30 noviembre 2006

Tu coche es el coche de la empresa

En esta nueva entrada voy a relatar como los trabajadores teníamos que poner a disposición de la empresa el uso de nuestros vehículos y como se remuneraba esta acción. Raramente se nos hizo tal petición, pero las circunstancias y el trabajo obligaban a ello, quisiéramos o no.
En los primeros años de curro no tuve que hacer uso de mi coche, sino en contadas ocasiones. Como trabajaba de puertas para adentro, no salía demasiado a clientes en la calle. Solamente cuando a final de la jornada, había que llevar algún equipo nuevo o dejar algún ordenador en una empresa, el jefe me decía que terminara antes y que lo llevara, con la falsa apariencia de que iba a ser mejor para mí. Se suponía que iba con tiempo y que como acabaría antes, llegaría más temprano a mi casa. Prefiero no hacer comentarios al respecto en este momento, otro día me desquitaré con ganas ;-)
La empresa era dueña de un vehículo nuevo, que adquirió a los pocos meses de empezar a trabajar yo. El problema principal era el siguiente: había más técnicos de campo que vehículos, por lo tanto la mayor parte de las veces el empleado tenía que utilizar su automóvil para poder atender a los clientes. Usar los transportes públicos no era una solución óptima. Se supone, que por esta prestación, la empresa ofrecía un pago, por llamarlo de alguna forma. Esta remuneración consistía en unas 2.000 pesetas al mes, 20 euros después. Claro, tampoco te podías pasar usando el coche, porque no te compensaba, y el exigir más dietas no era bien visto por la empresa. Para evitar altercados y roces, así como venganzas, como que te aguantabas un poco. Cuando volví a pasar al turno de mañana sobre el año 2001/2002 el uso de mi vehículo era diario y constante. La retribución la misma. Esto significa que tu coche está siempre lleno de cables, de basura, de papeles, de cajas, destornilladores, plásticos, etc... que lo tienes que limpiar tú en tu casa, no en la empresa, porque te podían echar una bronca. Significaba que hacías un gasto de gasolina y de desgaste del vehículo que no te compensaba el pago simbólico ni cualquier apartado sospechoso en la nómina. Significaba que estabas mucho tiempo en carretera, de manera que si recibías o dabas algún golpe, o tenías un accidente, iba a ser a costa de tu seguro. La empresa no iba a responder de daños. Eso provocaba además, que tu aseguradora te quitara la bonificación, con lo cual en la próxima factura eras tú el que pagaba más y no la empresa. Significaba además, que si te quedabas sin el coche, la empresa no te iba a dar uno para que siguieras tu vida normal. Significaba que te pudieran rozar, robar, romper cristales, etc... Todo, todo, todo con cargo a tu cuenta. Te pones a hacer números y el resultado es que no tienes nada que ganar y todo que perder. Mi empresa además, no pagaba por kilometraje. Pero claro, si querías hacer el trabajo, tenías que poner el coche, porque el de la organización ya lo utilizaba otro técnico, la persona encargada de logística, el propio jefe, algún familiar del jefe...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tu jefe era un "fuerte hijo de puta".