02 julio 2007

La denuncia

Unos dos años antes y ante la cantidad de abusos por parte del gerente y las incertidumbres que me propiciaba la empresa, decidí afiliarme a un sindicato. Quería tener las espaldas cubiertas en caso de una hipotética expulsión de la empresa. El gerente había intentado hundir mi departamento de todas las maneras posibles. Una vez conseguido, lo más lógico era proceder con el despido de los molestos pringadillos. Finalmente estimó más interesante putearnos "un poco" para que le demostráramos que merecíamos seguir en su super-empresa. Cuando acudí al sindicato, el trato y los consejos que me dispensaron en la ocasión anterior, me hicieron pensar seriamente en que en los sindicatos sólo había holgazanes y pasotas, cuyo interés por los afiliados no iba más allá de cobrar las cuotas trimestrales. Ahora, pasado el tiempo volvía allí para asesorarme sobre lo que estaba ocurriendo: el cierre de la empresa y la indemnización. No albergaba esperanzas de una mejor atención, así que entré en el edificio con actitud defensiva. Afortunadamente las cosas habían cambiado. Me recibió una persona que se interesaba por lo que sucedía. Más joven y dinámica, también con una experiencia de despido similar, empezó a indagar hasta donde podía con los conocimientos que tenía. Presta y atenta me dijo que fuera inmediatamente a hablar con los abogados para asesorarme. Así lo hice. Mi condición de afiliado me ahorraba algunas esperas y el pago de la consulta.
Le expuse al abogado todo lo que podía recordar. Me pidió una serie de papeles, entre ellos la carta de despido y me emplazó para el día siguiente. Con todo en la mano, volví. Echó un vistazo y me dijo claramente: "esto está mal, no pueden despedirte por causas objetivas económicas porque esta circunstancia se produce cuando hay que hacer ajustes en la empresa, pero siempre y cuando la actividad continúe. Para cerrar la empresa, no. Es un despido improcedente y te corresponden 45 días por año trabajado." Como tenía demasiado trabajo acumulado y la rapidez era muy importante puesto que sólo había 20 días para reclamar, me dirigió a otro abogado que se encargaría del caso. Este otro abogado me dijo lo mismo y se puso a trabajar en el asunto. Para terminar de confirmarlo, le pedí consejo a una amiga que también era letrada y me aseveró lo mismo que los anteriores. Tres abogados laboralistas me daban la razón frente a lo que decía el asesor de mi jefe. ¿Cabe alguna duda de que en el cierre de mi empresa había gato encerrado?
Cuando me presenté ante el que sería mi actual abogado, le comenté no sólo el despido, sino también la antigüedad que la empresa no quería reconocer. Mirando los contratos, pudimos observar que iba a ser muy difícil demostrarla porque había un periodo de mes y medio en el cual no había tenido contrato. Justo una época de mi vida en la que tuve muchos problemas y no estaba atento a las cuestiones laborales fuera del trabajo diario. Ese intervalo de tiempo rompía la posibilidad de poder reclamar 7 años y medio. Por otro lado, me comentó que reclamar los 8 años, puesto que el medio año que pasé sin contrato, a parte de ser complicado de demostrar, suponía también llegar a un punto de detalle que sería contraproducente en un supuesto juicio. En cualquier caso, no había que pensar en llegar a acciones mayores, cuando todavía se podía resolver de otras formas. Dispuesto a seguir dando oportunidades a mi jefe, le llamé para comentarle que, sin dilación se pusiera en contacto con mi asesor y que si lo creía necesario que se lo dijera a su representante. Pasaron los días y parece que al gerente, resolver las cosas le interesaba poco. No me había llamado, no había llamado a mi abogado y el tiempo para poder reclamar se extinguía rápidamente. Aquello me sonaba a dejar pasar el tiempo para que se acabasen los plazos. El gerente tenía experiencia, pocos meses antes el acólito número 1 había intentado denunciarle, pero un letrado inexperto consumió los plazos, evitando a mi empresa una factura muy costosa. Mi abogado, por el contrario, era un tipo precavido y sabía como funcionaban estas cosas. Entretanto, había sucedido algo impensable para mí. Otra acción de mi jefe que comprometía mi profesionalidad y mi honorabilidad. Algo muy feo y que no hacía sino reafirmar que a mi jefe no le importaban los medios para lograr lo que quería. Lamentablemente esta historia será guardada y tal vez algún día se pueda contar.
Pocos días antes de la finalización del plazo, recibí la llamada del gerente. Se ponía en contacto conmigo para hablarme de eso tan feo que me había tratado de hacer. Ignoraba que yo estaba al corriente del asunto. Me había enterado por otros medios. Le ahorré el contarme otra nueva mentira. Le dije las cosas claras empezando por anunciarle que tenía interpuesta una denuncia. Le recriminé con cierto enfado el no haberse puesto en contacto con mi abogado y le recriminé su otra acción, a escondidas mías y utilizando mi nombre. No supo que responder. No se esperaba el aluvión de sorpresas que le estaba dando, más cuando él quería cazarme a mí. Sólo me dijo, titubeando: "ya te llamaré" y colgó el teléfono.


11 comentarios:

Anónimo dijo...

Curiosamente, ayer pasé por delante de la antigua sede de ACME S.A. y donde hasta hace unos meses, tan sólo había una cristalera con cortinas y el antiguo nombre sobreimpreso en el cristal, hoy aparece una puerta y un letrero nuevo que pone "ATL******"... al parecer ya no se cortan, han salido del armario dispuestos a seguir con su actividad en el punto donde se dejó... y me imagino que sigues sin cobrar lo que te corresponde... hay que tener vergüenza!

Erkemao dijo...

Interesante noticia nasghoul. He aprovechado para comprobar si tiene página web, y ya te puedes imaginar ;)
¿Por cierto, la puerta está dónde un par de pringadillos tuvimos que picar hormigón, poner relleno, cubrirlo con parquet y finalmente deshacernos de unos bloques librándonos por poco de una denuncia? ahh, y pensar qué éstabamos contratados como informáticos...
Sipes, sigo a dos velas, mientras otros parece que tienen dinero para montar negocios nuevos.

Anónimo dijo...

Pues sí, la puerta está donde estaba antiguamente el escaparate y efectivamente, tienen página web. Se ve que se hartaron de entrar por el garaje y le están hechando morro al asunto. Si te vale de algo, tengo fotos de hace 2 meses, a lo sumo, de la fachada del edificio y me puedo pasar y sacar fotos nuevas.

Kt. dijo...

Ak menos parece que tu suerte comenzaba a cambiar!!!

Ay! que intriga!

Besos ERKE, buen comienzo de semana!

Erkemao dijo...

nasghoul, sería interesante eso que me comentas. Ya hablamos.
Gracias.

Erkemao dijo...

kt, pues no te digo ni que si ni que no, pero si no lo hubiera hecho, no lo habría perdonado en el sentido de no haber sido capaz de plantar cara otra vez y, al menos, por una vez, luchar por lo justo.

Saludos intrigosos ;)

Besos.

Isaac Morán dijo...

Eso, nas, da pistas. Podríamos hacer un juego de adivinar cuál era ACME S.A., aunque con la pista de Nasghoul, mi poder deductivo y Google, creo que os tengo localizados (os juro por snoopy que no conozco a vuestro ex-Jefe)

Erkemao dijo...

ojo virtual y eso te hace una persona más feliz!!! jajaja así no tienes que hacerte un blog laboral ;)
saludos

Guillo dijo...

Un buen ejemplo de cómo hacer que se respeten los derechos como empleado. Ajustar las cuentas de manera legal e inteligentemente.

Saludos

Erkemao dijo...

guillo, pues sí, creo que es lo mejor. Además te curas en salud. A mi me alivia mucho saber que hice todo lo posible por arreglar las cosas de una manera honesta. Siempre que vea a mi jefe le recordaré su actitud prepotente, estimando que él mintiendo resolvía todo y si eso fallaba, la culpa era del otro. Pero no, él no estaba por encima de las negociaciones.
Saludos.

echeck casino dijo...
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