19 marzo 2007

¿Para qué sirve un sindicato?

Ahora sí lo sé, pero hubo un momento en mi vida que no lo entendía. Y ustedes dirán: ¿por qué? La razón es muy sencilla: hay gente dentro de los sindicatos que deberían dedicarse a otra cosa y no a defender los derechos de los trabajadores.
En fechas próximas a la desaparición de mi departamento, cuando todo el pescado había sido vendido, y era más que seguro que tarde o temprano y de una forma más o menos fraudulenta mi jefe iba a cerrar nuestra área de trabajo, decidí ir haciendo varias cosas que me pudieran situar en una buena posición a la hora de salir de la empresa o de quedarme en ella. Mi deseo era irme, pero tan cierto como que el taller iba a terminar su actividad, era que nunca podría salir de aquella empresa por la puerta de delante y mucho menos cobrando una indemnización. Mi jefe hubiera preferido comerse el dinero que pagar un sólo céntimo a cualquiera de los pringadillos. Entre las opciones que tomé estaba: hacer un curso de páginas WEB y afiliarme a un sindicato. Obviamente la segunda era la medida de presión. Yo era pequeño y débil. La empresa era más fuerte que yo. Ahora yo formaba parte de algo que me hacía más fuerte, o al menos, eso era lo que pensaba.
Se supone que al afiliarte consigues información sobre lo que tienes y lo que no tienes que hacer en una empresa y apoyo profesional para afrontar los problemas que puedas tener en el seno de un negocio. Poco después de afiliarme y en plena agonía por los trabajos forzados que estaba realizando, decidí que esto no podía ajustarse a derecho de ninguna forma. Acudí a la sede principal del sindicato en mi provincia y hablé con la "persona encargada" de asesorarme, antes de acudir directamente a los abogados. Después de esperar un buen rato a que esa persona dejara de hablar con sus amigos por teléfono y de que terminara de fijar los detalles para su próxima fiesta sindical, le expuse todo lo que me estaba ocurriendo. Le conté el cierre del taller y los números ficticios que el gerente había puesto sobre la mesa y le resumí la serie de vejaciones que estaba sufriendo por la obligación de realizar una serie de trabajos forzados para los cuales no había sido contratado (ya que yo era informático) y que suponían una discriminación respecto a mis compañeros. Todavía si me hubieran pagado como pintor, casi me hubiera callado. La respuesta fue tan simple como aterradora: "Tú no te puedes negar a hacer lo que te digan". Yo no podía entender lo que me estaba diciendo. ¿Qué pasaba con mis derechos? ¿Con mi dignidad como trabajador y como persona? ¿No había un modo de evitar todos esos abusos? Este individuo, más pendiente del vino y la carne que iban a tener en la fiesta que de cualquier asunto laboral, me despachó rápidamente, como a un mosquito molesto que le estaba fastidiando la siesta. Y siguió repitiéndome: "Tú lo que no puedes hacer, es negarte a lo que te digan". No me dio más opciones, ni alternativa alguna. Simplemente, aguántate que la vida es así. Con ejemplos como el citado, podrán entender mi desilusión con todo el movimiento sindical. Ellos y nada eran lo mismo. Encima tenía que pagar cuotas por darle la razón a mi jefe. Ese verano fue bastante largo. Todo me iba mal, hasta lo más obvio y seguro me estaba fallando. No fue la última vez que me pasé por la sede del sindicato y en las siguientes ocasiones las cosas fueron muy diferentes. Había una nueva persona, más dinámica y más vital, con ganas de hacer muy bien su trabajo, y que ante la más mínima duda me decía: "vete inmediatamente a ver a los abogados". Y así fue. Cuando casi al final de esta historia necesité recurrir al sindicato y esperar de ellos todo su bien hacer, profesionalidad e interés, lo obtuve. Esa es otra historia y será comentada en otro momento. De todas maneras, todavía me escarda recordar la pasividad y desinterés de aquella persona, que más que defender los derechos de sus iguales, dejaba a la voluntad del empresario, disponer de sus trabajadores como mejor le viniera en gana. De mi experiencia, puedo contarles a ustedes, que en una situación como la mía, no se queden parados ante una sola opinión. Busquen, investiguen, pongan patas arriba a todo el sindicato, pero que alguien les ofrezca una solución.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo que cuando estudiaba la asignatura de "Formación orientativa laboral" llegué a la desafortunada conclusión de que los trabajadores están en clara (por no decir descarada) desventaja frente al empresariado. Desde el estatuto de los trabajadores hasta los convenios siempre hay una puerta trasera por la que te pueden hacer la vida imposible si el gerente lo tiene a bien. Es vergonzoso, tratándose de la época en la que vivimos, que exista esa desigualdad y por supuesto, los sindicatos forman parte de la pantomima que acalla la vocecita que te dice en tu interior que algo no es justo en tu situación laboral.

Erkemao dijo...

nasghoul hoy te leo los comentarios al mismo tiempo que los pones XD
El trabajo,los sindicatos,los derechos laborales.. parecen muy bonitos en las películas, donde la gente llora y cuenta sus desgracias, y el juez afligido dicta una sentencia verdaderamente justa. La realidad es otra cosa. Hay que ir al grano. Como me dijo mi abogado, sólo lo simple, porque si te pasas (aunque lo puedas demostrar) hasta el juez se mosquea, ya que lo que querrá es quitarse cuanto antes el muerto de encima y seguir con el siguiente caso. en cuanto al empresariado, he visto muchas críticas de lo mal que se le trata, pero luego ves como algunos malos empresarios tratan a sus empleados y bueno... sin comentarios. Los sindicatos en todo esto tienen parte de dignididad y parte de pasotismo. Se ve que hay gente que ya esta quemada de todo el rollo laboral o que han visto en el sindicato una wena forma de pasar 8 horas al día sin dar un palo al agua. así ocurren cosas raras y la gente no tiene confianza en que les puedan representar adecuadamente.
Saludos.

Anónimo dijo...

En México desde el punto de vista qe lo quieras ver se han violado los derechos de los trabajadores, podran dar miles de malas y pateticas razónes para dejar a mas de 40 y tantos mil trabajadores sin trabajo y aun con un Sindicato se realizo bajo la embestidura de supremacía mandataria,la violación de derechos a los trabajadores y a sus familias. con la indiferencia mas grande de qe se tenga se tenga memoria del la sociedad y del mundo entero.

Erkemao dijo...

Hola anónimo. Gracias por tu comentario.
En España se dice que los sindicatos están bajo la mesa del gobierno, quien les echa de comer. Es un buen simil para expresar que los sindicatos están siendo muy conformistas con la extremadamente mala situación que se está pasando y todavía no han dado ningún paso importante. Esta claro que la crisis nos está afectando de forma muy grave y muchas empresas están entre la espada y la pared y no pueden hacer nada. Sin embargo se comenta que muchos empresarios han aprovechado la situación para despedir barato, que de por sí, y según mi opinión, ya es bastante fácil despedir en este país.
No conozco como van las cosas en México, pero según lo que comentas tener sindicatos o no tenerlos es lo mismo.
Saludos.