12 marzo 2007

Los trabajos forzados I

Con este post comenzaré un nuevo ciclo que ilustrará algunos pasajes de una de las etapas más triste y dura de mi vida. Esta periodo comenzó hacia finales de la primavera y prosiguió durante el verano de aquel nefasto año 2004. Mi jefe había conseguido el objetivo que explícitamente o subconscientemente se había propuesto años atrás, y que no era otro sino, cerrar el taller de reparaciones y venta de equipos informáticos. Después de tener una reunión conmigo y preguntarme por mis aptitudes y actitudes profesionales sobre programación, "debía haberse dado cuenta" de que ya no me interesaba seguir en la empresa. Que mi tiempo en ese lugar había terminado. Desconozco si fue por buena voluntad o rencor, pero decidió que yo debía seguir en el negocio, pero para ello tendría que pagar cara mi estancia. No bastaba con haber dedicado en cuerpo y alma 6 años de mi vida a ese comercio y haber sufrido lo indecible; yo tendría que pagar un peaje para ser aceptado en la "nueva" empresa. Yo era un paria, un desecho del pasado, una mezquindad. No merecía estar en el nuevo negocio, que de una forma u otra yo había despreciado con mi anterior postura y trabajo. Además sentía que mi jefe tenía ansia de "vendetta" por suponer que yo era un vago y un ladrón. Esta era una buena oportunidad para cobrarme todos estos años de supuesta "ociosidad" y "calidad de vida" a costa de la empresa. Creo que lo había planeado todo perfectamente. Cobro de subvenciones, entradas ingentes de dinero fácil, cierre del taller y escarmiento de los pringadillos, con el agravante de venganza hacia un par de nosotros. Mr. "No criterio" sucumbía a los rumores y no era capaz de pensar por sí mismo. En este punto de la historia estaba realmente endiosado. Sólo miraba su ombligo y se sentía el centro del universo. ¡Arrodíllate y pide clemencia, pringadillo, si quieres seguir existiendo!
Sin pedirlo "por favor", sin hablarlo, sin consultarlo, sin excusarse y sin comportarse como una persona, apareció ante nosotros poco tiempo después de cerrar mi departamento. De forma arrogante, zafia, indolente, despótica, tirana, despreciativa, envanecida, insolente y cruel nos exigió que sacásemos todos los cajones, desmontáramos todos los armarios y mesas que teníamos en el taller, que llevásemos todo al sótano, que limpiáramos todo y que dejásemos todo dispuesto, porque a partir de aquel momento, ese lugar iba a ser su despacho. Una vez realizamos esas "labores", para nada recogidas en ningún contrato ni en ningún sentido común, se nos conminó a traerle su mesa y todas sus cosas desde el otro lado de la empresa y a dejárselo todo perfecto. Era un trabajo descomunal y sólo era el principio de varias semanas de sometimiento. Había que ver su cara. Esa persona se había convertido en un cacique y ordenaba como tal: "Haz esto", "pon esto otro aquí y aquello otro allá" (por que yo lo digo y yo lo mando). Una arrogancia y una desfachatez sin límite, como si fuésemos sus esclavos o sus vasallos. ¡Qué soberbia!
Sólo uno de los técnicos siguió llevando el tema de los mantenimientos y luego una baja le salvó de sufrir lo que se avecinaba. Tanto el otro compañero (del que siempre abusaba mi jefe) como yo, íbamos a ser el blanco de su presunción y envilecimiento. Íbamos a pagar 6 años en los que el gerente no se había atrevido a propasarse. Ahora tenía carta blanca. El apoyo incondicional de los nuevos apoderados le daba alas. Su falsa sensación de legitimidad por haber cerrado el taller y darnos la oportunidad de seguir en la empresa (la cual no queríamos) le animaba a atropellarnos y maltratarnos. Nuestra estúpida posición pasiva, además, le hacía creerse inmune. ¡Fuimos unos idiotas!¡Debimos cortar por lo sano, decirle las cosas a la cara y olvidarnos de él para siempre! Ahora no vale la pena lamentarse de la falta de coraje y agallas, pero si vale la pena contarlo, para los que vengan detrás no comentan nuestros errores. En el próximo post les comentaré más trabajos forzados y peligrosos que tuvimos que sufrir, cada cual más vejante que el anterior. Ese verano para mí estaría dividido entre el infierno del trabajo y el infierno de la vida. Sólo una persona puso algo de esperanza en esa locura, a la cual tuve que abandonar cuando mi caída hacia el abismo ya no tenía retorno posible.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Donde las dan las toman, el empleado tambien puede hacerle la vida imposible a jefe agilipollao

Erkemao dijo...

jesus, pues sí, y ya tendría mi oportunidad de devolverle los "favores", pero aún pasaría tiempo y muchas más desgracias.
Gracias por pasarte y comentar.

Anónimo dijo...

Estoy impaciente por que te despaches a gusto con lo que supuso tu (y la de otros compañeros) reubicación dentro de la empresa por la clausura del taller de reparaciones.

Por lo que has contado en este post, me viene a la memoria ciertos comportamientos del jefe que me desconcertaban al principio, pero acabaron suscitando indiferencia e hicieron que le perdiera primero el miedo y luego el respeto (entre otras cosas). Dichos comportamientos anómalos se refieren a lo maniático y esquizofrénico que se ponía si cambiabas algo de sitio sin su consentimiento (o movías tu propia mesa 5 cm para un sitio u otro) también si te daba por pensar por tí mismo y hacías algo que no te hubiera ordenado (alguna risa sin que él supiera a qué venía...) o proponías alguna idea o comentario que no te hubiera pedido añadir, enseguida te recordaba que el único capacitado para expresarse era él... en fin, que estoy seguro que podrías recopilar material sobre este tema para un nuevo post.

Erkemao dijo...

Nasghoul, no me acordaba de las manías esas y de los cuadritos de certificados ISO bien puestos y de los extintores. El tío de podía pasar horas midiendo milimétricamente donde iban. Creo que estaba al borde la locura caciquil. Todo el mundo le robaba (por pasarte un minuto del desayuno o llegar tarde o salir a tu hora), excepto los acólitos, según su perturbado pensamiento, o como bien dices, él era la luz del mundo. El experto en lógica, el Señor del Master (Master of the Universe), el genio... Menudas comederas de coco! Gracias por la aportación, pero creo que te corresponde a tí publicar un post al respecto. Espero con ganas que comencemos el nuevo blog ;)

Isaac Morán dijo...

Eso tiene un nombre y se llama mobbing. Cuando la empresa quiere prescindir de ti pero se quiere ahorrar el coste de despedirte, es una práctica habitual.

Anónimo dijo...

Ojovirtual... el mobbing era el menor de nuestros problemas.... lo peor de todo era la desidia de un jefe enfebrecido de poder y que descuidó una empresa que había levantado y a la que asistió impasible como se hundía mientras los empleados luchábamos con todas nuestras fuerzas por algo en lo que creíamos y habíamos puesto nuestra ilusión (porque era en muchos casos nuestro primer empleo)

Erkemao, pues sí, tengo ganas de empezar con el nuevo blog, porque la vida laboral (a título general) está llena de situaciones esperpénticas que nos han ocurrido depués de la época que pasamos en la empresa en la que se centra tu blog y que tantos años dedicamos...

Anónimo dijo...

Ups! el anónimo del comentario anterior soy yo... jejeje

Erkemao dijo...

ojo virtual, mobbing sí, pero además había un componente abusador. No sé como explicarlo. Era como si te quisiera en la empresa, pero al mismo tiempo te quiera humillar para sentirse más poderoso, o para vengarse por aquellas cosas que le decían o pensaba él de uno y que no se atrevía a decirte directamente a la cara. Y de la misma manera también lo hacía para que te fueras, pero si te ibas, le traicionabas y por lo tanto luego rajaba de ti. Que un psicólogo me lo explique, porque hasta ahora la única palabra clara que a mi juicio le puede definir es: cobarde.

Erkemao dijo...

Nasghoul identifíquese!! jajaja
Una empresa en la que los empleados, sin queja alguna, dan su tiempo de vida para el bien del negocio, por un mísero sueldo, y que son tratados como basura, humillados y vejados, ¿cómo podría definirse?

Wax and Wane dijo...

vivir un infierno en verano, nunca mejor aplicado... muy triste esa realidad....

por que tuviste que dejar a quien te ayudo a salir...?

Erkemao dijo...

wax and wane, pues no es que me ayudara a salir, sino que puso un rayo de luz en lo oscura que se estaba tornando mi existencia. Realmente fui yo luego quien me encerré en mi mismo y ni siquiera esa persona podría hacer nada para evitarlo o hacerme salir. Ya lo iré contando en los próximos días.
Saludos.