14 noviembre 2006

El tiempo de las palabras no es el tiempo de la empresa

El trabajo de gerente a veces es muy sacrificado. Por ejemplo, mi jefe cuando tenía que decirnos algo importante, esperaba pacientemente hasta la hora de cerrar. Entonces, cuando ya pensabas que tenías todo terminado y te podías marchar, él te decía: "si no les importa, esperen un momento para hablar de unas cosas". Claro, ¿qué ibas a contestar?, "¡ahí te quedas!" No. Habitualmente eran cosas "importantes" sobre la continuidad de nuestro trabajo, pero eso lo explicaré otro día.
Me parece una falta de respeto tremenda, puesto que para hablar del trabajo ya están las horas de trabajo. Para la empresa era un chollo tener a los trabajadores dando el callo todo el horario y después para exponer algo utilizar el tiempo de "vida" de los empleados. Esas reuniones se podían extender perfectamente una hora, dos horas o más entre palabras relevantes e historietas del gerente... Con la de palizas que nos dábamos y la de tiempo extra que malgastábamos, acariciar la posibilidad de salir un día a la hora correcta, era una dicha que se tornaba en decepción cuando el jefe te requería para sus parlamentos.

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