueltos en argucias y sinsentidos de forma habitual. Una de las tétricos ejemplos que puedo recordar y que se repitieron varias veces, son los encargos demorados hasta última hora. Me explico. Por ejemplo, mi jefe había llegado a un acuerdo con un cliente para entregarle 20 equipos nuevos. Disponíamos de un mes o dos meses para hacerlo. Teniendo en cuenta el trabajo y el esfuerzo que se realizaba cada día, lo correcto y lógico sería ir ensamblándolos a partir de las últimas dos semanas, o incluso antes. De esta manera, cuando llegara la hora de la entrega todo estaría correcto y en condiciones. ¿Por qué hacer las cosas sencillas, cuando se pueden complicar hasta la saciedad? Eso debía pensar mi jefe. Así que hasta el día anterior a la entrega no había nada hecho, y no había llegado el material. ¡Me encanta la presión! Pues en pocas horas había que hacer el trabajo que se podía haber realizado con calma y perfección en días anteriores. Todo con prisas, montar un montón de equipos con hardware que no conocíamos, que además debían llevar todos su sistema y tener suerte de no fallar, porque el material que se traía era bastante justo. Claro, como no daba tiempo, teníamos que continuar fuera de horas de trabajo: con agobio, presión, indirectas y sin cobrar. Y que no se te ocurriera ni rechistar, porque entonces ofendías a la empresa. Resulta macabro. ¿Por qué se hacía esto así? Desde el punto de vista del que les escribe, no se debía a un problema económico de la empresa para conseguir el hardware, no se debía a errores en el transporte... se debía a que a mi jefe le interesaba sacar el mayor beneficio posible a esa mercancía. Si negociaba unos equipos de determinadas características con base a entregarlos meses después, lo más lucrativo es esperar hasta el último momento y comprar el material sensiblemente más barato que lo presupuestado. Habitualmente ocurría eso. Pasaba el tiempo y los componentes bajaban de precio. Como lo que se presupuestaba iba a misa, lo que se vendía ya estaba algo obsoleto en el momento de la entrega. Además, hacía trabajar a sus empleados fuera de hora y sin pagar ese tiempo. Más beneficio. Además, se "vengaba" de los que él consideraba vagos, es decir, nosotros. Más beneficio personal para él. Pero claro, no se encontraba allí a altas horas de la noche supervisando o echando una mano. Sin embargo sí exigía que todo estuviera bien costara lo que costara ( a los demás).
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