Esta es otra muestra de la arrogancia y delirios de grandeza que estaban poseyendo a mi jefe. Aunque no soy partícipe de los hechos, la información ha llegado hasta mí a través de fuentes de confianza. La pronunciación de una frase por parte del gerente, cuando todo se iba al garete, me hizo recordar esta anécdota.
Al principio, el departamento de software era mantenido por el mío, el taller de reparaciones. No tenían muchas tareas: algunos programas de copia de datos, gestión de dominios y hospedajes, algunas páginas web sencillas, etc... La empresa ganó un concurso para proveer de equipamiento informático y un sitio web a una serie de empresas que estaban naciendo. La presencia en la red de estos negocios estaba garantizada por una serie de Webs creadas por Acme S.A (nombre "onírico" que le doy a mi empresa en esta publicación). Éstas consistían en varias plantillas, de las cuales los propietarios de los comercios, podían elegir una. Si no me equivoco, de esta manera, comenzó la tendencia hacia el software en Internet de mi organización. Se contrató, por trabajos, a un diseñador que se encargaba de darle buen aspecto a las siguientes creaciones. Poco a poco se fueron programando nuevas y cada vez más complejas páginas WEB. Llegó un momento en que se realizaron algunas muy caras para empresas y organismos públicos. El gerente ante tales circunstancias y con la avaricia y la ambición subidas de tono, decidió que sólo le interesaban grandes proyectos, como he ido narrando este último mes. Por esa época el dinero fresco de las subvenciones estaba a la vuelta de la esquina. Entonces mi jefe pronunció unas pérfidas palabras: "Acme S.A. ya no se dedicará a "paginillas" web". La empresa iba a abandonar una oportunidad de negocio porque ya sólo le interesaba centrarse en megaproyectos. No es que me parezca mal, pero la empresa no estaba preparada para grandes presunciones. Las páginas web de bajo coste y de diseño en plantillas eran: baratas, se podían vender a cualquiera y no necesitaban mucho tiempo para programarse. Cambiando un texto, el tipo de letra, 2 imágenes y el color del fondo, se conseguía un aspecto totalmente diferente. Podíamos seguir comercializándolas bajo otro nombre de empresa si es que mi jefe tenía "temor" a que le asociaran con los "bajos fondos". Era un negocio productivo y sencillo de realizar. Pero no, el gerente no estaba dispuesto a tratar con los pobres, sólo páginas de varios miles de euros, y además, esperando a complicarle la vida a los programadores con la inclusión de nuevas tecnologías que no conocíamos...
Un año y medio más tarde..."Deberíamos volver a hacer páginas web sencillas...", palabras de mi jefe.
Al principio, el departamento de software era mantenido por el mío, el taller de reparaciones. No tenían muchas tareas: algunos programas de copia de datos, gestión de dominios y hospedajes, algunas páginas web sencillas, etc... La empresa ganó un concurso para proveer de equipamiento informático y un sitio web a una serie de empresas que estaban naciendo. La presencia en la red de estos negocios estaba garantizada por una serie de Webs creadas por Acme S.A (nombre "onírico" que le doy a mi empresa en esta publicación). Éstas consistían en varias plantillas, de las cuales los propietarios de los comercios, podían elegir una. Si no me equivoco, de esta manera, comenzó la tendencia hacia el software en Internet de mi organización. Se contrató, por trabajos, a un diseñador que se encargaba de darle buen aspecto a las siguientes creaciones. Poco a poco se fueron programando nuevas y cada vez más complejas páginas WEB. Llegó un momento en que se realizaron algunas muy caras para empresas y organismos públicos. El gerente ante tales circunstancias y con la avaricia y la ambición subidas de tono, decidió que sólo le interesaban grandes proyectos, como he ido narrando este último mes. Por esa época el dinero fresco de las subvenciones estaba a la vuelta de la esquina. Entonces mi jefe pronunció unas pérfidas palabras: "Acme S.A. ya no se dedicará a "paginillas" web". La empresa iba a abandonar una oportunidad de negocio porque ya sólo le interesaba centrarse en megaproyectos. No es que me parezca mal, pero la empresa no estaba preparada para grandes presunciones. Las páginas web de bajo coste y de diseño en plantillas eran: baratas, se podían vender a cualquiera y no necesitaban mucho tiempo para programarse. Cambiando un texto, el tipo de letra, 2 imágenes y el color del fondo, se conseguía un aspecto totalmente diferente. Podíamos seguir comercializándolas bajo otro nombre de empresa si es que mi jefe tenía "temor" a que le asociaran con los "bajos fondos". Era un negocio productivo y sencillo de realizar. Pero no, el gerente no estaba dispuesto a tratar con los pobres, sólo páginas de varios miles de euros, y además, esperando a complicarle la vida a los programadores con la inclusión de nuevas tecnologías que no conocíamos...
Un año y medio más tarde..."Deberíamos volver a hacer páginas web sencillas...", palabras de mi jefe.
6 comentarios:
Los jefes están ahí para equivocarse, y los empleados para solucionar las equivocaciones del jefe y apechugar con las consecuencias... Es el orden natural, sin él no tendríamos material para ciertos blogs, ¿cierto? ;)
mmmmmm, jajaja no lo había pensado de ese modo :P
¿Fue en tu blog donde leí que los jefes ocupan los puestos de responsabilidad porque es donde menos daño hacen a la organización? jajaja
En este caso, más que equivocación, yo lo llamaría, prepotencia. Pero bueno, parece que rectificó, aunque a destiempo.
Saludos.
La empresa era suya y la hundía cuando quería...
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nasghoul, eso me suena al chiste del gato :P
La empresa era suya, pero con los trabajadores tenía una serie de responsabilidades que tenía que cumplir, al igual que los trabajadores cumplíamos las nuestras. Si lo reducimos a la mínima expresión, se trata del dinero, y cuando menos su obligación es pagar sus deudas con nosotros, cosa que por supuesto, no ha hecho y dudo que lo vaya a hacer, teniendo en cuenta la forma de entender las deudas que tiene esa persona, es decir, para él las deudas no existen puesto que es víctima de todo y de todos, y eso le exime de cualquier pago. Lo que me dijo sobre el desprecio hacia mi persona:"no me acuerdo de tal cosa y por lo tanto no tengo que responder de ella", lo aplica a las deudas: "no me acuerdo de tal deuda, o tal deuda se produjo pero porque me habían echado tierra en los ojos y por lo tanto no tengo que responder de ella". Al menos, es como yo lo veo, teniendo en cuenta el trato que tuve con esa persona durante muchos años y lo que me comentó sobre la poca intención de "pagar" que tenía con otros.
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