04 abril 2007

Las nuevas funciones

Los cambios que se habían perfilado en la empresa, supusieron una revolución en cuanto a las funciones que tenía cada cual dentro del negocio. A partir del cierre de mi departamento, se supone que cada miembro de la organización iba a tener una serie de tareas muy definidas. Cuando estaba de técnico de calle me encargaba de muchos y variados asuntos: técnico informático, hacía de recadero, de cobrador, aguantaba a clientes enfadados (para que mi jefe "no tuviera ninguna angustia"), traía y llevaba mercancía (en algunas ocasiones), llevaba impresoras a reparar, daba soporte a clientes, hacía facturas y otros trabajos administrativos, tenía una labor comercial de venta, llevaba los mantenimientos a clientes, tiraba la basura, etc... Ahora se supone que mis labores iban a ser muy especializadas. Bueno, como dije, se supone. La realidad era bien distinta: seguía siendo un pringadillo de segunda categoría, con lo cual continuaba con mis quehaceres domésticos como tirar basura o soportar broncas de clientes y además me habían obsequiado con tareas más sublimes como: soporte a clientes, generar documentación de las aplicaciones que los programadores hacían, administrador de bases de datos (de lo cual no tenía mucha idea), implantación de producto (aunque esto realmente lo hice poco), verificación de productos (mediante un aborrecible sistema de gestión de la calidad) y alguna que otra cosilla que no recuerdo. Desde luego que no dejé de salir a algunos clientes a repararles los ordenadores, a cobrar facturas, a llevar o traer cheques y talones, ir a buscar o traer ciertas mercancías... En definitiva: "de todo un poco" y a precio de saldo. Así cualquiera se hace empresario, teniendo gente que te haga de todo. Esto fue el comienzo. A finales del 2004, en diciembre, había un "puente" (día o días laborables entre un fin de semana o un día de fiesta, que se suelen coger como vacaciones). Yo, como siempre, no había cogido ese puente. Fui a trabajar un martes entre dos días festivos. Para que... A primerísima hora de la mañana, nos estaban esperando a mi compañero más pringadillo y a mí, el jefe y sus acólitos. Como ya comenté en alguna ocasión, al gerente le encantaba hacer reuniones sorpresa en las que te intentaba obligar a aceptar responsabilidades que uno no tendría que soportar. Lo hacía de modo alevoso y matutino, después de prepararse bien su discurso, para que no tuviéramos posibilidad de replicarle. Cualquier pregunta o decisión negativa que tomaras, ya tenía una respuesta contundente por parte del jefe. Para mí eran situaciones muy violentas, porque se trataba de trampas o emboscadas que sólo podían tener un final, y ese final era "lo que el jefe quisiera". De lo que recuerdo, el discurso giraba en torno a asumir nuevas funciones. Se nos conminó a ser los administradores únicos de la red corporativa y a sellar cualquier tipo de deficiencia de seguridad que tuviera, a aprendernos la ley de Protección de Datos y aplicarla a nuestra empresa, a cambiar todas las claves y hacernos responsables de cualquier incidencia que se produjera (eso no me gustó nada, me parecía una medida destinada a buscar un cabeza de turco cuando algo fallara, y siendo el acólito y el gerente tan retorcidos, cualquier día te podías encontrar una sorpresa desagradable). Cuando me dió por preguntar "¿por qué nosotros?", la respuesta estaba clara: "Porque ustedes son de los más antiguos en la empresa, conocen el funcionamiento de todo y "yo" (el gerente) confío en ustedes". De nuevo, internamente, me partí de risa. ¿Confías en nosotros?, ¿si somos tan fiables y tan antiguos, como es que somos los menos que cobramos? ¿si vamos a tener esas responsabilidades, quién nos garantiza la independencia para realizarlas? El jefe retóricamente contestó a mi pensamiento: "Ni a mí me tienen que decir las claves". No hace falta que se las dijésemos, él iba a la caja donde se guardaban las claves y abría los sobres sellados para mirarlas cuando le venía en gana... así poca confianza nos daba. A mí se me atribuyeron otras funciones adicionales. A partir de aquel momento, me iba a encargar de hacer todas las gestiones de hospedajes y dominios de Internet, cuentas de correo, Ftp de clientes y sus passwords, los contactos y las órdenes al proveedor de servicios de Internet, etc... Funciones sustraídas al compañero que las estaba llevando, pero esa historia no me corresponde narrarla a mí sino a su protagonista. De nuevo tenía millones de obligaciones a sueldo de ganga, pero ahora, la empresa, había buscado la manera de que cualquier fallo se pagara caro... tal vez para conseguir despidos "Procedentes".

2 comentarios:

Unknown dijo...

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Erkemao dijo...

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