Por fin llegamos a la resolución del ciclo que ha llenado las entradas del blog en esta semana. Para mí es un punto clave en toda la historia que estoy contando. La comenté en un post hace algún tiempo. Al leerla se darán cuenta de lo absurdo de muchas cosas. De como la cara se convierte en cruz y lo positivo se convierte en negativo. El yo y su némesis. Si les parecen patéticas algunas declaraciones que hayan oído a lo largo de su vida, esta les servirá para añadirla a la lista. Puede que hasta le den algún galardón.
Como he venido haciendo estos días, intentaré hacer un micro resumen. Lo mejor para llegar a entenderlo, sería leer todo el blog, y por eso, ¡sí tendría que darles un premio! ¡Qué sé hay bastantes lectores que lo han hecho! ;) Si leen los últimos cuatro post, también podrán hacerse una ligera idea :)
Los antecedentes: estuve trabajando en una empresa de informática 8 años. Al principio todo parecía ideal, pero luego... horarios interminables, sueldos de risa, miles de noches sin dormir por ansiedad y nervios, broncas injustificadas, mi jefe escurría el bulto para dejar que los clientes se ensañaran con uno, contratos basura, malas prácticas de todo tipo, humillación a algunos empleados, mentiras, sobre todo muchas mentiras, hasta en lo más estúpido... y un empleado, este servidor que les habla, que en vez de cortar por lo sano mucho tiempo atrás se quedó aguantando y aguantando... consiguiendo que su jefe tuviera un idiota al que poder reventar y echar culpas. Después de anteponer el trabajo a mi vida privada durante los primeros casi 6 años, decidí empezar a ajustarme a los horarios, exigir mejor sueldo, etc... mi jefe pensó: "Rebelión" y eso se paga, con mi jefe... eso se paga. Así llegaron los rumores de vago y las acusaciones de ladrón y las humillaciones y afrentas de todo tipo. Cuando no se tiene respeto por una persona...
Notas aclaratorias: a mi jefe no le gustaba que le dijeran las cosas de sopetón, de forma que no tuviera preparada una salida para "salvarse". Sin embargo sí que le gustaba utilizar esa estrategia con los demás, es decir, aquí te pillo, aquí te mato, y no te doy tiempo para defenderte y además ya me he preparado todas las respuestas posibles. No te digo nada con antelación para que no puedas rebartirme y así siempre me quedo con la última palabra. Por otro lado, en esa época ya era evidente que se quería deshacer de mi departamento. Estaba consiguiendo o prevía conseguir mucho dinero y cada día estaba más chulo e insoportable.
Usábamos los mismo destornilladores eléctricos desde hacía 5 años. No funcionaban porque ya las baterías estaban agotadas o los motores estropeados. Estaban más que amortizados. De hecho, como no nos compraba herramientas, tenía que ir a los clientes con esos destornilladores y para girar los tornillos, lo utilizaba como si fuera manual. Los clientes me veían y se echaban las manos a la cabeza, cuando no se iban a reír a una esquina. Patético.
Ya por la época de este suceso no teníamos material en el coche para arreglar cosas sobre la marcha, aunque siempre quedaban cables viejos, estropeados y olvidados debajo de los asientos.
El viernes anterior: como pringadillo tenía que hacer muchas cosas, entre ellas, llevar el coche al mecánico o limpiarlo. Esta vez me tocó llevarlo a hacer los típicos cambios de aceite, filtros, etc... y alguna cosilla más. Ese día, por raro que parezca, pude salir no mucho más tarde de la hora normal (eso es unas 1 ó 2 horas extras que nunca cobraría) y pude por fin, ir a clase de alemán, después de demasiadas semanas sin asistir, por culpa del trabajo. La furgoneta la recogería mi jefe, supongo que para irse a su casa de la playa. Cuando la dejé en el taller estaba algo cochambrosa porque no tenía tiempo de limpiar, de forma que quedó algo más que suciedad dentro. Y esto último es realmente importante en todo este cuento de fantasía.
Día de los hechos: Después de un fin de semana patético, como todos los míos, debido a la depresión que tenía y lo desilusionado y harto que estaba de todo y del trabajo lo que más... voy a currar. Llego casi a la hora a pesar de las colas y la falta de sueño. La mayoría de mis compañeros ya se encontraban allí. Lo primero que me recibe es la cara de mala hostia de mi jefe. Me "invita" a acompañarlo a la "sala" de reuniones (un espacio acotado por estanterías) . ¡Uy! aquí pasa algo muy grave. El sujeto tenía cara de buscar pelea, sumamente agresiva y pendenciera. Yo no entendía nada, por lo tanto, a escuchar para conseguir más información. En las reuniones casi todo el mundo se ponía lo más lejos posible de mi jefe, no sé si por el olor o por no tenerlo cerca. Bueno, los acólitos siempre se le ponían al lado. Yo también lo hacía. A mí me daba igual, además si me tenía demasiado cerca, le costaría más girar la cabeza para hablarme. Los más lejanos estarían directamente en su campo de visión. Esto, entre otras cosas, servía para bostezar sin que te viera. Sus discursos eran largos, así que sólo citaré dos o tres frases de las que me acuerdo, y que son las importantes. Con muy mala hostia, pero muy mala hostia y un tono muy brusco, me dice: "El pasado día dejaste la furgoneta en el taller"... Erkemao: "Sí, claro, es lo que me dijiste" (uy, ¿qué habrá ocurrido?). Jefe:"Pues te dejaste algo más". Erkemao: "No sé, creo que no había nada dentro". Jefe:"¿Cómo que no?Te dejaste un destornillador eléctrico y un latiguillo (cable) de red". Entorné los ojos y la cabeza como diciendo: no te entiendo, ¿qué me quieres decir?. Mi jefe prosiguió: "No cuidas el material ni la herramienta de la empresa, así desaparecen las cosas". Yo cada vez estaba más aturdido, no estaba nervioso, y la tensión cada vez era menor... sólo pensaba: "esto es de locos". Mi jefe concluyó (con voz elevada y en plan serio, borde, amenazador, chulo, arrogante, zafio, intolerante, estúpido...): "Y para mí eso es lo mismo que robar... porque al que yo coja robando lo echo por la puerta para afuera" Mi mente dejo de funcionar por un instante. Creí oír el primer verso del Bohemian Rhapsody de los Queen: "Is this the real life? Is this just fantasy?". No podía procesar las palabras que me estaba diciendo, no era capaz de llegar a comprender nada... es decir, me estaba llamando ladrón otra vez. Delante de todos mis compañeros y en una acusación tan absurda como ridícula. Había perdido casi 6 años de mi vida entregado a esa empresa (ver post de ayer), viviendo un infierno, sin recibir nada a cambio, sino insultos y humillaciones, y mi jefe me acusaba de un delito bochornoso por dejarme un destornillador que no valía nada y un mísero cable de 30 céntimos en la furgoneta. Después de darlo todo... después de anteponer el trabajo a mi vida... Sí, el mundo se había vuelto completamente loco o todavía estaba dormido y todo era una puta pesadilla. Yo no dejaba de tener la mirada fija en él. Siguió farfullando, vomitando y regurgitando palabras atroces y frases indecentes durante un rato, pero yo no estaba allí, había pasado a otra dimensión. Cuando volví en mí, no tenía rencor, no tenía ansiedad, no tenía temor, sólo tenía ganas de reír. Era todo tan estúpido, tan grotesto, tan ridículo que daban ganas de carcajearse, de desternillarse (nunca mejor dicho) de risa. Vi por un momento las caras de mis compañeros y eran todo un poema. Me mantuve neutro. Por una vez en mi vida, creo que mi faz se volvió inexpresiva, pero por dentro no podía contener las ganas reír y reír. Cuando recuperé la sensación de realidad, mi jefe estaba terminando. Dijo en un plan chulo, con una sonrisa cínica dibujada en su rostro, prepotente, como el tipo duro de película del oeste: ¿Tienes alguna pregunta?"* Simplemente respondí en un tono coloquial, sin resentimiento: "No". Lo formal en estos casos habría sido preguntar: ¿dónde está la cámara oculta? o ¿te drogas?. Pero a mí sólo me salió ese NO. Estaba tranquilo, no me sentía amenazado, de hecho sus palabras dejaron de significar nada para mí. Le había perdido el respeto. Esa persona ya no era un pilar, un guía, un director... se había convertido en un alfeñique, una caricatura rocambolesca simulacro del enojo, un sucedáneo de ser, un ente amorfo insustancial, sin esencia, un borrón en una hoja de papel viejo y arrugado, la representación del sinsentido y el rostro fatuo y difuso de la absurdidad...
*Me viene a la cabeza otra letra de canción: "Soy duro" de la banda de heavy irónico y vacilón Gigatrón (Soy duro, difícil de pelar... no te me pongas chulo... o te voy a machacar. Cuando voy por la calle... la gente se aparta "¡fuera!", y es que soy duro de verdad...). Son las risas.
Como he venido haciendo estos días, intentaré hacer un micro resumen. Lo mejor para llegar a entenderlo, sería leer todo el blog, y por eso, ¡sí tendría que darles un premio! ¡Qué sé hay bastantes lectores que lo han hecho! ;) Si leen los últimos cuatro post, también podrán hacerse una ligera idea :)
Los antecedentes: estuve trabajando en una empresa de informática 8 años. Al principio todo parecía ideal, pero luego... horarios interminables, sueldos de risa, miles de noches sin dormir por ansiedad y nervios, broncas injustificadas, mi jefe escurría el bulto para dejar que los clientes se ensañaran con uno, contratos basura, malas prácticas de todo tipo, humillación a algunos empleados, mentiras, sobre todo muchas mentiras, hasta en lo más estúpido... y un empleado, este servidor que les habla, que en vez de cortar por lo sano mucho tiempo atrás se quedó aguantando y aguantando... consiguiendo que su jefe tuviera un idiota al que poder reventar y echar culpas. Después de anteponer el trabajo a mi vida privada durante los primeros casi 6 años, decidí empezar a ajustarme a los horarios, exigir mejor sueldo, etc... mi jefe pensó: "Rebelión" y eso se paga, con mi jefe... eso se paga. Así llegaron los rumores de vago y las acusaciones de ladrón y las humillaciones y afrentas de todo tipo. Cuando no se tiene respeto por una persona...
Notas aclaratorias: a mi jefe no le gustaba que le dijeran las cosas de sopetón, de forma que no tuviera preparada una salida para "salvarse". Sin embargo sí que le gustaba utilizar esa estrategia con los demás, es decir, aquí te pillo, aquí te mato, y no te doy tiempo para defenderte y además ya me he preparado todas las respuestas posibles. No te digo nada con antelación para que no puedas rebartirme y así siempre me quedo con la última palabra. Por otro lado, en esa época ya era evidente que se quería deshacer de mi departamento. Estaba consiguiendo o prevía conseguir mucho dinero y cada día estaba más chulo e insoportable.
Usábamos los mismo destornilladores eléctricos desde hacía 5 años. No funcionaban porque ya las baterías estaban agotadas o los motores estropeados. Estaban más que amortizados. De hecho, como no nos compraba herramientas, tenía que ir a los clientes con esos destornilladores y para girar los tornillos, lo utilizaba como si fuera manual. Los clientes me veían y se echaban las manos a la cabeza, cuando no se iban a reír a una esquina. Patético.
Ya por la época de este suceso no teníamos material en el coche para arreglar cosas sobre la marcha, aunque siempre quedaban cables viejos, estropeados y olvidados debajo de los asientos.
El viernes anterior: como pringadillo tenía que hacer muchas cosas, entre ellas, llevar el coche al mecánico o limpiarlo. Esta vez me tocó llevarlo a hacer los típicos cambios de aceite, filtros, etc... y alguna cosilla más. Ese día, por raro que parezca, pude salir no mucho más tarde de la hora normal (eso es unas 1 ó 2 horas extras que nunca cobraría) y pude por fin, ir a clase de alemán, después de demasiadas semanas sin asistir, por culpa del trabajo. La furgoneta la recogería mi jefe, supongo que para irse a su casa de la playa. Cuando la dejé en el taller estaba algo cochambrosa porque no tenía tiempo de limpiar, de forma que quedó algo más que suciedad dentro. Y esto último es realmente importante en todo este cuento de fantasía.
Día de los hechos: Después de un fin de semana patético, como todos los míos, debido a la depresión que tenía y lo desilusionado y harto que estaba de todo y del trabajo lo que más... voy a currar. Llego casi a la hora a pesar de las colas y la falta de sueño. La mayoría de mis compañeros ya se encontraban allí. Lo primero que me recibe es la cara de mala hostia de mi jefe. Me "invita" a acompañarlo a la "sala" de reuniones (un espacio acotado por estanterías) . ¡Uy! aquí pasa algo muy grave. El sujeto tenía cara de buscar pelea, sumamente agresiva y pendenciera. Yo no entendía nada, por lo tanto, a escuchar para conseguir más información. En las reuniones casi todo el mundo se ponía lo más lejos posible de mi jefe, no sé si por el olor o por no tenerlo cerca. Bueno, los acólitos siempre se le ponían al lado. Yo también lo hacía. A mí me daba igual, además si me tenía demasiado cerca, le costaría más girar la cabeza para hablarme. Los más lejanos estarían directamente en su campo de visión. Esto, entre otras cosas, servía para bostezar sin que te viera. Sus discursos eran largos, así que sólo citaré dos o tres frases de las que me acuerdo, y que son las importantes. Con muy mala hostia, pero muy mala hostia y un tono muy brusco, me dice: "El pasado día dejaste la furgoneta en el taller"... Erkemao: "Sí, claro, es lo que me dijiste" (uy, ¿qué habrá ocurrido?). Jefe:"Pues te dejaste algo más". Erkemao: "No sé, creo que no había nada dentro". Jefe:"¿Cómo que no?Te dejaste un destornillador eléctrico y un latiguillo (cable) de red". Entorné los ojos y la cabeza como diciendo: no te entiendo, ¿qué me quieres decir?. Mi jefe prosiguió: "No cuidas el material ni la herramienta de la empresa, así desaparecen las cosas". Yo cada vez estaba más aturdido, no estaba nervioso, y la tensión cada vez era menor... sólo pensaba: "esto es de locos". Mi jefe concluyó (con voz elevada y en plan serio, borde, amenazador, chulo, arrogante, zafio, intolerante, estúpido...): "Y para mí eso es lo mismo que robar... porque al que yo coja robando lo echo por la puerta para afuera" Mi mente dejo de funcionar por un instante. Creí oír el primer verso del Bohemian Rhapsody de los Queen: "Is this the real life? Is this just fantasy?". No podía procesar las palabras que me estaba diciendo, no era capaz de llegar a comprender nada... es decir, me estaba llamando ladrón otra vez. Delante de todos mis compañeros y en una acusación tan absurda como ridícula. Había perdido casi 6 años de mi vida entregado a esa empresa (ver post de ayer), viviendo un infierno, sin recibir nada a cambio, sino insultos y humillaciones, y mi jefe me acusaba de un delito bochornoso por dejarme un destornillador que no valía nada y un mísero cable de 30 céntimos en la furgoneta. Después de darlo todo... después de anteponer el trabajo a mi vida... Sí, el mundo se había vuelto completamente loco o todavía estaba dormido y todo era una puta pesadilla. Yo no dejaba de tener la mirada fija en él. Siguió farfullando, vomitando y regurgitando palabras atroces y frases indecentes durante un rato, pero yo no estaba allí, había pasado a otra dimensión. Cuando volví en mí, no tenía rencor, no tenía ansiedad, no tenía temor, sólo tenía ganas de reír. Era todo tan estúpido, tan grotesto, tan ridículo que daban ganas de carcajearse, de desternillarse (nunca mejor dicho) de risa. Vi por un momento las caras de mis compañeros y eran todo un poema. Me mantuve neutro. Por una vez en mi vida, creo que mi faz se volvió inexpresiva, pero por dentro no podía contener las ganas reír y reír. Cuando recuperé la sensación de realidad, mi jefe estaba terminando. Dijo en un plan chulo, con una sonrisa cínica dibujada en su rostro, prepotente, como el tipo duro de película del oeste: ¿Tienes alguna pregunta?"* Simplemente respondí en un tono coloquial, sin resentimiento: "No". Lo formal en estos casos habría sido preguntar: ¿dónde está la cámara oculta? o ¿te drogas?. Pero a mí sólo me salió ese NO. Estaba tranquilo, no me sentía amenazado, de hecho sus palabras dejaron de significar nada para mí. Le había perdido el respeto. Esa persona ya no era un pilar, un guía, un director... se había convertido en un alfeñique, una caricatura rocambolesca simulacro del enojo, un sucedáneo de ser, un ente amorfo insustancial, sin esencia, un borrón en una hoja de papel viejo y arrugado, la representación del sinsentido y el rostro fatuo y difuso de la absurdidad...
*Me viene a la cabeza otra letra de canción: "Soy duro" de la banda de heavy irónico y vacilón Gigatrón (Soy duro, difícil de pelar... no te me pongas chulo... o te voy a machacar. Cuando voy por la calle... la gente se aparta "¡fuera!", y es que soy duro de verdad...). Son las risas.