15 abril 2007

La insinuación con alevosía y de nocturnidad

No puedo dejar de sonreír al pensar en esta historia. Otra de la múltiples situaciones que me hacen gracia cuando las recuerdo. En su momento, les puedo asegurar que no tuvo nada alegre y cómica. Al contrario, te desquiciaba pensar en ella. Se produjo a raíz del cambio de servidores, y el post de ayer sobre el "hombre que siempre trabajaba" permite entender esta locura. Las ideas megalómanas que fluían por mi empresa inducían a los excesos en la palabra por parte de la clase dirigente o "consejo de dirección". Había llegado un punto en que jefe y acólitos se pensaban que podían disponer de los trabajadores como si de simples muñecos de trapo se tratara, haciendo con nosotros lo que les viniera en gana. Ahora quiero que hagas esto, ahora quiero que vayas para aquí o para allá, ahora quiero que trabajes a tal hora o tal otra... Desde mi punto de vista, eso debió pensar uno de los acólitos o el gerente, o lo pensaron ambos: "tenemos unos recursos con disponibilidad ilimitada, y al que no le guste, ya sabe lo que tiene que hacer". Sobran las palabras.
Poco tiempo después de la desastrosas migración de los servidores y con la mira puesta en objetivos mayores, el acólito número 1 decidió hablar conmigo para exponerme o proponerme lo que pensaba la empresa que iba a ser mi próximo cometido. Sentados en su nuevo despacho "mamparado" y con su omnipresente sonrisa dibujada en su rostro, comenzó a esbozar los planes futuros que tendría el negocio respecto a los hospedajes y dominios de Internet. Con los problemas en el servidor de páginas Web todavía recientes, se había encendido en la mente dirigente, una alarma que les conminaba a buscar la fórmula para que alguien estuviera siempre pendiente del buen funcionamiento de los sistemas. "Si la empresa crece y tenemos más clientes y más páginas Web alojadas con más demanda de servicios por parte de los interesados, lo lógico sería tener a gente pendiente de todo las 24 horas del día", me decía. "Por esta razón habría que pensar en nuevos horarios, que incluirían las tardes, las noches y los fines de semana", continuó. "También se podría activar un sistema de avisos a móviles o llamadas al fijo (de la casa) para informar sobre posibles incidencias y así poder arreglarlas en el menor tiempo posible". Se me ocurre preguntar: "¿a qué móviles?". "A los personales, a no ser que la empresa diera móviles a los empleados". Lo que me faltaba por oír. Me estaba insinuando no sólo que iba a tener que trabajar en el horario que le viniera bien a la empresa, sino que además debía estar siempre localizable y predispuesto para resolver cualquier vicisitud que ocurriera en los servidores. Me imagino que la empresa se sentía legitimada por la gran cantidad de recursos que destinaba a mi sueldo en concepto de "dedicación exclusiva". Esto ya era otra tomadura de pelo y muy molesta, por cierto. Yo le dije: "Yo no estoy dispuesto a eso que me intentas proponer, porque para hacer eso, la empresa tendría que pensar en pagarme al menos el triple de lo que me paga ahora. Además tengo cosas pendientes con el jefe, tengo que hablar con él y decirle "unas cuantas cosas" (las cosas que ustedes han podido ir leyendo a lo largo de todos estos meses)". El acólito me miró y me dijo: "Bueno, yo le diré eso al jefe. No sé que cuentas tienes pendiente con él. Del tema del sueldo no puedo decirte nada, pero todo se puede negociar". A lo que tuve que responder: "Acólito, aquí no hay nada que se pueda negociar. Lo que hay son un montón de "deudas y asuntos pendientes" que hay que resolver y compensar, y eso no es negociable". Tiempo después el jefe me comentó que se había enterado de que había "temas en el tintero" y que estaba dispuesto a escuchar, a lo cual yo le contesté que ese no era el momento, pero que ya lo hablaríamos...
Los pringadillos que quedábamos éramos la mano de obra barata y movible que quería utilizar la empresa para sus disparatados planes, es decir, volver a dejarnos en las peores condiciones respecto al resto de la empresa y a bajo coste, porque conociendo a mi jefe, sé que antes que pagar más a un empleado pringadillo, hubiera preferido perder la empresa... La vida, a veces, no está exenta de cierta ironía (Matrix). Todos estos grandes planes se irían al traste; pocos meses después empezarían los problemas económicos. Los clientes con páginas Web irían dejando la empresa con celeridad y los siguientes problemas con los servidores convencerían a muchos más sobre la calidad del servicio.

6 comentarios:

Claudio dijo...

Hola Erkemao,

Hace tiempo que no hago ningún comentario, aunque te leo a diario, como ya te he dicho cuando te he visto en persona. La verdad es que has pasado a una parte de la historia en la que yo ya no estaba, y ya no me suenan muchas cosas, pero veo que hice bien en irme de esa casa de locos (aunque después no me haya ido bien del todo, pero esa es otra historia ;) ). Viéndolo en perpectiva, creo que es razonable pensar que el sujeto ese debe tener una enfermedad mental degenerativa, o bien, que es un sinvergüenza de tomo y lomo. Y yo me inclino a pensar más esto último. También pienso que este tipo de individuos se crecen con gente como nosotros, que le pasamos cosas inadmisibles, y van subiendo como la espuma, hasta que son verdaderamente inaguantables. Lo he visto en Acme, S.A., pero también lo he visto en algunas de las otras empresas para la cuales trabajé... En fin, saludos, y hasta la próxima :D

Erkemao dijo...

Wenas Don Narf. Debería usted comentar un poco más, que sus opiniones siempre son bienvenidas.
Respecto a lo que decías, una cosa está clara, no puede ser que prácticamente todos los empleados que han pasado por esa empresa tengan una opinión como la tuya, y que el jefe sea la víctima de trabajadores inaprensivos. Algo falla en su teoría. No es posible que tantos y tantos clientes al verse engañados dejaran de trabajar con la empresa y que el gerente sea una víctima de decenas de clientes inaprensivos. Algo falla en la teoría de jefe. No es posible que tuviéramos juicios con proveedores y que el gerente sea una víctima de proveedores inaprensivos. Algo falla en la teoría del jefe. Mi conclusión después de tantos años de trato, de sufrir tantas cosas, de ver tantas cosas y de que me hayan contando tantas cosas, es que esa persona en un principio podía disimular bien su arrogancia y deseo de pisar a los demás y que con el tiempo, el acólito, el dinero fácil y otros detalles, ya no pudo ocultar por más tiempo lo que era y lo mostró y lo demostró, sobre todo machacando a los teóricamente más débiles, es decir, aquellos quienes él pensaba que no se rebelarían ante sus excesos. De alguna manera, sus abusos, se volvieron contra él y aún así siempre ha tenido la suerte de que poniendo carita de perrito abandonado, le perdonáramos y le perdonasen un montón de fechorías. En fin, tarde o temprano tropezará con la horma de su zapato y se le acabará la suerte. Así que es mejor que cambie y que sea más justo, más humilde y más serio, porque a las personas se las respeta, no se juega con ellas. Ya que tanto presumía de ser "perro viejo", me extraña que no conociera esa lección de la vida, por lo cual entiendo que la gente siempre le ha traido sin cuidado, siendo su único interés él mismo.
Saludos.

Anónimo dijo...

narf tiene razón, yo me decanto mas que era un sinverguenzaa!! También como te he dixo otra veces vosotros (los trabajadores) tendríais que haberle puesto las cosas claras!!! Madre mía que jefee!! jeje!! Un saludo

la doctora yvonne dijo...

hola erkemao
no me dejan de asombrar los abusos de esa empresa, son unos descarados y más ese jefe que tenías. en fin...cómo me alegra que se hayan fundido, fue así no?

Erkemao dijo...

serchase, no te quito la razón. Algunos pudieron desquitarse a su manera, otros no lo consiguieron.
En fin, que por lo menos sirva para que cualquiera que nos lea no cometa los mismo errores ;)
Saludos.

Erkemao dijo...

Sí Doctora Yvonne, esta es una historia del pasado. A medida que termine el blog, que ya queda poco, comentaré como acabó todo, para mí y para la empresa. Sabemos que hay jefes peores, pero eso no legitima a otros para imitarlos. En nuestro caso se puede resumir en aprovechamiento y explotación de la buena fe de trabajadores abnegados y responsables. Eso no es un buen ejercicio, porque a la larga, como gerente quedas marcado, y si las cosas luego te van mal, posiblemente no tengas a nadie ahí para echarte una mano. Todavía quedan algunas cosillas por contar ;)
Gracias por seguirme.