14 noviembre 2006

El tiempo de las palabras no es el tiempo de la empresa

El trabajo de gerente a veces es muy sacrificado. Por ejemplo, mi jefe cuando tenía que decirnos algo importante, esperaba pacientemente hasta la hora de cerrar. Entonces, cuando ya pensabas que tenías todo terminado y te podías marchar, él te decía: "si no les importa, esperen un momento para hablar de unas cosas". Claro, ¿qué ibas a contestar?, "¡ahí te quedas!" No. Habitualmente eran cosas "importantes" sobre la continuidad de nuestro trabajo, pero eso lo explicaré otro día.
Me parece una falta de respeto tremenda, puesto que para hablar del trabajo ya están las horas de trabajo. Para la empresa era un chollo tener a los trabajadores dando el callo todo el horario y después para exponer algo utilizar el tiempo de "vida" de los empleados. Esas reuniones se podían extender perfectamente una hora, dos horas o más entre palabras relevantes e historietas del gerente... Con la de palizas que nos dábamos y la de tiempo extra que malgastábamos, acariciar la posibilidad de salir un día a la hora correcta, era una dicha que se tornaba en decepción cuando el jefe te requería para sus parlamentos.

13 noviembre 2006

Una anécdota

Un cliente me dejó un ordenador para arreglar. Se iba de vacaciones durantes dos semanas, con lo cual tenía tiempo suficiente para terminarlo. Lo empecé al segundo día de haberlo recibido. Pasa mi jefe y me dice: "¿qué estas haciendo?", le contesto: "arreglando el ordenador del cliente X". Respuesta:"deja eso y ponte a hacer el ordenador de este amigo mío". Bueno, había tiempo de sobra. Cuando volví a intentar arreglarlo, otra vez me dijeron que lo dejara (jefe y acólitos) y que hiciera otra cosa. Así pasaron las dos semanas y cuando el cliente vino a recoger el equipo, ¡ahhh sorpresa! ¡No estaba ni comenzado! El cliente, médico además y con fuerte carácter, me respondió muy seria y correctamente que si le estaba tomando el pelo. ¡Qué vergüenza y que bochorno pasé! No sabía que argumentar. El cliente me dijo que volvería al día siguiente. Le indico a mi jefe lo que había sucedido y más o menos que me conmina a que me invente una excusa o "mentira piadosa", que es como llama él a engañar a la gente. Reparé el ordenador y me disculpé, pero la bronca la sufrí de todas formas. La empresa eludió cualquier responsabilidad y permitió que el cliente se ensañara conmigo. Además mostró una actitud como que el problema no era asunto suyo. Luego, ni disculpas, ni un "esto no volverá a pasar", ni un "yo le explico al cliente lo que ha ocurrido"... ¡Cómo ésta, muchas más a lo largo de 7 años!

12 noviembre 2006

De como hacer mil cosas

En esas "microjornadas" de seis horas tenías que: llegar, quedarte con las instrucciones sobre lo que hacer en cuanto a equipos para montar o arreglar, atender teléfonos, atender a los clientes que pedían presupuestos e información, los cobros, si venía mercancia por la tarde: recogerla (que a menudo eran decenas de monitores, carcasas y cajas con hardware), realizar tu trabajo y atender a los amigos del jefe. Esto último merece un apartado especial para verlo con detenimiento otro día.
Parece que todo se puede realizar, pero arreglar un equipo y que quede como estaba (muchos clientes tenían esa inmunidad) puede llegar a costar bastante. Si estás montando ordenadores y resulta que las piezas que te dan son incompatibles, pues te puedes volver loco hasta dar con la solución, y muchas veces las incompatibilidades son muy sutiles. En este punto decir, que nosotros montabamos equipos clónicos, con hardware de diversa marcas y lo que ello conlleva. Hablamos del año 1999. Si añadimos los teléfonos sonando, los clientes pidiendo presupuestos (hay que atenderlos correctamente y ganártelos para hacer una venta, y eso no se hace a la carrera), los clientes que llaman para resolver dudas y arreglar problemas por teléfono (costumbre que tenían los interesados porque la empresa los había habituado y con la cual, se perdía mucho tiempo y no se ganaba nada de dinero), etc... resulta que no tienes tiempo para nada y mucho menos para hacer tus tareas.
¿Cómo se resuelve eso? Echándole más horas. Al principio le echas media hora más, luego cuando aumenta la presión le echas una, dos , tres, cuatro... De esta manera, la jornada laboral ya no eran esas seis horas, sino siete, ocho, nueve, diez... Salir de trabajar a las 12 de la noche llegó a ser la tónica general. Al menos en mi caso, que me tomaba el trabajo demasiado a pecho. Los otros compañeros eran más espabilados y salían tarde, pero no malgastaban su vida en una empresa que no te pagaba las horas extras. Si no habías podido con todo y te dejabas algo, al día siguiente te echaban una bronca o unas indirectas, llamándote vago o comentando que perdíamos el tiempo por las tardes. Mi jefe no trataba de saber lo que pasaba o se informaba de lo que sucedía, sino que daba por bueno lo que otros dijeran de nosotros, como si lo decía el tonto del pueblo. Más aún, él profería indirectas malintencionadas. He visto películas de terror que dan menos miedo. El sueldo seguía siendo de unas 85.000 pesetas y las semanas siempre pasaban de 45 horas.

El día a día

En septiembre como dije anteriormente, me hicieron un nuevo contrato por seis meses, con las características de los anteriores. Este, si no recuerdo mal, fue uno de los que no tenía en mi haber. Un dato curioso es que a veces entregabas los contratos firmados, pero no te devolvían tu copia.Empezamos a trabajar por las tardes. Al principio era más o menos cómodo, hasta que los clientes empezaron a acostumbrarse a los nuevos horarios. Nosotros teníamos nuestras tareas que hacer, pero además nos endosaban trabajos los otros compañeros. Muchas veces equipos de empresas que tenían que estar reparados para el día siguiente. Naturalmente tenían prioridad sobre nuestros compromisos existentes. Podías pasar media o toda la tarde arreglando un ordenador, que no podías facturar con tu nombre (cuando se facturaba...) y que además hacia que te ganaras la enemistad de clientes.
¿Cómo es eso? No lo entiendo. Es muy sencillo: uno se compromete con un cliente para tenerle listo el trabajo, en la tarde, o al día siguiente. De repente llega tu jefe y te dice: "eso no, haz esto". Obviamente no vas a mandar a freir espárragos al jefe. Viene tu cliente y le tienes que decir que el trabajo que te habías comprometido a cumplir no está. Al cliente unas veces no le importa, pero otras, se enfada. No se le puede decir que su equipo no está siendo reparado porque expresamente tu jefe te ha dicho que eso no es prioritario. Tienes que inventarte una disculpa. De esta manera ya estás quedando mal y de paso estás mintiendo. Pero mejor aún, eso mismo te pasa al día siguiente. El cliente se enrehostia, pero no con la empresa, sino contigo que das la cara. Mientes nuevamente y te inventas una excusa de porqué no está terminado el trabajo, en el cual tú o un agente fantasma es el culpable de esta situación. Ya has quedado dos veces mal. Terminas el trabajo y no le puedes cobrar lo que es, porque si no se monta un pollo que vamos... El jefe sin embargo parece un tipo jovial y bonachón. Queda muy bien con el cliente contándole sus historias. La percepción es la siguiente: el dueño de la empresa es un tío de puta madre, mientras que los empleados son unos chapuzas y unos pésimos profesionales. Si tienes la mala suerte de que encima el equipo no le funcione cuando llegue a casa, la próxima que lo veas, corre, corre y no dejes de correr. Luego el jefe mira la factura cuando el cliente se ha ido, y te echa la bronca por tardar mucho tiempo en hacer las tareas y no cobrarlas como es debido. Al final de mes además ya notas sus indirectas como que no produces y que no te mereces el sueldazo (85.000 pesetas) que cobras. Además tus compañeros, que te obligan a hacer otros trabajos (porque el jefe es un cobarde y no sólo no se atreve a poner orden, sino que además disfruta la situación), te echan la bronca si algo les sale mal con ese equipo que tú debías montar o arreglar y claro les dicen a las empresas que has sido tú el responsable.

Conclusión: haces el trabajo de otros, no lo puedes facturar a tu nombre, la mayoría de las veces ni se factura, no puedes cumplir tus compromisos, mientes a los clientes, se enfadan contigo, tienes que asumir una culpa de la careces, tu jefe no pone la cara, pero cae muy bien a los clientes, sin embargo tú eres un gusano rastrero que además no se merece su sueldo.

11 noviembre 2006

El soplar de los malos vientos

Al finalizar el verano del 99, muchas cosas iban a cambiar. La primera sorpresa que me llevé es que en abril sólo me habían renovado por tres meses. De esto me enteré mucho tiempo después. Terminó julio y cogí las vacaciones en agosto sin saber que que no tenía contrato. Mes que pasé horriblemente debido a que deje de salir con la chica con la que estaba y que era muy especial para mí. Esto supuso una pérdida de visión de la realidad de todo lo que me ocurría. Vivía mi vida como el espectador que mira una película. Desde fuera. Creo que todos sabemos lo que es. Al incorporarme de nuevo en septiembre, lo único que quería era trabajar para tener la mente ocupada, pero lo que conseguí fue trabajar más y no dejé de pensar. Así empezó el eterno insomnio que me dura hasta hoy, y seguro que el próximo post y los siguientes también sigo sin dormir :-P
Me hicieron el contrato a finales de septiembre. Me seguían pagando, pero tenía casi dos meses sin cotizar, porque a efectos legales, no estaba trabajando. Además mi categoría y sueldo eran los mismos. Y yo, perdido en mis problemas emocionales, sin darme cuenta. Este punto es importante para mi despido improcedente* años después, porque me rompía la antigüedad. Antigüedad que por otro lado no tenía, por el tipo de contrato. En los últimos post que escriba para este blog, aclararé la situación.

Nuevas vicisitudes nos aguardaban a la vuelta de la esquina. Un cambio radical se perfilaba en el horizonte y no era nada alagüeño. El ansia de dinero del gerente estaba hilando mezquinas perversidades. ¿Qué? ¿Suena a Sauron de vacaciones en Mordor, no? X-D

La empresa elucubró** que estabamos perdiendo oportunidades de negocio por el horario que teníamos. Y que bueno, un garaje tenía que competir contra las grandes superficies para poder sobrevivir. Hubo un cambio radical de jornada y pasamos a abrir de 8 de la mañana a 9 de la noche ininterrumpidamente; los sábados de 8 la mañana a 1 de la tarde. Posteriormente, llegamos a abrir todo el día del sábado en modo "guardia" como las farmacias. Para esto, la empresa se separó en dos grupos: grupo favorecido, de 8 a 3 de lunes a viernes (el sueño de mayor de cualquier niño) y el grupo pringadillo: de 3 a 9 de la tarde de lunes a viernes y de 8 a 1 los sábados. Si ya, usted piensa que menudo chollo incluso para los pringadillos, ¡¡sólo 35 horas!! Jajaja, ¡inocente! Ya veremos porqué.


* Pendiente de sentencia.

** Según la Real Academia Española:

elucubrar.

(Del lat. elucubrāre).

1. tr. Elaborar una divagación complicada y con apariencia de profundidad.

2. tr. Imaginar sin mucho fundamento. U. t. c. intr.

3. tr. desus. Trabajar velando y con aplicación e intensidad en obras de ingenio.

09 noviembre 2006

La calma antes de la tormenta

Prácticamente no sucedió nada relevante los siguientes meses, al menos que recuerde ahora. Aprendía cada día, tenía un horario aceptable; de ocho de la mañana a seis de la tarde con tiempo para comer. Mi sueldo seguía siendo de poco más quinientos euros actuales, pero tenía un trabajo.
Como en todas las empresas, tenía mis más y mis menos con los compañeros. El área de pringadillos nos llevabamos bien y teníamos algún compañero más viejo que nos daba caña. A parte, nos consideraba estúpidos. Pero bueno, su personalidad y el estrés que tenía le disculpaban algo, aunque era muy sufrido aguantarlo. ¿Y por qué razón había que aguantarlo? Porque controlaba todos los temas técnicos de la empresa y el jefe se tenía que fastidiar. De esta manera, no nos defendió nunca de él. Si tú decías una cosa y el otra, la tuya no valía nada ni con testigos. Te mandaba a hacer cosas para ir adelantado trabajo suyo. Por lo tanto, no podíamos hacer el nuestro. Luego el jefe te echaba la bronca por no tener terminadas las tareas. Y él también te echaba la bronca si no le terminabas su trabajo. Aún así, en ese momento las cosas no eran demasiado malas... fueron empeorando con el tiempo, ¡y de que manera!

No recuerdo tener incidentes de consideración con clientes. Fueron pasando los meses. En este punto de mi historia es cuando se empiezan a torcer las cosas. Como dije en el post anterior, había cosas raras con los contratos. Cuando me renovarón en abril, lo hicieron, a nombre de otra empresa: ¿? Sí , eso mismo me pregunté yo. Según mi jefe, cosa que yo no he podido confirmar ni negar hasta ahora (algún día espero hacerlo), la ley le obligaba a dividir la empresa en dos: una parte administrativa y una parte técnica. Era una cosa rara, pero bueno, podía ser cierta. Entiendo que mi jefe me estaba diciendo que el momento de renovarme había cambiado la ley y que por lo tanto, se constituía la nueva empresa en esas fechas... Hace pocos meses me enteré (tengo pruebas documentales ;) ) de que la "nueva empresa" se había creado dos años antes y con unas particularidades muy especiales, que comentaré en las próximas semanas.

¡Vaya! ¿qué debo pensar de todo esto? Primero: que me mintió y segundo: que con esta artimaña, lo que prentendía era evitar que acumuláramos antigüedad. A parte, conseguía que siguieramos contratados como ayudantes, de manera que se ahorraba tener pagar sueldos de técnicos superiores. En aquellas fechas, compañeros míos de estudios, que llevaban trabajando entre tres y seis meses ya cobraban unas 120.000 pesetas netas. Unas 35.000 más que yo, desempeñando parecidas tareas.

Sin duda alguna no éramos los mejores técnicos del mundo, pero hacíamos nuestro trabajo y lo hacíamos con ganas.

El contrato

Durante todo el verano estuve trabajando sin contrato. Cuando preguntaba que pasaba, me decía la empresa: "ya te lo hacemos", "ha habido algún problema y estamos en ello", "ya se lo pedimos a la asesoría, pero todavía no está". En fin, largas. Conseguí que me lo hicieran a finales de octubre de ese año de 1998. Las disculpas del jefe fueron: "Esto no nos había pasado nunca con nadie, de verdad que lo siento mucho, bla, bla y bla". Ejmmm, ¿tengo que hacer comentarios? Sólo añadir, que tiempo más tarde le pasó lo mismo a algún compañero nuevo que entró en la empresa.

El contrato en cuestión era por circunstancias eventuales de necesidad de la producción, es decir, te contratan porque la empresa tiene un periodo de más actividad y necesita gente por el tiempo que dure ese incremento de actividad. Bien, esa es la teoría. La práctica es que es un contrato que da pocos problemas y que permite a las empresas encadenar varios consecutivos sin que te hagan indefinido. Además fui contratado como "ayudante electricista". Teniendo en cuenta que había hecho un ciclo superior de administración de sistemas, que realicé las prácticas en la empresa, que llevaba trabajando casi cinco meses sin contrato y que seguía allí y no me habían echado... esos detalles del contrato eran muy feos. Vale, es muy común, pero lo común no quita lo feo. Aún tardé casi tres años en conseguir que me hicieran indefinido y mientras tanto tuve muchos "eventuales por circunstancias de la producción", más cambio de empresa y discontinuidad a efectos legales, pero no en la realidad.

08 noviembre 2006

El primer verano II

La segunda experiencia que recuerdo de aquel verano o estío ;) fue otro problema con un cliente. Señoras y señores que leen este blog, ¡los informáticos tenemos una profesión de alto riesgo! Sí sí, no sólo riesgos psicológicos, sino también riesgos físicos, más allá de la electrocución, el dolor de ojos, el dolor de cabeza, que explote un monitor o te intente morder una impresora. Uno de los mayores peligros para un informático, a parte de su jefe, es: ¡un cliente cabreado! Y todavia peor; un cliente enrehostiado. No importa si tiene la razón o no. No importa si fue él/ella quien metió las zarpas. No importa donde sople el viento. ¡Sólo importa que usted/tú eres su presa y te va a merendar!

A lo que íbamos: me dijeron que formateara e instalara un sistema Windows 95 para un cliente, que tenía un 486 con MS-DOS. Al día siguiente, el equipo estaba listo con todo lo que se había pedido. Un jornada después, aparece el ordenador con el sistema corrupto, es decir, aquello no iba ni poniéndole ruedas y tirando. Volví a instalarlo todo y devolverlo. Veinticuatro horas más tarde, el ordenador petaba de nuevo. Yo, que era un inepto para muchas cosas en aquel momento, no sabía que estaba ocurriendo. Conclusión del cliente: "a mí siempre me ha funcionado bien el ordenador hasta que lo cojiste tú!". Ni que decir tiene que yo estaba todo cortado y nervioso. Por tercera vez, instalé todo de nuevo. El cliente se lo llevó, pero el siguiente día, directamente, vino a por mí, es decir, ¡¡a darme de collejas!! Yo estaba en la parte superior y no veía nada, pero oía una discusión abajo. Era el cliente alegando con las chicas de logística y administración. En un arrebato intentó subir por las bravas a donde yo estaba. Más gritos. Lo que recuerdo es un tipo todo enrojecido con las venas a ras de piel. Más rojo que el color del texto. He visto luces de navidad que brillaban menos que ese cliente. Visto la mala leche que traía y el tamaño de los antebrazos, me dispuse a orbitar Plutón cuando terminara de subir las escaleras. Eso sí, pillé el destornillador más grandote que tenía a mano e hice testamento. Afortunadamente todo quedó en una intentona. ¡Pero menuda tarde! Al final gracias a mis compañeros y a unas pruebas, establecimos que uno de los módulos de memoria fallaba y por lo tanto se corrompía el sistema. Esto no ocurría en MS-DOS, pero sí en Windows 95. Ese tipo de cosas son muy difíciles de hacer entender, por eso muchos técnicos de diversos ámbitos nos encontramos con un problema de comunicación con algunos clientes, que pueden responder de una forma violenta en casos extremos.

Nunca más le volví a arreglar un equipo a ese hombre, pero no nos llevamos mal. Todo se olvidó y quedó como una anécdota. Yo lo recuerdo con una sonrisa. Aquellos que tienen trabajos de este tipo saben lo que se pasa cuando das todo y las cosas no salen por muchos tiempo y esfuerzo que le eches. Los que trabajan de cara al público también se harán una idea ;)
Y ustedes se preguntarán:" y mientras tanto, ¿dónde estaba el jefe? ¿cómo resolvió la situación?" Jajaja, no estaba y no resolvió nada. Me lo tuve que resolver yo, y con ayuda de compañeros. Mi jefe nunca, que yo tenga conocimiento, increpó al cliente por su acción o trató de mediar a posteriori. Pués señoritas y caballeros, este fue el Padre Nuestro de Cada Día que me tocó vivir los siguientes años. ¡Sólo ante el peligro!

El primer verano

Después de haber "finalizado" las prácticas, empecé a trabajar. Hacia finales de junio recibí una primera paga de unas 86.000 pesetas (todavia no existían los euros). Sí, era una mierdilla de sueldo, pero recien terminado el ciclo, sin experiencia y trabajando, yo me sentía muy feliz con mi minisueldo. Lo que aún no tenía era contrato. Imaginaba que estarían arreglando los papeles y que en breve lo obtendría, jajaja (risita irónica).

El verano suele ser una época tranquila para el tema informático. La gente está de vacaciones y no suelen hacer uso de los equipos, o posponen su arreglo para septiembre.
De aquel verano sólo recuerdo un par de experiencias: la primera fue los problemas que tuvimos con una asesoría, que a poco de acabar julio (creo), nos dieron un ordenador (Pentium ó 486) para instalarle un escaner nuevo, que no se lo habíamos vendido nosotros, además. Ese ordenador tenía un software de gestión de nóminas entre otras cosas que funcionaba bajo MS-DOS (ventana negra con cursor parpadeante ;-) ). Ese escáner sólo funcionaba en Windows 95. Le pregunté a la chica: "¿lo formateo y le instalo el sistema?". Ella respondió: "". Al día siguiente ya tenía un flamante sistema nuevo con escáner funcionando, pero, upsss, nos llaman después de llevárselo y nos dicen: "¿dónde están los programas?". Le dije que los programas se habían perdido al formatear. ¡Dos días para finalizar el mes y montón de nóminas que hacer! ¡Me encanta la presión! Por varias razones, entre ellas mi inexperiencia, aquello se convirtió en una guerra. Fui, intenté hacer andar aquel programa en Windows 95, ¡pero que va!, no había forma ni con las copias de seguridad en las manos. Empezaron las peleas entre las dos empresas y yo en medio. Al final mi jefe cesó la relación con esa empresa que además, no eran clientes nuestros. Por supuesto, se quedaron con su escáner funcionando, pero sin sus nóminas. Yo me sentía protegido. Sabía que la culpa no era mía, yo había hecho bien el trabajo que se me dijo, aunque luego hubieran problemas. Tenía la sensación de que la empresa velaba por sus empleados. Esa fue la primera de las dos o tres veces que me defendió de un cliente, jajaja (risita irónica).

¿Por qué cuento esta historia de abuelito cebolleta? Porque los siguientes ocho años, la empresa, no sólo no me defendió de los clientes, sino que, al contrario, me los echó encima para que se desahogaran conmigo. De esta forma mi jefe se ahorró muchos disgustos. Problemas que cargué yo solo la mayor parte de las ocasiones.

07 noviembre 2006

Los comienzos IV

Lo que empieza mal, acaba mal. Pués en cierto modo eso fue lo que pasó. Mi compañero seguía siendo muy crítico con las prácticas y con mucha razón. La prueba no fue sino con otra demostración de prepotencia por parte del jefe. A falta de un mes para finalizarlas, vino y nos dijo con cierto enfado y tono arrogante: "las prácticas se han acabado". Habló conmigo para que me quedara trabajando y a mi compañero le dijo que se fuera.

Nunca he sabido que pasó para que el tío finalizara las prácticas. Tengo la impresión de que desde el centro le llamaron la atención sobre la mala calidad, o que dio por terminadas nuestras tareas de limpieza y prueba de material, con lo cual ya no hacíamos falta allí como estudiantes.
Durante años el jefe me ha dicho que "las prácticas" suponían un coste muy grande para la empresa y no recibían nada a cambio. Pero de mi experiencia, puedo asegurar, que todos los alumnos que pasaron en prácticas después, estuvieron limpiando y clasificando material antes de realizar actividades de trabajo. Si eso no se considera "recibir algo a cambio", ¡entonces que me lo expliquen!

Años más tarde traté de averiguar algo, y escribí a la Cámara de Comercio de mi provincia solicitando información sobre que beneficios obtenían las empresas que ofrecían prácticas. Me dijeron que no había beneficios económicos para las empresas, pero no me contestaron a otra pregunta: ¿obtienen algún otro tipo de beneficio? Siempre me ha quedado la duda. Lo que si me comentaron es que, si una empresa no tiene muy claro que pueda dar unas prácticas en condiciones, lo mejor es que no lo haga.

Con esto entiendo que debe haber muchas empresas que se aprovechan de las prácticas para tener mano de obra gratuita. Eso lo debe saber o sospechar la Cámara de Comercio. De todas formas, esta mi opinión personal, que puede atenerse o no a la realidad.
Si a alguien le ha sucedido algo parecido, por favor, que lo comente.

06 noviembre 2006

Los comienzos III

Tu primera idea de unas prácticas, cuando terminas el Ciclo de Administración de Sistemas, es precisamente eso: configurar equipos en red, montar redes, configurar dominios, etc... a parte de conocer también hardware y software en general, pero sobre todo, a lo que te quieres dedicar. En nuestro caso nos dedicamos a comprobar todo el material viejo que había en la empresa. Placas amontonadas por doquier, decenas y decenas de módulos de memoria de todo tipo, disqueteras, monitores, discos duros... es decir, toda la basura que quedaba y que serviría para entretener a dos chavales durante bastante tiempo. A parte de comentarnos algunas cosas (pocas) para aprender, sólo salimos en un par de ocasiones para hacer trabajo de redes y en configuraciones básicas. Durante esas salidas, la mayor parte del tiempo lo utilizamos cargando los equipos, monitores e impresoras y mirando al técnico. Habitualmente, no haciamos nada, exceptuando algunos ordenadores que ensamblamos y algún otro que arreglamos. Montamos un equipo con piezas viejas para instalar un Linux, algo que sabíamos hacer nosotros, pero en la empresa nadie tenía idea. Cuando hablábamos con otros compañeros de clase y les decíamos que estabamos arreglando 286s, cuando lo que había en la calle eran Pentium II, se echaban las manos a la cabeza. En cualquier caso yo aprovechaba para aprender todo lo que pudiera, por poco que fuera. De hecho llegué a ir hasta en días que para mí (como estudiante) eran vacaciones.

Puesto que los técnicos de la empresa estaban muy ocupados y no había trabajo que hacer, hablamos con el jefe de la empresa para hacer nuestro horario de 8 a 4, en vez del turno partido que teníamos. Era una manera, de por lo menos atenuar la tomadura de pelo que estaban siendo las prácticas. La empresa accedió con reticencias, pero poco después...

04 noviembre 2006

Los comienzos II

Después de dedicarnos al acondicionamieto de nuestro entorno de trabajo, llegó la hora de fabricarnos las herramientas. Jajaja, ¡como lo oyen! Nos trajeron unas planchas de contrachapado, que tuvimos que cortar para montar tres mesas. Nos dieron unas patas y unos tornillos y ya teníamos nuestras mesas para poder trabajar y "aprender". Claro, el resto de la empresa también tenía su nuevo espacio y mesas para trabajar. !O se creen que todas las mesas eran para nosotros! Luego, nos hacia falta energía. Uno de los chicos de la empresa trajo un cable desde la parte de abajo. Donde estabamos, no había llegado la luz desde tiempo inmemorial. Nos dijo como montar unas regletas para poder enchufar varios cables, y esa fue nuestra tercera práctica. Además pusimos o colaboramos en la colocación de lámparas de tubos fluorescentes. Así pasaron un par de semanas, partiendo desde cero habíamos conseguido un espacio habilitado para hacer unas prácticas en condiciones... o no.

Los comienzos

Allá por el año 1998 estaba terminando mis estudios de administración de sistemas informáticos (sí sí, el que les habla es otro informático puteado). El último trimestre era de prácticas en empresa. Otro compañero y yo fuimos asignados a esta empresa, en la cual yo continuaría para mayor pena o poca gloria.
La empresa se dedicaba al comercio minorista: venta de equipos, software y hardware, montaje y reparación de equipos, redes, etc... La típica tienda de informática que todos conocemos. Algo cutre, eso sí.
El local era un garaje amplio, sin iluminación natural ni ventilación. Al entrar tenía unos expositores. Al fondo lo habían dividido en dos niveles, gracias a un armazón metálico. Este tenía una cubierta de contrachapado que servía de suelo del segundo nivel. Vamos, algo habitual en muchos sitios, para aprovechar el espacio. El nivel inferior servía como recepción, almacén, mesa de montaje y reparaciones de equipos, atención a clientes, administración y "gerencia". La parte superior era el taller técnico. Calculo que tendría unos 30 ó 40 metros cuadrados. Se accedía mediante una escalera, con algún tablón medio suelto que te daba pequeños sustos cuando subías y bajabas.
La primera sorpresa que nos encontramos fue que casi no nos esperaban, andaban como despistados sobre nuestra llegada. Pero tal y como comentaré más adelante, no nos esperaban tal vez para "impartir las prácticas" y sí para otras cosas.
La segunda sorpresa fue que la parte de arriba, donde se supone que estaría nuestro espacio de trabajo, era impracticable. ¿Cómo? Sencillamente significa que exceptuando un pequeño espacio para reparaciones, el resto estaba cubierto por infinidad de cajas vacías, trastos, amontonamientos de hardware estropeado (placas base, tarjetas de todo tipo, ordenadores viejos, monitores...), estanterías, material de jardinería, faroles... o_O más un largo etcétera y fauna propia del lugar. Ante tal circunstancia, el "gerente" (de ahora en adelante, jefe), nos pidió disculpas por el estado tan lamentable del lugar. Nos dijo que arreglarlo le llevaría unos días en los cuales no nos podría dar las prácticas, pero claro, que si nosotros estabamos dispuestos a ayudarles, antes empezaríamos nuestra formación. Este es el primer error que cometí, de los muchos que vendrían después. Accedimos a hacerlo. De esta manera, nos pasamos unos cuantos días adecentando todo ese espacio. Limpiamos, tiramos basura, ordenamos material, clasificamos herramientas perdidas durante mucho tiempo, ordenamos estanterías, habilitamos gran parte del espacio para zona de trabajo y acabamos con parte de la fauna local. ¡Un merecido bautismo de fuego! Si quieres prácticas, empieza por abajo y suda, suda mucho. Al acabar esta tarea habíamos ahorrado a la empresa mucho tiempo y dinero, aparte de realizar unas actividades, que seguro que nadie quería hacer.


03 noviembre 2006

Notas

¿Erkemao?, ¿de dónde sacaste ese nombrecito?
"El quemado" y "erquemao" ya estaban cogidos. Mirándolo bien, éste le da un toque más chamuscado que si hubiera conseguido alguno de los otros.

¿Cómo vas a contar la historia? Al principio será cronológica, más o menos, y luego será lo que me acuerde.

Tu plantilla no me gusta mucho. No se quejen, está muy bien. Estoy buscando alguna más molona, aunque después de unos cuantos intentos fallidos esta parece que es la que mejor me va. Tiene tres columnas, que es lo que quería. El diseño no es tan bueno como otros, pero es funcional. He dejado un link a la página de donde la obtuve y la estoy variando para dejarla más a mi gusto. Si ven que da problemas en Explorer es porque está a medio retocar. En general es clara, estructurada y se lee bien.

Cambios (8-Nov-06). La plantilla original está en inglés, así que voy a copiarme del blog de Yile y cambiar alguno de los encabezados de las secciones a español y con un texto más informal.

Cambios (9-Nov-06). He estado añadiendo enlaces en la barra derecha y mejorando el aspecto de las cajas para que tengan los bordes redondeados, porque como cambié los tamaños, las dejé echas trizas. He mejorado el aspecto de los contadores. Que cada uno cuenta lo que le da la gana XD.

Cambios (10-Nov-06). He añadido publicidad, que dicen que ganas dinero con eso. Creo que si pican sobre la publicidad varios cientos de millones de veces, es posible que me manden un cheque con el que me pueda comprar un cortado, jajaja. También me he intentando darme de alta en buscadores. No aparezco en Google ni buscando debajo de las piedras y tuve problemas en un buscador japones, porque todo estaba lleno de dibujitos raros.

Cambios (11-Nov-06). No hay cambios. ¿Qué pasa? Vale sí, he puesto mejor el texto alrededor de las imágenes, sobre todo las iniciales de cada entra. Además he añadido un retorno de carro al final de los textos para que la barra de "comments" quede más separada y el post tenga un estilo más elegante, según mi paupérrimo criterio. Me pregunto si eso de comments se puede cambiar por "comentarios" O_o.

Cambios (hasta 22-Nov-06). Me he dado de alta en unos cuantos directorios más. En algunos me han aceptado y en otros no. He hecho algunas revisiones en el blog y he añadido enlaces a muchos de los directorios donde me habían admitido. Otros lamentablemente los perdí. He seguido contando historias, anécdotas y reflexiones. He recibido correos para hacer intercambio de enlaces sobre la temática del trabajo, lo cual me parece buena idea. No lo había considerado hasta ahora, y estoy meditando como hacerlo, puesto que mi blog tiene es tan ordenado como un campo de pruebas de misiles.

Cambios (23-Nov-06): Navegando por la red he encontrado un blog en el que me enlazan. Les he escrito un comentario. Gracias por recomendarme. http://inferno.zoomblog.com/

Preámbulo

Antes que nada, y tal y como digo en la cabecera del blog, esta es la historia de un quemado. Y usted dirá: "No, por favor, ¡otro tipo contando sus miserias laborales, no!". Jajaja, hay que tomárselo con más alegría. Nos divertiremos, lloraremos y alucinaremos con lo que voy a contar.
Esta idea me empezó a rondar por la cabeza hace bastante tiempo y por fin me decido a plasmarla. Trata sobre cosas que pasaron a lo largo de unos ocho años. De lo que me acuerdo y de lo que puedo contar.
Dudo mucho que sea leída más allá de algunos amigos y algún despistado que caiga por aquí. A todos ,¡bienvenidos!.
Pretendo que sea sobre todo una autocrítica, pero también una denuncia. ¿Por qué? Simplemente por el hecho de que si no estás atento, no tratas de conocer tus derechos y hacerlos valer, no eres crítico con lo que te dicen y no te pones en tu lugar, puedes acabar muy mal por causa del trabajo.
No soy el primero, ni el que peor lo ha pasado, ni siquiera el que ha vivido situaciones más absurdas y esperpénticas, pero si usted o tú que lees estas palabras, tienes una vivencia similar, espero que te sirva de algo. A mí cuando menos, me va a servir de terapia.