Demasiadas cosas quedaban por hablar en esa reunión. Me había explayado lo suficiente; bastante como para que el jefe tuviera claras muchas cosas. Sin embargo mi discurso no iba a quedarse en ese punto. Había que decir muchas cosas más. Tenía que recordarle otras injusticias y pedirle una explicación de ellas. El texto seguía su carácter creciente. Cada nueva hoja que leía era más dura y más significativa que la anterior. Lo más importante se iba quedando para el final. Una de las más relevantes, sin duda alguna, fue el llamarme ladrón. Digamos que una cosa es que tu jefe, en base a sus paranoias, insinué que le roben las cosas y otra es que te insulte delante de compañeros y clientes y que se quede tan fresco. Ambas formas son mezquinas, pero la segunda es además ruin y malvada. Con el tiempo descubrimos, como he citado en alguna ocasión, que los objetos robados estaban en la casa del gerente o aparecían en alguna parte olvidada de la empresa, o se descubría que nunca hubo tales desapariciones, pero en fin, que le vamos a hacer. No contento con lanzar indirectas a todos los miembros del taller, fue capaz de llamarme ladrón por dejarme un destornillador roto y un cable de 30 centímetros dentro de la furgoneta de la empresa, cuando la llevé al mecánico. Tuvo la desfachatez de hacerlo delante de todos mis compañeros, como un veredicto público. Un gerente con dos dedos de frente no monta un espectáculo, lleva al supuesto "transgresor" a su despacho y habla con él. Por las mismas fechas tuvo la gran idea de llamarme ladrón delante de un cliente. Insólito, ruin y bellaco. Pero en fin, teniendo en cuenta que la empresa me debía varios finiquitos y trabajos extra prometidos... sólo cabe la frase: "cree el ladrón que todos son de su condición". Cada capítulo de mi discurso hacía referencia a una nueva falta de respeto hacia mi persona, argumentándola y comparándola con las posibles negligencias que yo pudiera haber cometido. Mi jefe simplemente no podía desdecirme.
En este punto, creí conveniente hablarle un poco de sí mismo y de lo que me había intentado enseñar: la mentira o lo que es lo mismo, su forma de comportarse se basaba en el engaño. Es lo que verdaderamente aprendí en aquella empresa. Mentir a los clientes. Contar "mentiras piadosas", recurrir una y otra vez a la mentira como forma de solucionar los problemas, como manera de obtener algo. Así funcionaba mi empresa en muchos sentidos. De igual forma, las medias verdades eran otra extensión más de la misma filosofía. Aborrecía decir a los clientes cosas que no eran ciertas: "que había llegado tarde por un problema del coche", "que estaba ocupado para atenderles" porque mi jefe había decidido que las reparaciones de sus amigos eran más importantes, etc... ¿por qué tenía que mentir yo en nombre de la empresa? Que lo hiciera mi jefe y fuera responsable de sus palabras... pero no, de cara a la imagen resulta muy provechoso que el empleado parezca un mentiroso y un inepto y que el jefe resuelva el problema y castigue al "culpable" por "su" inmoralidad. De cara al cliente mi jefe eran un gran tipo: honrado y justiciero. Cuando voy por la calle, todavía me encuentro a muchos clientes que no me saludan, porque en su momento pensaron que el que les falló fui yo y no la empresa, mientras que recuerdan con cariño a mi jefe. Así funciona el mundo.
Palabras similares a las que les escribo, se las dije a mi jefe. Al igual que en este blog expreso las cosas como las pienso, en su momento, el gerente, fue receptor de las mismas ideas. Nada nuevo comento aquí que no hiciera antes. La tertulia continuaba y mi jefe hacía rato que empezaba a notar el cansancio y el peso de mi discurso. Yo no estaba mucho mejor y quería terminar cuanto antes, así que en algunos temas dejé de leer, resumí algunas cosas e improvisé otras. Sin embargo, para las últimas hojas que quedaban pendientes, guardé fuerzas. Esas iban a ser todo lo mejor entonadas que me permitieran la ansiedad y la desazón.
En este punto, creí conveniente hablarle un poco de sí mismo y de lo que me había intentado enseñar: la mentira o lo que es lo mismo, su forma de comportarse se basaba en el engaño. Es lo que verdaderamente aprendí en aquella empresa. Mentir a los clientes. Contar "mentiras piadosas", recurrir una y otra vez a la mentira como forma de solucionar los problemas, como manera de obtener algo. Así funcionaba mi empresa en muchos sentidos. De igual forma, las medias verdades eran otra extensión más de la misma filosofía. Aborrecía decir a los clientes cosas que no eran ciertas: "que había llegado tarde por un problema del coche", "que estaba ocupado para atenderles" porque mi jefe había decidido que las reparaciones de sus amigos eran más importantes, etc... ¿por qué tenía que mentir yo en nombre de la empresa? Que lo hiciera mi jefe y fuera responsable de sus palabras... pero no, de cara a la imagen resulta muy provechoso que el empleado parezca un mentiroso y un inepto y que el jefe resuelva el problema y castigue al "culpable" por "su" inmoralidad. De cara al cliente mi jefe eran un gran tipo: honrado y justiciero. Cuando voy por la calle, todavía me encuentro a muchos clientes que no me saludan, porque en su momento pensaron que el que les falló fui yo y no la empresa, mientras que recuerdan con cariño a mi jefe. Así funciona el mundo.
Palabras similares a las que les escribo, se las dije a mi jefe. Al igual que en este blog expreso las cosas como las pienso, en su momento, el gerente, fue receptor de las mismas ideas. Nada nuevo comento aquí que no hiciera antes. La tertulia continuaba y mi jefe hacía rato que empezaba a notar el cansancio y el peso de mi discurso. Yo no estaba mucho mejor y quería terminar cuanto antes, así que en algunos temas dejé de leer, resumí algunas cosas e improvisé otras. Sin embargo, para las últimas hojas que quedaban pendientes, guardé fuerzas. Esas iban a ser todo lo mejor entonadas que me permitieran la ansiedad y la desazón.
6 comentarios:
Increible su blog, Erkemao! Todos los que hemos estado en e,presas como empleados padecimos miserias similares. Le cuento que yo tuve el placer de poner en la cuerda floja a mi último jefe el día que renuncié, ya que en la charla con el deje mi mp3 en modo grabación. Fue una hora de conversación en la cual quedó muy mal parado, sobre todo cuando le entregué una copia al gerente general.
como sea, lo seguireé leyendo con mucho gusto.
Un gran saludo, y como decimos en argentina, ponele huevo!
Hola ERKE, no me extrñes jeje!
** ¿Medias verdades? yo diría más bien medias mentiras! Y mira que tienes razón, terminamos contaminándonos de las cosas malas... Seguro que también te sacaste un magister en mentiras con el maestro que tenías de ejemplo, lo malo es que él no mentía ante los clientes! y quedó como el bueno del cuento...
** Hablando de trabajo, estoy game over! ni siquiera me subí un post hoy, pero sin falta vine a visitarte jeje... Aunque no sé si hago bien porque ando en mis respectivos dias depres del mes jajajaja... Te leo y lloro...
BESOS ERKE... sueña con tu jefe jajajaja
perroxido, esa era una de las ideas que me habían rondado por la cabeza: tener a mano un grabador y estar atento a cada palabra del jefe, dejarla funcionando en las reuniones... como se le hubiera quedado la cara al "maestro" de la contradicción, del "yo no dije eso", "tú me entendiste mal", " lo que yo queria decir era que", "yo nunca he dicho eso"... al oír sus propias palabras XDD
Al final, como dices, todos tenemos muchas historias calcadas que contar ;)
Saludos y gracias por pasarte y comentar.
Hola kt! XD
bueno kt, he de reconocer que fui mal alumno de mi jefe, eso de las mentiras nunca se me dio bien, a pesar de tener el mejor maestro. Tarde o temprano iban a pillar al gerente en sus propios embustes y así fue. Como decía una frase que leí u oí una vez: "Se puede engañar a muchos mucho tiempo, pero no a todos todo el tiempo".
** Muchacha no llores, que el blog es para reirse. Me rio yo de mi mismo. Visítame cuando quieras, que los post estarán ahí. También te visito regularmente, aunque no comente.
Besos kt.
Afortunadamente ya no me acuerdo mucho de él :P
JAJAJA es un decir! tampoco es para tanto, claro que río, me encanta como armas la historia...
Y lo llorar es porductos de mis días pre-femeninos jajajaja
Besos
kt, ;)
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