No podía ser de otra forma. Durante todos los años que había estado en la empresa, nadie tuvo despacho. Mi jefe, en el garaje, tuvo algo parecido a un cuchitril desordenado y polvoriento, más parecido a una mesa de una chatarrería que a un despacho de un gerente. Cuando nos mudamos, se ve que el dinero sólo daba para los vicios justos y, acostumbrado como estaba, al ambiente mundano, no perdió mucho el tiempo en establecer el orden jerárquico visible, es decir, un despacho que lo separara realmente del resto de los trabajadores. Tenía algo así como un espacio acotado por pequeños armarios caóticos y llenos de papeles y objetos varios (cada cual más inútil que el anterior). Con el amanecer de los nuevos tiempos, los del dinero fácil y los grandes proyectos, ya era hora de definir quien era gallo del corral. En múltiples ocasiones, y como bien me recuerda un ex compañero, comentarista de este blog, los clientes confundían a algunos empleados con el jefe, es decir, lo veían como a un pringadillo. Eso hiere profundamente el orgullo de un orgulloso. Seguramente, y basado en mi imaginación, sus nuevas amistades le enseñaron despachos y le enseñaron que la elite* no se mezcla con la plebe. Mi jefe se vería en inferioridad en su nuevo círculo de relaciones, y la mejor forma de desahogar esta frustración, es oprimir a los que piensas que están supeditados a ti. Como he dicho alguna vez: la mejor forma para parecer más alto es escachar** a otro. No sólo el jefe tendría su propio cubículo, también el acólito número 1, que tan fielmente le había apoyado en toda esta transición, fue merecedor de otro espacio privado. Ahora emperador y virrey gobernaban desde sus tronos inmaculados. Por supuesto, en las ventanas interiores de sus despachos, aquellas que daban a las mesas de los empleados, pusieron persianas.
Se contrató a una empresa dedicada a la instalación de mamparas para despachos. Donde antes había estado el taller, se instaló el gerente. Donde antes había estado el "despacho" del jefe, se instaló el acólito número 1. El montaje fue muy sencillo y rápido. Las grandes sonrisas no se ocultaban en sus caras. Mi jefe había crecido de volumen, hinchado de soberbia. Ahora si era como los jefes de verdad. Ahora podía mostrar su pequeña atalaya de vanidad a todo el mundo. Tanto era así que casi cualquier cliente era invitado a recorrer media empresa para "admirar" la alcurnia y magnificencia del gerente. Todavía estábamos empezando con las demostraciones de poder y grandeza. Por supuesto, los trabajos forzados no habían concluido. Había mucho más que hacer, entre otras cosas, desmontar todos armarios, panel por panel, chapa por chapa, tornillo por tornillo. Este que les habla, fue el encargado de tales menesteres, así como de clasificar y transportar todo esa madera hacia los sótanos. El jefe todavía daría mucho más de sí. Estas reformas costarían su buen dinero, el cual seguramente salió de las horas extras no pagadas y los sueldos no aumentados a los pringadillos, pero como siempre digo, eso son conjeturas mías ;)
Se contrató a una empresa dedicada a la instalación de mamparas para despachos. Donde antes había estado el taller, se instaló el gerente. Donde antes había estado el "despacho" del jefe, se instaló el acólito número 1. El montaje fue muy sencillo y rápido. Las grandes sonrisas no se ocultaban en sus caras. Mi jefe había crecido de volumen, hinchado de soberbia. Ahora si era como los jefes de verdad. Ahora podía mostrar su pequeña atalaya de vanidad a todo el mundo. Tanto era así que casi cualquier cliente era invitado a recorrer media empresa para "admirar" la alcurnia y magnificencia del gerente. Todavía estábamos empezando con las demostraciones de poder y grandeza. Por supuesto, los trabajos forzados no habían concluido. Había mucho más que hacer, entre otras cosas, desmontar todos armarios, panel por panel, chapa por chapa, tornillo por tornillo. Este que les habla, fue el encargado de tales menesteres, así como de clasificar y transportar todo esa madera hacia los sótanos. El jefe todavía daría mucho más de sí. Estas reformas costarían su buen dinero, el cual seguramente salió de las horas extras no pagadas y los sueldos no aumentados a los pringadillos, pero como siempre digo, eso son conjeturas mías ;)
* y ** Según la Real Academia Española:
escachar.
(De es- y cachar1).
1. tr. Cascar, aplastar, despachurrar.
élite o elite.
1. f. Minoría selecta o rectora.
4 comentarios:
joee tio!! que vida más injusta!! Tu ánimo que ya vendrán momentos buenos. Por cierto he visto tu blog y me ha gustado mucho, mis felicidades porque no todo el mundo consigue hacer un blog tan bueno como el tuyo. Un saludo!!
Gracias. Ya ves, si te dejas tomar el pelo, te lo toman. Ya a la mínima que vea que me van a putear, salto. Afortunadamente toda esta historia pertenece al pasado, pero vale la pena contarla, si le sirve a alguien.
Estuve por tu blog, y veo que te has propuesto dedicarte a él cada día.
Mucha suerte y mucho ánimo.
Saludos.
Gracias espero que te guste, por cierto ¿te importa que te agrege a mis contasctos como amigo? es que me parece tu blog muy bueno y si quiere pues lo pongo. Un saludo.
De acuerdo, Serchase. Esta gracioso el vídeo del día 22 en tu blog. Lo había visto en el sitio de otro de los comentaristas del mío : http://empleoytrabajo.blogspot.com/
Se me ocurre que podrías poner más noticias curiosas, estrafalarias y divertidas.
Saludos.
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