Sin duda alguna la mayor y más vulgar salida de tono de todas las que recuerdo de mi jefe. Delante de toda la empresa, contra todos los empleados, de una forma tan pueril que se puso en evidencia para siempre. Un berrinche colegial. Creo que nunca nadie le volvió a ver igual. Ninguno de los numerosos nuevos empleados dejo pasar este hecho sin tener claro el tipo de persona que dirigía la empresa. Los viejos empleados sí sabíamos con que individuo tratábamos, y aún así nos sorprendió con su irracional y desmedida pataleta. Mi opinión es que alguien más importante que él le tiró de las orejas y le dejó tan avergonzado que descargó toda su furia contra nosotros para poder resarcirse de tamaña frustración. No es que el departamento de software estuviera completamente libre de culpa, pero ciertamente como meros maquetadores de contenidos ajenos, no podíamos ser los únicos acusados en todo este asunto. Ahora les describiré lo que sucedió. Lo poco que recuerdo, porque mi mente ha ido librándose de los detalles. Háganse ustedes mismos su propia opinión.
Cierta mañana estábamos casi todos los empleados desempeñando nuestras labores en el local del departamento de software. En el otro lado se había instalado toda la parte administrativa de la empresa. Hacía casi un año que mi antiguo departamento, el taller, había sido cerrado por "supuesta" baja rentabilidad, y en el espacio que ocupaba, se había instalado el despacho del jefe y un par de mesas de oficina. El trabajo discurría normalmente con cada cual ocupado en sus respectivas obligaciones, cuando repentinamente aparece por la puerta de aluminio y cristal, que daba acceso a nuestro salón, un colérico gerente. Bueno, el enfado lo descubrí unos minutos más tarde. Al principio pensé que se trataba de una buena noticia XD. El jefe se situó bajo el umbral de la puerta y dijo con cierto nerviosismo, enojo y en un tono elevado: "Dejen de trabajar, a partir de hoy ya no se trabaja. Acme S.A. no trabaja más". Hizo un paréntesis. Todos los compañeros cesaron su actividad, las conversaciones se diluyeron y se quedaron mirándolo. El gerente continuó. "Yo soy el presidente de Duff, yo soy el presidente de Duff" exclamó con tono enérgico. Mi empresa estaba ahora asociada junto con otras en un proyecto común... sí sí lo de las subvenciones... y uno de los cabeza de fila del proyecto era el presidente de una importante organización de mi región y que además era la principal del citado proyecto. Este individuo tenía mucha influencia, tanta como que para que mi empresa fuera algo o no fuese nada en todo este tinglado. En mi relato me referiré a su organización como Duff (como en los Simpsons). Yo era uno de los que estaba más cerca de la puerta y al oír la noticia casi me pongo a aplaudir. Habían nombrado presidente a mi jefe y nos daba el día libre. ¡Qué bien! Con las pocas ganas que tenía de trabajar ese día. Luego me di cuenta de que sus palabras eran "algo" irónicas. "Ya no trabajamos más" repitió. Nuestra empresa estaba desarrollando la página Web del susodicho proyecto, y en ella aparecían todos los socios con sus directores o presidentes. Además había abundante material gráfico y de texto. Por las razones que fuera, muchas cosas estaban mal. Las fotografías no se correspondían con los nombres, el puesto directivo no se correspondía con la fotografía, etc... Al parecer la fotografía que aparecía junto al texto del presidente de Duff, era la de mi jefe... jajaja No quiero ni imaginarme al gerente hablando por teléfono con ese directivo (al que le hacía la pelota todo el rato) y diciéndole como llegar al menú en el que aparecía su cargo y fotografía, y de repente, encontrarse con que la foto que lo ilustraba era la de mi jefe. Tremenda bronca le habría echado el cliente para aparecer al momento en nuestra zona, totalmente iracundo y enervado. Jajaja, me imagino lo mal que lo pasaría el pobre, con lo mucho que le gustaba estar por encima de los demás... y ahora tener que agachar las orejas y esconder el rabo porque otra persona más importante le había llamado la atención. Menuda vergüenza para mi jefe. Eso es lo peor que le podía pasar. Nunca nadie había estado por encima de él y ahora tenía que callar y acatar. Qué duro le debió ser. A parte de esto, que ya de por sí da lugar a muy mal ambiente entre codiciosos, había una cantidad enorme de faltas de ortografía en todos los textos, faltas tan aberrantes que ni siquiera un escolar de primaria podría cometer...
En nuestro descargo sólo decir, que como simples receptores y maquetadores de los textos que nos enviaban, no teníamos porqué ser evaluadores de la información recogida en esos párrafos, así como tampoco éramos correctores ortográficos y gramaticales de su contenido. Pero daba igual. Se había montado un buen lío porque mi jefe aparecía como presidente de algo que no era... y como digo, entre avariciosos, eso podía dar a entender que "alguien" quería trepar y quedarse con el puesto directivo de otro ;)
Mi jefe siguió ladrando y regurgitando palabras mediocres durante un rato. "Haciendo las cosas así no trabajamos más. Cierro Acme S.A." Con muy mal carácter y falta de respeto. Sus berridos se oían claros y en mi mente quedó una frase para la posteridad: "Yo soy el presidente de Duff. Acme S.A. ya no trabaja más". ¡Qué patético! Todos, todos los compañeros vieron lo que era en realidad mi jefe. Ya no se podría ocultar más bajo su máscara de tipo cabal y bonachón. En este punto de la historia la proa del barco, que era mi empresa, empezaba a dirigirse hacia abajo.
Cierta mañana estábamos casi todos los empleados desempeñando nuestras labores en el local del departamento de software. En el otro lado se había instalado toda la parte administrativa de la empresa. Hacía casi un año que mi antiguo departamento, el taller, había sido cerrado por "supuesta" baja rentabilidad, y en el espacio que ocupaba, se había instalado el despacho del jefe y un par de mesas de oficina. El trabajo discurría normalmente con cada cual ocupado en sus respectivas obligaciones, cuando repentinamente aparece por la puerta de aluminio y cristal, que daba acceso a nuestro salón, un colérico gerente. Bueno, el enfado lo descubrí unos minutos más tarde. Al principio pensé que se trataba de una buena noticia XD. El jefe se situó bajo el umbral de la puerta y dijo con cierto nerviosismo, enojo y en un tono elevado: "Dejen de trabajar, a partir de hoy ya no se trabaja. Acme S.A. no trabaja más". Hizo un paréntesis. Todos los compañeros cesaron su actividad, las conversaciones se diluyeron y se quedaron mirándolo. El gerente continuó. "Yo soy el presidente de Duff, yo soy el presidente de Duff" exclamó con tono enérgico. Mi empresa estaba ahora asociada junto con otras en un proyecto común... sí sí lo de las subvenciones... y uno de los cabeza de fila del proyecto era el presidente de una importante organización de mi región y que además era la principal del citado proyecto. Este individuo tenía mucha influencia, tanta como que para que mi empresa fuera algo o no fuese nada en todo este tinglado. En mi relato me referiré a su organización como Duff (como en los Simpsons). Yo era uno de los que estaba más cerca de la puerta y al oír la noticia casi me pongo a aplaudir. Habían nombrado presidente a mi jefe y nos daba el día libre. ¡Qué bien! Con las pocas ganas que tenía de trabajar ese día. Luego me di cuenta de que sus palabras eran "algo" irónicas. "Ya no trabajamos más" repitió. Nuestra empresa estaba desarrollando la página Web del susodicho proyecto, y en ella aparecían todos los socios con sus directores o presidentes. Además había abundante material gráfico y de texto. Por las razones que fuera, muchas cosas estaban mal. Las fotografías no se correspondían con los nombres, el puesto directivo no se correspondía con la fotografía, etc... Al parecer la fotografía que aparecía junto al texto del presidente de Duff, era la de mi jefe... jajaja No quiero ni imaginarme al gerente hablando por teléfono con ese directivo (al que le hacía la pelota todo el rato) y diciéndole como llegar al menú en el que aparecía su cargo y fotografía, y de repente, encontrarse con que la foto que lo ilustraba era la de mi jefe. Tremenda bronca le habría echado el cliente para aparecer al momento en nuestra zona, totalmente iracundo y enervado. Jajaja, me imagino lo mal que lo pasaría el pobre, con lo mucho que le gustaba estar por encima de los demás... y ahora tener que agachar las orejas y esconder el rabo porque otra persona más importante le había llamado la atención. Menuda vergüenza para mi jefe. Eso es lo peor que le podía pasar. Nunca nadie había estado por encima de él y ahora tenía que callar y acatar. Qué duro le debió ser. A parte de esto, que ya de por sí da lugar a muy mal ambiente entre codiciosos, había una cantidad enorme de faltas de ortografía en todos los textos, faltas tan aberrantes que ni siquiera un escolar de primaria podría cometer...
En nuestro descargo sólo decir, que como simples receptores y maquetadores de los textos que nos enviaban, no teníamos porqué ser evaluadores de la información recogida en esos párrafos, así como tampoco éramos correctores ortográficos y gramaticales de su contenido. Pero daba igual. Se había montado un buen lío porque mi jefe aparecía como presidente de algo que no era... y como digo, entre avariciosos, eso podía dar a entender que "alguien" quería trepar y quedarse con el puesto directivo de otro ;)
Mi jefe siguió ladrando y regurgitando palabras mediocres durante un rato. "Haciendo las cosas así no trabajamos más. Cierro Acme S.A." Con muy mal carácter y falta de respeto. Sus berridos se oían claros y en mi mente quedó una frase para la posteridad: "Yo soy el presidente de Duff. Acme S.A. ya no trabaja más". ¡Qué patético! Todos, todos los compañeros vieron lo que era en realidad mi jefe. Ya no se podría ocultar más bajo su máscara de tipo cabal y bonachón. En este punto de la historia la proa del barco, que era mi empresa, empezaba a dirigirse hacia abajo.
4 comentarios:
El sueño de todo borracho de poder: ser presidente de Duff. Egos etílicos, qué va...
Recuerdo muy bien ese día y la que se montó... jejeje. En fín, una perlita más de una persona tan acomplejada.
Señor Erke, recuerdas nuestra conversación sobre el dominio .com con el nombre de nuestra ex-empresa que un cliente avispado compró? pues ya te he mandado un correo con la información. Que lo disfrutes!
cebolla.. ¡¡¡ni te imaginas cuanto!!!
nasghoul, ¡qué vergüenza! ¡Cómo se pudo en la puerta a gruñir y rebuznar! ¿Para qué era el jefe de la empresa, si no controlaba lo que se hacía? Más aún, me parece que todo este altercado tenía un trasfondo más político que económico... el "aparentar" y estar con "la élite" que he comentado otras veces. Tengo claro que "el presidente de Duff" le dejó las cosas muy claras: "tú aquí no eres nadie, y si lo eres es porque yo quiero".
En un próximo post comentaré esa historia. Hay que ver la de cosas que me perdí que sucedieron en la empresa y que sólo en tertulia y con café caliente he podido conocer muchos años después.
Gracias.
Saludos.
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