26 abril 2007

Pesadillas

Era lo que me ocurría cada noche. Primero fue el insomnio que comencé a tener poco tiempo después de llegar a ACME S.A. Fue cada vez a más, hasta el punto de que llegué a pasarme meses enteros durmiendo 2 ó 3 horas por día. Con el tiempo dejé de dormir algunas noches y esa fue la tónica general en mis últimos años en aquella empresa. Todo tiene solución de alguna u otra forma. Por la época en la que transcurre esta narración, finales de la primavera de 2005, mis visitas al médico eran demasiado habituales, para alguien que no va nunca al doctor. Me recetaron pastillas para dormir, y con ello pude solventar en parte el problema. Tenía demasiada ansiedad. Cada nueva consulta significaba conocer nuevas pastillas para tratar esos síntomas. Pero nada me relajaba. El problema era otro. Estaba en mi empresa. Era mi jefe y su actitud y sus mentiras. Era yo, con mi pasividad y falta de reacción ante los agravios.
Antes de que me recetaran los fármacos, tenía pesadillas. Después, cuando dejé de tomarlas, siguieron. Si las tuve mientras tanto, escapa a mi memoria. Cada cual era más rara, cada cual más violenta. Casi nunca solía recordar que había soñado. En cualquier caso, todas giraban en torno al trabajo y la impotencia por no poder cambiar mi situación. Me levantaba muchas veces en medio de la noche dando patadas al aire, sudando, con el corazón a punto de saltar del pecho. Por las mañanas notaba dolores y cardenales en los puños, de dar golpes a las paredes cuando soñaba. Empecé a creer que me estaba desquiciando y que iba a llegar a un punto de no retorno. Pensaba que me iba a volver loco. Ideas extrañas pasaban por mi mente, buscando una solución tajante...
Una de las pocas pesadillas que consigo recordar fue muy clara y absurda. No se necesita ser clarividente para entenderla. "Me encontraba en la empresa trabajando, debía ser viernes por lo que hablaba en el sueño. Mi jefe entraba y me decía que había algo pendiente y que me tenía que quedar por la tarde y seguir trabando el fin de semana. Yo le contestaba que yo había hecho mi trabajo y que no tenía que quedarme. Luego yo le perseguía por toda la empresa preguntándole a gritos el porqué. Y el huyendo me decía que el trabajo no estaba hecho y que era por el bien de la empresa, que era por el bien de la empresa..." Luego me levanté jadeando y con todo el cuerpo contraído de la tensión. Estaba fatal. Me sucedía varios días a la semana, aunque muchas veces olvidaba lo que soñaba.
Como comenté un poco más arriba, empecé a imaginar "soluciones extrañas" a todo este disparate. Reflexioné una tarde y al día siguiente tomé una decisión que nunca pensé que tomaría y que pensé que no necesitaba. Fui al médico, esta vez no me andé por las ramas, le dije las cosas claras y que pensaba que se me iba la cabeza, que ya no podía más... que no me recetara pastillas... tenía que visitar a un profesional. Así me dio cita para visitar a un psiquiatra / psicólogo. Creo que empecé a sentirme algo mejor. Por fin alguien con conocimiento me diría si lo que yo tenía era un berrinche o un problema. Aunque yo lo intuía, necesitaba alguien con autoridad que me lo dijera. Iba a ser una prueba muy dura, porque tendría que contar cosas de mi vida que sólo me guardo para mí y tendría que admitir que todo lo que me sucedía era fruto de un jefe "%·$&/#@€" y sobre todo, de mi cobardía para enfrentarme a él y decirle las cosas a la cara.

10 comentarios:

Monchito el umpa-lumpa dijo...

Me ha gustado el post... ¡y esas fotos! ¡Delirantes! ¿De dónde las sacas?

Anónimo dijo...

El infierno existe y está dentro de cada uno de nosotros...

Anónimo dijo...

¡Carancho! ¡Pesadillas como en las pelis! Recuerdo haber tenido algunas. Es cuando uno se hace problemas por los deberes y las responsabilidades. La que cuentas de los pasillos está buena. Es de las que inspiran pelis.

Guillo dijo...

Las debilidades propias casi siempre llevan a consecuencias peores que las que se temen internamente. Lástima que tuviste que pagar un precio bastante alto para darte cuenta de lo innecesario de intentar seguir en un lugar en donde no se valora el trabajo propio.

Saludos

Erkemao dijo...

wenas monchito el umpa-lumpa, gracias por pasarte y comentar. Las imágenes las encuentro buscando en la red, con suerte y con paciencia.
Un saludo.

Erkemao dijo...

nasghoul, o nos crean un infierno o nos lo creamos nosotros muchas veces. Lo ideal es aprender, para la que siguiente vez nadie tenga tentaciones de encender la mecha y nosotros no seamos inflamables.

Erkemao dijo...

cebolla, cierto, cuando ya estás demasiado metido en algo, el subconsciente hace el resto... Espero no tener más en mi vida. Afortunadamente las pesadillas se fueron yendo, sobre todo cuando hice algo muy radical. Me valió la pena. Ya lo contaré.
Gracias por seguirme.
Saludos.

Erkemao dijo...

Guillo, como se suele decir, se aprender a base de palos. Como me dijo alguien hace poco: ¿Qué error cometimos para que nos pasara lo que nos pasó? ... No valoramos nuestro trabajo y nuestro esfuerzo, y como no lo hicimos, otros no lo valoraron o se aprovecharon de él. Si además tu jefe se da cuenta de que no eres capaz de valorarte a ti mismo, verá que es tu punto débil y siempre se aprovechará de él, como me pasó a mí. Cuando quise poner las cosas en su sitio, ya era demasiado tarde, porque el jefe no dará su brzo a torcer ahora que tiene el control.
Gracias y saludos.

la doctora yvonne dijo...

Erkemao, si quizás por alguna razón tú necesitabas vivir esa situación de estrés. No creo en las casualidades.

Erkemao dijo...

Doctora Yvonne, quien sabe, tal vez me sirviera para espabilar un poco ;)
Gracias por comentar.