Poco después de la conclusión de la mudanza, cuando ya estábamos trabajando plenamente en el nuevo local... la empresa contrató la instalación del falso techo. Por esa época me dedicaba a realizar algunos trabajos extras para la empresa, que consistían en la instalación física de redes para diversos clientes. Solíamos llegar a muy altas horas de la noche de trabajar, lo cual sólo me permitía aparcar la furgoneta en el sótano destinado a ello, y descargar las cosas, para que a la mañana siguiente se pudiera utilizar. Como ya estaba cansado después de un largo día de trajín, colocaba todo en una de las mesas que había cerca de la entrada del sótano. Lamentablemente, todo el mundo utilizaba mis útiles menos yo. Un par de años antes, nos habían dado a los técnicos unos destornilladores eléctricos para nuestros quehaceres. Se marcaron con las iniciales de cada uno y se supone que era para que cada uno los utilizase y los cuidara. Pues no. Con el tiempo, no era poca las veces que te lo quitaba el propio jefe cuando extraviaba el suyo. Otras veces nos lo quitábamos entre compañeros cuando se agotaban las baterías. Otras veces los tuvieron que utilizar los alumnos en prácticas o nuevos empleados, que no disponían de ninguno. Ante tales circunstancias, renegué de toda responsabilidad exclusiva por algo que era de uso común. Un día desapareció para siempre. Supuse que alguien de la empresa lo había usado y se había perdido dentro del local o la gente que estaba poniendo el falso techo lo utilizó y se lo dejó sobre nuestras cabezas. Pero nunca lo volví a ver. Este asunto del destornillador es tremendamente importante por lo que sucedió tiempo después, pero eso es otra historia que será narrada en ya no mucho tiempo ;-)
4 comentarios:
Conozco la historia del destornillador, pero no la voy a destripar porque te corresponde a tí narrarla (jejeje) y ahora que lo pienso lejos de ser graciosa, es triste... incluso recuerdo cuando el único destornillador electrico que quedaba dejó de funcionar, lo utilizábamos a base de tracción manual (vamos, como uno normal y corriente)... resultaba patético, pero se gastaba más dinero en papel para imprimir absurdas y estúpidas circulares, documentación inútil o vomitivas encuestas que en comprar un cutre destornillador eléctrico de 15€... vamos que podría haber sido un poco menos descarado o mejor, decirnos a la cara cuál eran sus intenciones con el taller.
Yo casi me desternillo de risa con las historia del destornillador ;) La contaré dentro de poco, aunque ya avancé algo en un post o en un comentario, pero primero quiero entrar en antecedentes (hay detalles por ahí que es importante explicar primero)... una historia muy esperpéntica, va a estar bien.
Respecto a lo que decías, recuerdo la cara que me ponían los clientes cuando aparecía con el destornillador eléctrico y me ponía a girarlo con la mano como si fuera uno manual... se quedaban flipados!!! jajaja patético de verdad! y alguna cosilla también comentaré sobre las paridas de jefe al respecto! Para ir al club de la comedia!! ;)
pero no nos dejes asíiiiiiiiii!!!
un destornillador eléctrico... eso no es algo que tiene que ver con ikea?
mmm... 1 beso baboso y 1 voto!!
Chüpetina, te avisaré cuando cuente la historia :P Es como en el cole, que para hacer un collage (o como se escriba) primero hay que recortar las hojas de las revistas :P
Qué bien! un beso baboso! mejor que uno mocoso! jajaja ;)
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