Hola nuevamente. Ya estoy por aquí para contar nuevas y estimulantes aventuras en mi ex empresa. Tuve la suerte de estar unos días ausente de mi rutina cotidiana, lo que me supuso olvidar por completo a mi ex jefe, a mi ex empresa y a todo esto que me da vueltas en la cabeza. Aunque comenté con amig@s algo de mi vida en estos pasados años, lo sentí como alguien que cuenta una historia en tercera persona, totalmente fuera de lo ocurrido, y debo reconocer, que fue realmente tranquilizador. Al regresar de nuevo al hogar, retomé, para mi decepción, esa ansiedad que me produce enfrentarme a mis recuerdos, pero a pesar de ello, percibo que las cosas poco a poco siguen su camino hacia la tierra del olvido.
En esta ocasión les hablaré de como pasé de ser aprendiz a "profesor". Sí, la palabra está entrecomillada. Tengo cierta facilidad para enseñar a la gente. La suficiente paciencia, la suficiente constancia, la búsqueda de ejemplos equivalentes en la vida cotidiana que permitan entender más fácilmente la abstracción que puede suponer la informática y transmito la suficiente tranquilidad y seguridad como para estimular a los clientes que son reacios a aprender. Pero este no es el caso. Vale, dejo de tirarme flores y vamos al asunto en cuestión. Cuando volví al turno de mañana, mis responsabilidades se multiplicaron y muchos trabajos y clientes dependían directamente de mí, lo cual, como ya comenté, supusieron mi esclavitud en el trabajo, para poder llevar a cabo todo lo que había que hacer... (con el beneplácito de mi jefe, que en ningún momento se quejó de que estuviese trabajando al 200% todo el día). En abril de ese año, 2002 si la memoria no me falla, volvieron a traer alumnos a pesar de que mi jefe años atrás había decidido no dar más prácticas. Pero bueno, el local estaba hecho una pena, y se necesitaba a mano de obra gratis que lo limpiara. La mejor forma de conseguirla era dar unas "prácticas". Tal y como nos había sucedido a otras promociones, los nuevos miembros temporales de la empresa tuvieron que luchar contra la basura, el polvo y la mierda en sentido general. Una vez cumplieron su ritual de novicios, ya eran dignos de "aprender" algo. Como en ese momento yo era el técnico de calle principal de la empresa, se me asignó a uno de los chicos como "alumno". El problema residía en que yo estaba muy estresado y, como dije en algún post anterior, tenía mucha falta de práctica y conocimientos. De esta manera resultó que el propio alumno en prácticas era más apto para algunas labores que yo mismo. Cosa que no debe extrañar, porque durante los casi 4 años anteriores sólo me había dedicado a hacer trabajo sucio, en el sentido más literal de la palabra. No había tenido ningún curso, no había recibido ninguna formación por parte de la empresa y no había tenido tiempo ni medios para conseguirla por mi propia cuenta. El pobre alumno además tuvo que sufrir hambre y largas horas de carretera y estancia en empresas y clientes. Mucho más largas y agotadoras de lo que tenían que haber sido. Mi horario era muy "flexible", es decir, tenía que ser puntual para entrar a trabajar (siendo criticada la impuntualidad), pero la empresa veía con buenos ojos que tu jornada laboral no terminara nunca.
Recuerdo con cierto remordimiento las veces que volvíamos a las 5 ó las 6 de la tarde, porque las cosas se habían complicado en algún cliente. Creo que al final, el alumno acabo bastante defraudado con tan tremendo trajín y con el "profesor" que le había tocado, al cual superaba en conocimientos en algunos temas. Pero, ¿qué podía hacer yo? Nada, seguir tragando los desaciertos, malas prácticas y desatinos de mi jefe y esperar a que todo mejorara algún día. ¡Qué iluso!
En esta ocasión les hablaré de como pasé de ser aprendiz a "profesor". Sí, la palabra está entrecomillada. Tengo cierta facilidad para enseñar a la gente. La suficiente paciencia, la suficiente constancia, la búsqueda de ejemplos equivalentes en la vida cotidiana que permitan entender más fácilmente la abstracción que puede suponer la informática y transmito la suficiente tranquilidad y seguridad como para estimular a los clientes que son reacios a aprender. Pero este no es el caso. Vale, dejo de tirarme flores y vamos al asunto en cuestión. Cuando volví al turno de mañana, mis responsabilidades se multiplicaron y muchos trabajos y clientes dependían directamente de mí, lo cual, como ya comenté, supusieron mi esclavitud en el trabajo, para poder llevar a cabo todo lo que había que hacer... (con el beneplácito de mi jefe, que en ningún momento se quejó de que estuviese trabajando al 200% todo el día). En abril de ese año, 2002 si la memoria no me falla, volvieron a traer alumnos a pesar de que mi jefe años atrás había decidido no dar más prácticas. Pero bueno, el local estaba hecho una pena, y se necesitaba a mano de obra gratis que lo limpiara. La mejor forma de conseguirla era dar unas "prácticas". Tal y como nos había sucedido a otras promociones, los nuevos miembros temporales de la empresa tuvieron que luchar contra la basura, el polvo y la mierda en sentido general. Una vez cumplieron su ritual de novicios, ya eran dignos de "aprender" algo. Como en ese momento yo era el técnico de calle principal de la empresa, se me asignó a uno de los chicos como "alumno". El problema residía en que yo estaba muy estresado y, como dije en algún post anterior, tenía mucha falta de práctica y conocimientos. De esta manera resultó que el propio alumno en prácticas era más apto para algunas labores que yo mismo. Cosa que no debe extrañar, porque durante los casi 4 años anteriores sólo me había dedicado a hacer trabajo sucio, en el sentido más literal de la palabra. No había tenido ningún curso, no había recibido ninguna formación por parte de la empresa y no había tenido tiempo ni medios para conseguirla por mi propia cuenta. El pobre alumno además tuvo que sufrir hambre y largas horas de carretera y estancia en empresas y clientes. Mucho más largas y agotadoras de lo que tenían que haber sido. Mi horario era muy "flexible", es decir, tenía que ser puntual para entrar a trabajar (siendo criticada la impuntualidad), pero la empresa veía con buenos ojos que tu jornada laboral no terminara nunca.
Recuerdo con cierto remordimiento las veces que volvíamos a las 5 ó las 6 de la tarde, porque las cosas se habían complicado en algún cliente. Creo que al final, el alumno acabo bastante defraudado con tan tremendo trajín y con el "profesor" que le había tocado, al cual superaba en conocimientos en algunos temas. Pero, ¿qué podía hacer yo? Nada, seguir tragando los desaciertos, malas prácticas y desatinos de mi jefe y esperar a que todo mejorara algún día. ¡Qué iluso!
2 comentarios:
Buenas! la fiestas y demás me han tenido algo apartado de tu blog, pero he retomado los posts atrasados en cuando he tenido un hueco.
Jejeje, no te has perdido nada, que tampoco yo he estado por estos lares. He tardado un poquito en contestar, pero he aprovechado para escribir un poco más de material, mientras le doy a la cabeza para acordarme de más cosas.Saludos.
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