Como describí en el último post, mi jefe no había sido muy verídico la primera vez que me comentó la naturaleza jurídico-mercantil de la empresa. Pero con el tiempo volvería a rizar el rizo. Pasados unos años después de comentar que eramos una S.A. por un error burocrático, me cuenta que además el nombre de la empresa era un error porque no era el nombre que el quería. Cuando había ido al registro, el nombre que deseaba ya estaba registrado, por lo que tuvo que escoger otro, junto con sus socios, y el que se eligió al final no era del todo de su agrado. Ustedes pensaran que me he vuelto loco y que estoy escribiendo disparates sin sentido. Lo estoy leyendo nuevamente y hasta a mí me cuesta entenderlo. Pués esa es otra de las habilidades de mi jefe: crear confusión y desorden para evitar tener que rendir cuentas por desaciertos. Si él leyera estas palabras y escribiera un comentario, seguramente diría: "yo nunca he dicho eso", "tú me has entendido mal", "yo quería decir otra cosa" :-) Estas palabras ilustrarán en futuras entradas temas como los contratos, los trabajos, la relación con los clientes, las relaciones con los compañeros, etc...
En resumen: mi jefe no contaba la verdad para temas irrelevantes (no quieran imaginar para temas importantes), adornaba la realidad con fantasías y cuando se veía cogido in fraganti, reconducía su discurso intentando aseverar que tú eras el que se equivocaba.
Si recuerdo alguno de estos engaños absurdos en el futuro, le dedicaré una entrada, porque seguramente les hará reir ;)
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