Desde hacía tiempo, miraba de reojo y veía que esa “realidad paralela” en la que vivíamos poco tenía que ver con la auténtica y fue así como empecé a ganarme la enemistad de la cúpula de poder de la empresa, formada al principio por dos miembros al cual se sumó otro, cuyo único mérito en la vida fue utilizar sus encantos femeninos para escalar, trepar y medrar de la peor forma hasta convertirse en el tercer vértice del ahora triángulo de poder que tiraba del timón de la empresa.
Muchas cosas cambiaron y aumentó la plantilla. Por aquél entonces, ya no me necesitaban como programador, necesitaban a alguien que obedeciera sin preguntar así que ya habían elegido a otro para que hiciera mi trabajo; ni tampoco como técnico, puesto que el taller había desaparecido. Sobraba y no sabían que hacer conmigo ya que sabía muchas cosas que ponían en peligro la gran mentira que sustentaba la empresa y que tenía subyugados a sus empleados, así que me apartaron como un apestado, pusieron mi mesa en el otro extremo del local, me relevaron de prácticamente todo tipo de funciones y esperaron a ver si me daba por vencido y firmaba una baja voluntaria. Pasaron algunos meses en los que aguanté estoicamente mi destierro realizando tareas administrativas que sobraban y no sabían a quién encomendar, hasta que un día, al empezar mi jornada laboral, el jefe me invitó con un gesto a que le acompañara a su despacho…
Así fue como me gané el dudoso honor de ser el único empleado de ACME S.A. en ser despedido, por agotar la paciencia del jefe y las dos hienas que se sacaban los ojos por estar más cerca del trono. Mi conciencia estaba tranquila, porque lo único que hice desde el principio fue trabajar duro, esforzarme y tratar de mejorar día a día como profesional, dándole a la empresa muchas horas extra nunca remuneradas, horas de sueño perdidas y aceptando cada nuevo trabajo como un reto que llevé siempre a buen puerto, aguantando las broncas injustificadas y otras impertinencias del gerente y acólitos, principalmente.
Terminé al fin, por abrir definitivamente los ojos y ver que lo que me esperaba era, sin duda, mucho mejor. No tardé en encontrar trabajo otra vez y dejé atrás una empresa cuyo declive y extinción estaba, sin saberlo, a la vuelta de la esquina…
2 comentarios:
Jajajaja! Algunas de las cosas de las que comentas a mi tambien me han pasado!
Un saludo
XDD Esto es como el pan nuestro de cada día.
Un saludo.
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