27 junio 2007

La otra proposición deshonesta

En este mundo existen o han existido muchas formas de pago o formas de intercambio tales como el trueque, la moneda metálica, las letras de cambio, el cheque, el billete, el dinero plástico... Toda una serie de concepciones y artificios que ha ido desarrollando la humanidad a lo largo del tiempo para intentar establecer un sistema de comparación entre cosas, objetos o ideas que no podían ser medidas de la misma forma. Por supuesto, una empresa imaginativa como la mía, creadora de conceptos como el factor jefe y la conversión de una deuda en un derecho, no iba a quedar fuera de la gloria sin descubrir una nueva manera de conciliar el mismo valor para razones o deudas diferentes: el sistema de pago Acme.
¿Qué es el sistema de pago Acme o en qué consiste? El sistema de pago Acme es una forma de cambio por la cual la empresa elude el pago de una deuda mayor a un pringadillo, a través del propósito de abonar una deuda menor, que también debe al pringadillo. El concepto es altamente sofisticado y entiendo que si ustedes no tienen una carrera y varios máster en economía puede que no lo lleguen a comprender. Es un concepto inversamente proporcional al picor, donde un dolor menor se quita con un dolor mayor, es decir, cuando te rascas. La diferencia es que el primero es más abstracto y etéreo. La mejor manera de comprenderlo es con un ejemplo práctico y real.
En mis primeros años en la empresa tuve una serie de contratos de varios meses. Acabado cada contrato ocurrían dos cosas: o era renovado o se me hacía un nuevo contrato en otra empresa (que era la misma con otro nombre y datos). Los primeros meses trabajé sin contrato bajo la excusa de que estaban arreglando los papeles, pero que había problemas o alguien que firmaba se había ido de vacaciones u otras historias de dudosa veracidad. Luego, por fin, pude trabajar con todo en regla. Al finalizar el periodo establecido se me pagaba el finiquito, y vuelta a empezar. Cuando el jefe descubrió que me podía tomar el pelo, se acabaron los pagos por el concepto anteriormente expuesto. De esta forma, hubo un par de finiquitos que nunca llegué a cobrar, a pesar de ser hablados y reclamados en varias ocasiones. Junto a esto, la empresa contrajo conmigo otras deudas que tampoco se llegaron a liquidar, a pesar de ser reclamadas. Puesto que no podía obtener dinero, me llevé material para mi uso personal, certificado mediante la oportuna factura. Esto condujo a que la deuda que la empresa tenía conmigo se convirtiera en una deuda que yo tenía con la empresa, debido a que cada factura me convertía en deudor de unas cantidades que la empresa me debía a mí. Llegué a ser uno de los principales "morosos" del negocio, con la particularidad ya comentada de que era moroso de mi propio dinero, algo para enseñar en una clase magistral. Pasaron los años y seguía pendiente de ciertos abonos. Cuando exploté por dentro y decidí decirle al gerente todo lo que pensaba de él, le expuse nuevamente este tema. Finalmente se me canceló la deuda*, pero aún así la organización me seguía debiendo un finiquito de 7 u 8 años antes. Como la empresa ya estaba en pleno descenso al abismo, no había esperanza de recuperar lo adeudado. Meses después llegó el asesor de mi jefe para decirnos que había que cerrar la empresa. Para que nada se quedara en el tintero le aconsejó pagar a todos los empleados aquellas deudas pendientes, así que el gerente se reunió conmigo y me lo comentó: "Te voy a pagar lo que te debo y quedamos en paz, para que veas que la empresa lo hace con toda la buena intención del mundo". Mmm curioso, después de 7 años, el negocio me iba a pagar el finiquito ¡Qué buena fe! Pero claro, este pago "exigía" encubiertamente una renuncia, es decir, "se paga el finiquito tratando de que esta alegría te haga olvidarte de la indemnización que fraudulentamente la empresa no quiere abonar". Este es el sistema de pago Acme: "te pago algo que te debo de muchos años, porque es infinitamente mejor que pagarte una gran suma, que si investigas sabes que puedes reclamar". Todos quedábamos más contentos: mi jefe por no pagar mucho y Erkemao por dejarse engañar. Eso debía pensar el gerente. Aquí es donde entra en juego otra práctica: la práctica del respeto, plenamente inculcada a mi jefe en cierto momento y de la cual, parece que se había olvidado. Desde el punto de vista de un pringadillo quemado, el finiquito se seguía debiendo, la buena voluntad de la empresa se manifestaba abonándolo y pagando la depreciación que esa cantidad había sufrido en todos esos años y, para finalizar, pagando la indemnización que marca la ley y no la de unos artificios cuasi-ilegales a los que se acogía la empresa.

* Cuando le expuse al gerente que me había llevado material (bajo su autorización) para intentar compensar las cantidades debidas y que tenía facturas pendientes de pago que realmente eran parte de la deuda contraída conmigo, se apresuró a decirle a la administrativa- contable que investigara si otros empleados estaban en la misma situación. Ignoro si esta actitud tan dinámica buscaba compensar las deudas que la empresa tenía con los empleados o descubrir si algún trabajador le debía dinero a la empresa.


7 comentarios:

Kt. dijo...

Ayyyy que eres torturante!!!! jajajaja


Queiro saber más del final!!!! jajaja parece que el final (el cierre) de ACME.S.A es el comienzo de otro final que se alarga en el tiempo!!!! jajaja

Los bueno es que ERKEMAO ya no es el mismo, no Sr has sacado las espuelas ajajajja

BESOS y BUENAS NOCHES!

Erkemao dijo...

jajaja, no sé si habré cambiado lo suficiente o no, pero desde luego que sé lo que hacer si se me presentan situaciones parecidas u otras que intuya que vayan a ir a mal ;)

No te torturo más, esto ya, y de verdad, se está acabando.

Gracias.

Besitos y buenas noches.

Guillo dijo...

Parte de lo que escribiste me hizo acordar a la deuda externa Argentina, le hacían pagar al estado (Pringadillos) la deuda de las empresas (jefes). Cuanta relación y cuanta mierda fluye cuando se quieren salvar el culo a consta de robarle a los demás. Eso siempre pasa, cuando hay que salvar el culo el que importa es el propio. Con respecto al dinero siempre va a haber una lucha de intereses tanto en lo que respecta a la "fe" de la empresa (como en este caso) como con los derechos del empleado y es parecido a un "le tomo el pelo y pongo una nube de humo para que no puedas ver lo que realmente le corresponde por derecho y obligación".

Un abrazo desde Argentina

Nota: Tu descanso esta más que justificado.

Erkemao dijo...

guillo, es la historia de los listos y cabrones contra los humildes. Hay quien está para pasarlo bien a costa de los demás y llegado el momento para que le saquen las castañas del fuego, cuando todo va mal. En cualquier caso la diferencia está clara: unos disfrutan y los otros apechugan con todo lo malo. El que está acostumbrado a comer langosta, no va a comer lentejas.

Saludos para tí.

Buen fin de semana.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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