El fin de año se acercaba y cada vez teníamos más problemas de todo tipo. Hacia noviembre de 2005 la empresa era historia. En ese momento debíamos haber parado la actividad. El jefe debía haber aprovechado que aún estaba a tiempo para solucionar algunas cosas, que si las dejaba pasar irían a más y no habría forma de resolverlas. Pero falsas promesas que le hicieron, algunas cosas que desconozco y seguramente, su idea fija de que podía vender parte del patrimonio a buen precio, le "aconsejaron" posponer lo inevitable.
Mientras tanto los empleados tenían que pagar sus hipotecas, sus facturas y el resto de gastos cotidianos de cada mes. Pero el dinero no llegaba. Cada mes tardábamos más en cobrar y cuando lo hacíamos no era precisamente todo el sueldo. Estábamos atados a unas promesas que no se cumplían y que estaban desorganizando la vida de muchas personas. Ante esta situación, uno de los compañeros estimó que no había futuro y que debía buscar un nuevo trabajo o tratar de montar uno por su cuenta. Era de las mejores soluciones a las que se podía optar, sobre todo cuando apenas llevaba un año y medio y no tenía tanto que perder como los más viejos. La solución más óptima era un despido, al menos así podría mantenerse, puesto que la empresa no le podía garantizar ningún ingreso.
Cuando le llegó la carta y leyó las causas por la cual se le despedía se enfadó notablemente. Cuando nos las dijo al resto de los miembros de aquella sala, nos partimos de risa. Le dijimos que "seguramente" se trataba de un error. Se le despedía por "baja productividad". Jajaja. Hubo carcajadas generalizas. "Puesto a pedir, que te despidan por alcohólico o drogadicto, así tienes mejor currículum en los ficheros de la oficina del paro". Mi jefe no estimaba que con este compañero no podía tomarse ciertas licencias, lo cual me extrañaba puesto que en repetidas ocasiones el compañero había dejado bien claro que no era el tipo de persona con la cual se pudiera jugar y a la que tomar el pelo. Todo fueron disculpas luego: "eso no lo pongo yo, sino los asesores", "yo no sabía nada", "lo arreglo lo antes posible"... Esta vez, sin embargo, sí le creí. Una de las cosas que tenía muy claras es que los asesores de cualquier empresa siempre van a defender al negocio, que es el que les paga. Había buena relación entre los empleados y la asesoría en cuestión, pero las cosas claras y el chocolate espeso; la asesoría iba a hacer lo posible porque la empresa saliera ganando. Eso me lo demostraron meses después y es algo que vale la pena contar.
Mientras tanto los empleados tenían que pagar sus hipotecas, sus facturas y el resto de gastos cotidianos de cada mes. Pero el dinero no llegaba. Cada mes tardábamos más en cobrar y cuando lo hacíamos no era precisamente todo el sueldo. Estábamos atados a unas promesas que no se cumplían y que estaban desorganizando la vida de muchas personas. Ante esta situación, uno de los compañeros estimó que no había futuro y que debía buscar un nuevo trabajo o tratar de montar uno por su cuenta. Era de las mejores soluciones a las que se podía optar, sobre todo cuando apenas llevaba un año y medio y no tenía tanto que perder como los más viejos. La solución más óptima era un despido, al menos así podría mantenerse, puesto que la empresa no le podía garantizar ningún ingreso.
Cuando le llegó la carta y leyó las causas por la cual se le despedía se enfadó notablemente. Cuando nos las dijo al resto de los miembros de aquella sala, nos partimos de risa. Le dijimos que "seguramente" se trataba de un error. Se le despedía por "baja productividad". Jajaja. Hubo carcajadas generalizas. "Puesto a pedir, que te despidan por alcohólico o drogadicto, así tienes mejor currículum en los ficheros de la oficina del paro". Mi jefe no estimaba que con este compañero no podía tomarse ciertas licencias, lo cual me extrañaba puesto que en repetidas ocasiones el compañero había dejado bien claro que no era el tipo de persona con la cual se pudiera jugar y a la que tomar el pelo. Todo fueron disculpas luego: "eso no lo pongo yo, sino los asesores", "yo no sabía nada", "lo arreglo lo antes posible"... Esta vez, sin embargo, sí le creí. Una de las cosas que tenía muy claras es que los asesores de cualquier empresa siempre van a defender al negocio, que es el que les paga. Había buena relación entre los empleados y la asesoría en cuestión, pero las cosas claras y el chocolate espeso; la asesoría iba a hacer lo posible porque la empresa saliera ganando. Eso me lo demostraron meses después y es algo que vale la pena contar.
2 comentarios:
Vengo con mi pañuelito blanco en mano jajajaja... Nada de preguntitas pesada! jajaja
¿Baja producción? Mira que se inventan lo que sea, con esta cuando reclamara la liquidación le iban a decir "no porque usted no produjo en la empresa"...
Ey! y ante todo esto ¿Te sospechabas como sería tu final en ACME? (que por cierto no lo sabemos aún )...
Besossssss besosssss Besosssssss
hola kt, jajajaj tú sin hacer preguntas? No me lo puedo creer !!!
Pues muchos en mi empresa iban a salir por la puerta con ese estigma, baja producción, o al menos, eso es lo que quería mi jefe. No sé si a efectos legales es beneficioso para la empresa, pero sospecho que lo tiene que ser de alguna manera, puesto que es un recurso bastante utilizado.
** kt, yo imaginaba que la empresa acabaría por cerrar tarde o temprano, y esa era mi única oportunidad de "compensar" de alguna manera todos estos años de amargura y sufrimiento. Si me iba, lo perdía todo, pero por otro lado, sería más feliz. Una decisón tan fácil como difícil.
Besitos ;)
Publicar un comentario