24 febrero 2007

La acción de mejora nº 37: la desaparecida

En las próximas entradas, y salvo alguna contada excepción, todas los post orientarán su contenido a relatar cómo fue y qué causas propiciaron la caída del taller de hardware, o estarán relacionadas con el tema. Desde hace tiempo he venido comentando dicho asunto: mayor peso del software, destrucción de posibilidades comerciales de la tienda y el taller alentadas por las políticas de venta de la empresa, etc. Habrá que tener en cuenta, y trataré de reseñarlo en cada historia, que mi jefe cada vez estaba más y más crecido. Este punto es fundamental, porque su comportamiento se volvió pendenciero, caciquil y déspota. Será necesario para entender sus decisiones y sus acciones.
Cuando estábamos preparándonos para la obtención de los certificados ISO, y sobre todo después de haberlos conseguido, hubo un término que constantemente se repetía: acción de mejora. ¿Qué es esto? La normativa ISO 9001:2000 para la gestión de la calidad introducía el concepto de mejora continua. Sobre esta base se puede definir como: resultado de una solución a una debilidad detectada en el sistema de gestión de la calidad de la empresa (cualquier otra definición que puedan ofrecerme, será bienvenida). Para implantarla, primero hay que detectar el problema, analizarlo y proponer una solución. Se supone que esto sirve para "mejorar". A mi juicio, su mal uso conduce al sinsentido y la absurdidad. Mi jefe, fiel a su idea de que más vale cantidad que calidad (vaya contradicción con el certificado que habíamos obtenido) alentó las acciones de mejora en plan masivo. Cualquier estupidez servía como pretexto para generar una. Poco faltó para que nos pusieran una para mejorar la forma de rascarnos las orejas (frase irónica). De esta forma, se presentaría un importante aval de intención de mejora en la siguiente auditoría. Aprovechando que quería deshacerse del taller, empezó a buscarnos las cosquillas con las susodichas acciones y muchas de ellas buscaban más fastidiar que arreglar nada(ahora no se me ocurre ningún ejemplo, así que espero que mis ex compañeros puedan aportar alguno, gracias). Un día se le ocurre a mi jefe establecer un fondo de pantalla totalmente blanco con un pequeño logo de la empresa y una aplicación embebida para acceder a las carpetas de gestión y calidad de la red corporativa, además de un salvapantallas de parecida estética. Era obligatorio y estaba basado en una acción de mejora. Aquello era cegador. Cada vez que miraba la pantalla, me lloraban los ojos y me dolía la cabeza. Por esa razón redacté la acción de mejora número 37, que consistía en buscar unos colores más adecuados para ese fondo de pantalla, debido a los problemas de salud que me estaban provocando. Se supone que toda acción era atendida inmediatamente, al menos todas las anteriores. La mía simplemente desapareció. Se esfumó en el aire. Como era una corrección a lo propuesto por mi jefe, no procedía. Creo que le irritó profundamente, porque él entendía que esa era una forma de cuestionar su "inteligencia" y autoridad. Yo simplemente entendía que eso no era una acción de mejora seria y que estaba causándome un perjuicio físico en la vista. En cualquier caso, no pedía la eliminación del fondo de pantalla, sino la modificación de colores y tonos para que fuese más soportable visualizarlo. Como acción de mejora, trataba de solucionar un problema ;-) La acción no llegó a ponerse en marcha con la excusa de que había que hablarlo entre todos porque cada uno podía tener una idea diferente... pero no fueron más que palabras. No había nada que hablar. De esta forma se evidenció que las acciones de mejora eran una herramienta de control y dirección por parte de los "superiores", muy lejos de su función real. Al final, casi nadie tenía ese fondo de pantalla tan molesto, excepto el jefe.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

En el caso particular de la innombrable empresa donde trabajamos, el interés por la certificación no estaba en adoptar un sistema óptimo para la realización de nuestras tareas sino en la imagen que desde fuera daba y que en apariencia nos abriría tantas puertas. En la práctica se trataba de conjugar los intereses particulares de dos personas. Por un lado, la de un gerente cuya única prioridad era "salir en la foto", obtener notoriedad a nivel político y meter la zarpa en proyectos cada vez más ambiciosos que le aseguraran el seguir llevando el tren de vida que sólo algunos pueden permitirse y por el otro la de una jóven técnico venida a menos, cansada de apretar tornillos y con una ambición desmesurada capaz de pasar por encima de quien fuera por llegar a lo más alto en la escala de poder, desbancando incluso al acólito nº1 y convertirse en la "100% intocable " y "100% incuestionable". Luego, por dentro y con la boca pequeña, se hacían chungadas de cara a las siguientes auditorías: generar documentación falsa, engordar expedientes con más papeleo, hacer acciones de mejora por cualquier cosa, encuestas kilométricas a empleados y clientes... y por supuesto deshacerse de residuos orgánicos, papel, tóner y plástico (teniendo certificación en medio ambiente!) como la hace todo el mundo, todo junto al mismo contenedor! ... pero psssss! no se lo digas a nadie, eh???

Erkemao dijo...

r2k :)

nasghoul, no me acordaba de las encuentas kilométricas, aquellas que nos tenían una hora marcando un formulario, en vez de hacer cosas más productivas. Y las obligación de obtener todas las encuestas posibles de clientes. Y las bolsas y más bolsas de basura grandes llenas de papel triturado que se iban amontonando, hasta que el tipo que llevaba el tema de seguridad e higiene (de una empresa contratada a tal efecto) dijo que eso era causa un posible peligro de incendio y hubo que tirarlas a los contenedores de basura normales.
Tanto papeleo y tanta trampa y al final casi salen escardados en la auditoría, porque todo el sistema de calidad tenía más agujeros que un queso. En otras empresas me han comentado que el alcance de la certificación lo reducen a un par de procesos sencillos que ni siquiera conocen muchos trabajadores porque no los involucran en ese alcance. A nosotros sólo nos faltó meter en el alcance a los vecinos y los gatos del final de la calle.
Jajaja, y al final querían "conseguir" la Excelencia Europea. ¡Qué desastre!