Bueno, hoy no me puedo resistir. Es uno de los días grandes de las antiguas Fiestas de Invierno, es decir, de los Carnavales. Por lo tanto hoy habrá que tocar un tema de ese tipo. Disfraces, cambios de aspecto, el misterio que hay detrás de las máscaras y los antifaces... jajaja ¡Carnaval! ¡Carnaval! ¡Carnaval, te quiero! ;)
En mi empresa había gente que iba disfrazada de muchas cosas: mi jefe de buena persona, los acólitos no se disfrazaban, iban de lobos todo el rato, los pringadillos tampoco y algún que otro más por ahí también iba disfrazado. Disculpen mi equivocación, los pringadillos sí que íbamos disfrazados muchas veces. Es el famosa Teoría de la Gorra, que debemos a nuestro siempre muy estimado gerente. Esa teoría venía a decir lo siguiente: En un sistema dinámico de mercado como el nuestro, es una facultad fundamental la capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias y tareas que la coyuntura laboral propicie. En otras palabras, para que ustedes lo entiendan: "me da igual lo que diga en tu contrato, si quiero que hagas otra cosa que no tiene relación, lo haces y a callar". Vale esta es la versión pura y dura de la hipótesis. La versión real, aquella que se producía, no sin cierta asiduidad era:"erkemao, mira... ¿me haces un favor?". A efectos prácticos es un mandamiento ejecutivo, oculto tras una cortina exhortativa y presentado como una solicitud inocente y empalagosa. Después de este tipo de preguntas es cuando empezaba nuestro carnaval.
Pues lo que leen señoras y señores, teníamos que hacer todas esas cosas. Ir al cliente, negociar con el la forma de pago, si había que hacer alguna cosas más complicada la administrativa empezaba a mandar balones fuera, para que tú llevaras el tema, porque se supone que tú eres el que trata con el cliente. Teníamos que ir a cobrar a los clientes, con la responsabilidad que eso supone. Tenía que ir a buscar o entregar talones y llevarlos, con la responsabilidad que eso supone. Si había algún problema, tú eras el responsable y no cobrabas más por ello. Y no vean como te recibían algunos clientes cuando les ibas a cobrar. Más de una vez me dijeron en mi empresa: "vete a buscar el talón al cliente X, que ya está preparado" y al llegar, a ese cliente, recibirme con: "Yo no sé nada de ningún talón, vuelve otro día". Al final te daba la sensación de estar haciendo el trabajo de los demás: para que sirve el gerente, el comercial y la administrativa si yo tengo que hacer funciones de ellos. ¿Podré decirle a mi jefe que se ponga a montar equipos y reparar ordenadores? Si todos hacemos de todo, sería lo justo. Menudo desastre de empresa. Todo claro, con el consentimiento y la predisposición de mi jefe, que creo que cada día tenía menos claro lo que significaba llevar un negocio. De esta manera, llevábamos a rajatabla la teoría de la Gorra, y varias veces al día, éramos varias personas diferentes. Que nadie acabara con una esquizofrenia demencial o con trastornos de la multipersonalidad fue un milagro.
En mi empresa había gente que iba disfrazada de muchas cosas: mi jefe de buena persona, los acólitos no se disfrazaban, iban de lobos todo el rato, los pringadillos tampoco y algún que otro más por ahí también iba disfrazado. Disculpen mi equivocación, los pringadillos sí que íbamos disfrazados muchas veces. Es el famosa Teoría de la Gorra, que debemos a nuestro siempre muy estimado gerente. Esa teoría venía a decir lo siguiente: En un sistema dinámico de mercado como el nuestro, es una facultad fundamental la capacidad de adaptación a las nuevas circunstancias y tareas que la coyuntura laboral propicie. En otras palabras, para que ustedes lo entiendan: "me da igual lo que diga en tu contrato, si quiero que hagas otra cosa que no tiene relación, lo haces y a callar". Vale esta es la versión pura y dura de la hipótesis. La versión real, aquella que se producía, no sin cierta asiduidad era:"erkemao, mira... ¿me haces un favor?". A efectos prácticos es un mandamiento ejecutivo, oculto tras una cortina exhortativa y presentado como una solicitud inocente y empalagosa. Después de este tipo de preguntas es cuando empezaba nuestro carnaval.
Nombre: Erkemao
Titulación: administrador de sistemas
Función: pringar bajo el pseudónimo de técnico en informática.
Disfraces carnavaleros: administrativo, cobrador, chico de los recados, saco de sparring contra clientes cabreados, etc...
Yo le contaba estas cosas a mis amigos y se me quedaban mirando con cara de estupefacción, y si no, a alguno le daban ganas de darme una colleja: "¡cómo, que vas a cobrar a los clientes!¿pero tú no eres técnico? A mí me hacen eso en mi empresa y le aflojo dos tortas al gerente o lo mando a la mierda". "¡Cómo!, ¡qué tú tienes que preguntarle a los clientes como van a pagar, hacer las facturas, enviarlas por fax o llevarlas! ¿Y para que coño pagan una administrativa-contable?".Titulación: administrador de sistemas
Función: pringar bajo el pseudónimo de técnico en informática.
Disfraces carnavaleros: administrativo, cobrador, chico de los recados, saco de sparring contra clientes cabreados, etc...
Pues lo que leen señoras y señores, teníamos que hacer todas esas cosas. Ir al cliente, negociar con el la forma de pago, si había que hacer alguna cosas más complicada la administrativa empezaba a mandar balones fuera, para que tú llevaras el tema, porque se supone que tú eres el que trata con el cliente. Teníamos que ir a cobrar a los clientes, con la responsabilidad que eso supone. Tenía que ir a buscar o entregar talones y llevarlos, con la responsabilidad que eso supone. Si había algún problema, tú eras el responsable y no cobrabas más por ello. Y no vean como te recibían algunos clientes cuando les ibas a cobrar. Más de una vez me dijeron en mi empresa: "vete a buscar el talón al cliente X, que ya está preparado" y al llegar, a ese cliente, recibirme con: "Yo no sé nada de ningún talón, vuelve otro día". Al final te daba la sensación de estar haciendo el trabajo de los demás: para que sirve el gerente, el comercial y la administrativa si yo tengo que hacer funciones de ellos. ¿Podré decirle a mi jefe que se ponga a montar equipos y reparar ordenadores? Si todos hacemos de todo, sería lo justo. Menudo desastre de empresa. Todo claro, con el consentimiento y la predisposición de mi jefe, que creo que cada día tenía menos claro lo que significaba llevar un negocio. De esta manera, llevábamos a rajatabla la teoría de la Gorra, y varias veces al día, éramos varias personas diferentes. Que nadie acabara con una esquizofrenia demencial o con trastornos de la multipersonalidad fue un milagro.
2 comentarios:
Jajaja... tu armario estaba más lleno de gorras que muchos de los que trabajábamos en aquella empresa de mierda. Pintar... colocar parquét.... en fin, qué te voy a contar.
y por otro lado el contrato decía "ayudante de técnico" (al menos en el mío) teniendo la titulación de Técnico Superior en Administración de Sistemas...
jajaja, pues sí, cuando te dedican a la bricoinformática, tienes gorras cantidad.. y si yo tengo muchas gorras, mi jefe que es un gorrón?
en mis primeros contratos figuraba como ayudante de electricista o ayudante del ayudante, ya no me acuerdo muy bien. Lo más divertido de todo es que hicimos las "prácticas" de Administración de sistemas en la empresa... por lo tanto no creo que lo del contrato sea un "despiste".
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