20 diciembre 2006

Las felicitaciones de Navidad

Con esta nueva entrada doy fin al ciclo de post navideños. Les recuerdo que en la ocasiones anteriores se había abordado: la cesta de Navidad, la comida de Navidad y los adornos de Navidad.
Las tarjetas o lo que también se denomina "christmas", son pequeños trozos de cartón decorados qué sirven para demostrar afecto y expresar buenos deseos para las fiestas y para el año venidero. A efectos empresariales, según mi opinión, son un detalle que puede servir para valorar el nivel de relación con empresas y clientes. Por otro lado es una costumbre muy extendida y no seguirla, a veces, conduce a avivar o encender ciertos recelos. Como detalle, no tiene que ser ostentoso, pero dependiendo de quien lo reciba se puede interpretar la sobriedad o lujo de muy diferentes formas, desvirtuando de esta manera, la condición de mero transmisor de ilusiones y buena fe, que es lo que siempre debería ser. No consigo recordar, en este momento, si mi empresa hacía uso de este medio con proveedores y clientes. Sé que nuestra organización recibía tarjetas y presentes por parte de otras empresas y puede que algunos clientes. En mi caso particular, algún cliente me llegó a enviar una felicitación por correo electrónico. Por mi trabajo y escaso tiempo, no era una actividad que realizara nunca, y creo que tampoco me correspondía hacerla. En cierta Navidad, hace pocos años, se pidió a una compañera de diseño la elaboración y inserción en nuestra página web de una felicitación ( y no tarjeta propiamente dicho). Ella, conforme a su criterio, puesto que no se le había dado ninguna indicación precisa, diseñó una con un motivo en la que aparecía algo de carácter religioso. Parece obvio. Es algo apropiado para las fechas. No se va a poner un motivo aludiendo a las carreras de cangrejos en las playas arenosas de atolones tropicales. Bien, como mi jefe tiene una fijación obsesiva con esos temas, cuando vió el resultado en la pantalla, montó en una cólera desproporcionada. Se enfureció como pocas veces. Sólo le faltaba echar espumarajos por la boca. Creo que todos los presentes y todos lo que oímos la historia después, seguimos intentando asimilar que pasó por su cabeza. Bociferaba y gritaba como un energúmeno. No recuerdo las palabras exactas, pero venían a decir algo así como que: no toleraba eso, poco menos que era un insulto y una falta de respeto hacia él, que a quién se le había ocurrido tal desfachatez, que lo que el quería era un pequeño detalle , pero que a nadie se le ocurriera poner un motivo como un nacimiento o una figura... Bueno, y no sé que más cosas. Aquello parecía el principio del Apocalipsis. Históricas son las salidas de tono del gerente ante cosas que no merecían tanto derroche de energía. Alguna más contaré que lo demuestra. Desconozco que le veía mal a todo aquel asunto, pero un simple: "no me gusta, pon otra cosa" creo que hubiera sigo suficiente. Al final no sé como acabó todo. Si se puso otra cosa en la página web o se abandonó todo intento posterior. Tal vez uno de nuestros más entusiastas comentaristas, Nashgoul, pueda aclararnos algo ;) En cualquier caso, no se había hecho antes y nunca más se volvió a hacer, y de esta manera, seguimos gozando de descoloridas fiestas invernales hasta que cerró el negocio un par de años más tarde.

2 comentarios:

Claudio dijo...

Saludos,

Estuve presente en la reunión en la que se desautorizó a la compañera que había dedicado tanto tiempo y esfuerzo para realizar un trabajo mucho más que aceptable para lo que se trataba: una felicitación navideña. Y claro, lo que me extrañó bastante fue la actitud de nuestro jefe. Como dice erkemao, si a alguien le encargan una felicitación navideña, no es de extrañar el uso de símbolos religiosos cristianos. Lo contrario sería extraño (por lo menos en nuestra cultura). Pero está claro que con este hombre nunca podías llegar a decir que ya había llegado a tu límite de asombro: siempre había posibilidad de sobrepasarlo.

Hasta la próxima

Erkemao dijo...

Narf, te contesto casi dos años después :P
Las salidas de tono y la agresividad que manifestaba este elemento en algunas situaciones eran excesivamente violentas. Seguramente sea algo personal que él tiene, pero nsosotros como empleados no teníamos porqué saberlo. Las cosas, además se hablan. No hay que montar en cólera. Esa es la diferencia entre un gerente de empresa y un jefucho de tres al cuarto. Otras cosas que sucedieron los años posteriores fueron más brutales y mezquinas. Actualicé los enlaces en este post para que puedan leerse.
Saludos.