Un poco antes del cierre del taller y más o menos al mismo tiempo que se producían algunos de los sucesos que he relatado en estas últimas entradas, vino una chica a hacer prácticas a la empresa. Como yo era miembro del grupo de los pringadillos y además estaba todo el día fuera, atendiendo a los clientes, no tuve la oportunidad de que me la presentaran. Yo pensaba que era una nueva compañera y que estaba contratada. La cantidad de cambios que se estaban gestando en el negocio hacían presumir esa posibilidad. Ella no formaba parte de de ninguno de los departamentos técnicos de la empresa, ni el de hardware ni el de software. Formaba parte del departamento administrativo. Digo departamentos, porque en mi empresa esa era la forma de llamar a las divisiones por tareas, pero estábamos muy lejos de un verdadero departamento. Tiempo después, me enteré de que se trataba de una estudiante que estaba realizando sus prácticas de fin de carrera. La pobre tuvo que aguantar los telefonazos de gran cantidad de clientes enfadados que nos llamaban a diario, cuando su cometido no era ese. ¡Menudas prácticas! Como a nosotros no se nos había dicho que ella no debía coger teléfonos o atender a clientes por estar en prácticas, pensábamos que sí tenía que hacerlo. Imagino la idea que podía hacerse ella de la empresa, con estas experiencias. En cierta ocasión, y me permito la licencia de contar su historia (si me lees: saludos y beso ;) ). Ella, junto con otra compañera en prácticas de otra asociación afín a mi negocio estaban realizando un trabajo que les encomendaron elaborar. Este quehacer, que no sé si era de marketing, estaba dirigido por mi jefe. Ellas como alumnas tenían el horario del negocio, es decir, de 8 a 3. ¡Terminaron el documento a las 2 de madrugada! Para más inri, ni siquiera les dieron las gracias por su esfuerzo; esfuerzo que para nada tenían que hacer. No les dieron ninguna compensación y claro, al día siguiente tenían que estar puntualmente en la empresa. Aún peor, ni les dieron de comer. Otro ejemplo más de las malas artes del gerente. Una verdadera vergüenza. No hay nada como la mano de obra barata. Estaba claro que este sujeto no tenía ni la menor "ética" ni escrúpulos para aprovecharse de la gente. Aunque más tarde esta compañera llegó a formar parte de la plantilla, está claro que las prácticas de empresa consisten en otra cosa: en aprender, no en ser explotado.
4 comentarios:
Joder tio,la explotación todavía se hace, silente, pero real.Y encima la "vieja" putada de ser chica, sin condiciones, a la chita callando y punto...Pues que quieres que te diga, me alegro que personas como tu rescaten estas injusticias y las publiquen para deleite o congojas de quienes lo leen.De todas formas entiendo que la gente que pasa por tu blog se siente identificada y/o les hace revivir fantasmas y mordeduras.Pero todos en el fondo se alegran de que se acuerden de manera tan dedicada como tú lo haces... Si tuviera que darte puntos ya tendrías un 15.Felicidades de nuevo por tu ingente labor y ameno blog.
Esta claro que se aprovechó de las chicas en prácticas, pero si hubieran sido tíos, también lo hubiera hecho. Mi jefe cuando daba prácticas a estudiantes era porque ganaba algo, si no, no lo hacía.
Como dices, lo más sorprendente y que al parecer no lo es tanto, es que mis historias son muy comunes. Cualquiera que me lee, en cualquier lugar, se siente identificado de una u otra forma, lo cual no me parece un buen síntoma de la salud laboral.
Gracias a ti por pasarte por aquí a leer y comentar ;)
La verdad es que ella, supo ver por dónde iban los tiros a tiempo y se largó en cuanto tuvo oportunidad y probablemente (casi con toda seguridad) a un puesto de trabajo mejor.
Saludos mr. erke!
sí, escapó a tiempo de aquella locura. Me alegro mucho por ella.
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