07 febrero 2007

Cuando casi mato a tres personas

Permítanme hacer un punto y aparte en las anécdotas que he estado narrando estos dos últimos días. Tanto hoy como mañana realizaré dos descripciones que serán importantes para entender toda la trascendencia de la última entrega de "Las edades del ladrón" (de fondo sonido del gatito de la Metro-Goldwyn-Mayer... Grrrrr Grrrrr). Luego sí que tendré que escribir un post sobre mi vida personal y familiar debida a esta experiencia que me toco en suerte o en desgracia, vivir.
Durante buena parte de los ya casi 6 años que llevaba en aquella empresa, fui técnico de calle, es decir, estaba de una u otra forma todo el día yendo a clientes y a proveedores, por lo cual pasaba menos tiempo en la oficina. Es difícil resumir todos esos años en un blog, y menos en unas líneas, pero tengo que tratar de hacerlo para que se haga una idea, estimado lector, del estado en el cual me encontraba, tanto físico como anímico, 5 ó 6 años después de empezar a trabajar.
Cuando estaba dentro tenía mucha tensión por las broncas, los clientes, las malas prácticas de mi jefe y secuaces... Cuando estaba fuera, casi siempre era a un gran nivel de estrés: no hacía sino correr de un lado para otro con la furgoneta o mi coche. Los clientes pedían , exigían y echaban broncas (mantenimientos, clientes normales (ver "Otra bronca de un cliente: cortesía de mi jefe2 de 2 de febrero), de mi jefe, ). Mi jefe y acólitos me rompían el ritmo, me ponían la zancadilla en el trabajo, dejando todas las responsabilidades para mí y todas los méritos para ellos y tenía que terminar los trabajos fuera de horas. Pasaron los años y llegaba a trabajar hasta 16 horas al día y nunca menos de 10 ó 12. No fue inusual llegar a casa a las 12 ó la 1 de la madrugada. Prácticamente no dormía durante semanas y cuando lo conseguía era sólo para tener pesadillas. Apenas comía, porque ni tenía ganas ni tiempo. Mi vida personal estaba hecha un desastre. No salía y si lo hacía era para emborracharme. Me atormentaba coger un teléfono, porque casi siempre era para recibir un exabrupto. Cuando al otro técnico de calle lo pusieron a hacer trabajo de logística, todo el día estaba tirando de mí por el tema del transporte y venga más prisas, más presión, más locura... Mi jefe y otros barajaban rumores sobre mi falta de profesionalidad, insinuando que era un vago y un ladrón. Aunque no lo sabía, tenía depresión. En definitiva: un cóctel molotov. Con este panorama, se pueden hacer una idea de lo cansado, despistado y amargado que estaba. Y tenía que conducir y llegar a mil sitios a tiempo y hacer mil cosas en mil lugares diferentes al mismo tiempo... y encima temas informáticos donde muchas veces 1 +1 no es igual a 2. En una semana casi le quito la vida a 3 personas en pasos de peatones y semáforos. Todavía me despierto agitado cuando lo recuerdo. Digamos que la fortuna hizo que no tuviera que cargar ningún accidente en mi conciencia, pero en varias ocasiones estuvo a punto de ocurrir, y en concreto, en una semana, a punto de ser fatal 3 veces. Una semana muy horrible. No dejaba de pensar en aquellas personas. Las veía en sueños. Tenía la secuencia de los hechos dando vueltas en mi cabeza todo el tiempo.¡Qué nervios!¡Qué estrés!¡Qué arrepentimiento! Yo estaba jugando con la vida de los demás, y con la mía propia, por una empresa que encima me trataba mal. ¿De quién hubiera sido la responsabilidad si hubiera ocurrido algo? ¿De la empresa? ¿Cómo se puede devolver una vida arrebatada?
Esta experiencia, me hizo reflexionar, y a partir del siguiente lunes, ya no hubo más prisas. Ahora si podría decir mi jefe que era un vago. Nada de carreras. Si llegaba tarde a un cliente o a un sitio y cerraba, me daba igual. Eso lo apliqué a mi escasa vida personal. Si llegaba tarde al trabajo, ¡qué me despidieran! ¿qué le hubiera dicho mi jefe a un juez? "¡Señor juez, señor juez, lo despido porque llegó 20 minutos tarde, pero me encanta que todos los días durante 6 años me haya trabajado gratis 3, 4, 5, 6, 7, 8 ó 9 horas más al día y haya cargado con mi ineptitud!" Ridículo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hombre... que cómo te comprendo...
Es la ostia tener que laburar para una empresa así, pero que las hay, las hay y en demasía.
No sé como estás ahora, por lo que estoy viendo parece que ya no trabajas en esa empresa de informática. Sólo espero que hayas recuperado tu vida personal.
Fuerza amigo.
Desde Argentina, un ex-explotado.

Erkemao dijo...

¡Vaya! ¡¡¡Acabo de ver tu comentario 9 meses más tarde!!!
Las cosas ya van mejor. Gracias por el apoyo. Igualmente espero que lo de ex-explotado también sea parte de tu pasado.
Saludos.